Un lugar en el que se palpa la historia de Córdoba
Taberna San Miguel (Casa El Pisto). Dirección: Plaza San Miguel, 1. Teléfono: 957 47 01 66. Web: http://www.casaelpisto.com
DESDE una mesa, sobre la que probablemente Julio Romero realizó algún boceto de mujer morena, misteriosa, sensual, cordobesa, se oye una voz desde la cocina recetando ingredientes, cantidades, elaboración… Decidida y segura, no duda, firme y amable, pero marcando con su tono el ritmo de trabajo y la disciplina necesaria en una cocina.
Es Loli Acedo, propietaria hace más de 40 años de esta casa y negocio. Con sus más de 80 años sigue al frente de una cocina que es un referente de la tradición culinaria. Casa El Pisto sabe a Córdoba, a leyendas y notas curiosas, como la superstición del célebre torero Manolete (padre), que nunca llegó a entrar o salir por la puerta principal, sino por la de servicio. Como dice Loli, "cuando un torero decide, se deja llevar por el instinto". Quizás con ello haga referencia a la polémica suspensión del sábado de Finito, a cómo ha vuelto a quedar desierto una vez más el trofeo Manolete, o quizás sólo habla de su forma de cocinar. Una cosa sí deja clara: el que se juega la vida o su negocio es el que decide. Habla la voz de la experiencia.
Esta mujer, de aspecto frágil, ha sido testigo de reuniones que han marcado el rumbo de la sociedad cordobesa desde su cocina. Rompió los convencionalismos de la mujer entregada a las tareas del hogar, se movió en un mundo de hombres, marcó con su sello el sabor de Córdoba, un sabor arriesgado, diferente en todos sus matices, porque ella es diferente, muy diferente; independiente, fuerte, arriesgada; modelo de mujer empresaria. Su mirada podría ser la de cualquier cuadro de la estancia, que refleja la determinación y voluntad de la mujer cordobesa, como bien plasmó Julio Romero de Torres.
Su taberna es un lugar de interés turístico, en el que multitud de personajes políticos, institucionales y celebridades han degustado su famoso rabo de toro.
-Loli, ¿cree que la historia de la casa adereza el plato o pesa aún más su historia?
-Mi historia no es otra que la que yo elegí, trabajar sin conocer el descanso. Eran otros tiempos, la calidad de vida no era un objetivo, mis aspiraciones no eran otras que atender a mi familia y trabajar. Reconozco que con 82 años no es edad para continuar al pie de una cocina, pero no me apetece quedarme en el sofá de casa, como no me apetecía hace 40 años. Así que, si entonces hice lo que quería, por qué no ahora. Llámalo adicción al trabajo, dependencia, miedo a que desaparezca lo que con tanto esfuerzo he creado, pero no olvides que estoy donde quiero estar.
Ante estas palabras, no cabe la menor duda del sabor de su comida: exclusivo, único y que no se encuentra en otro lugar.
-¿Qué cambiaría si volviera atrás en el tiempo? ¿Optaría por la misma vida?
-Jamás olvidaré los momentos aquí vividos, la compañía y apoyo de mi familia, la de mi equipo, la de los clientes. No sé si la palabra elegir es la adecuada, es más bien intuición, dejarse llevar. Nadie me enseñó a construir un negocio, se fue consolidando día a día. Es cierto que es un sector muy sacrificado, como diría cualquier torero, una plaza difícil de torear. Yo decido cuándo y cómo arriesgo. Yo decido cuándo salgo al ruedo.
-¿Qué aporta la Taberna El Pisto a #cometecordoba?
-Historia. Por aquí han pasado personas que han construido, que forman parte de la transición de una época, que han dejado su huella en nuestros platos. Con sus preferencias se diseñó la actual cocina, que es hoy imagen de Córdoba.
Esta casa, germen de tradiciones, anécdotas y leyendas, seguirá aportando un lugar único para tertulias y conocimiento del sabor de Córdoba.
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