La historia a través de fragmentos
El catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Carlos Márquez Moreno, desvela el orden arquitectónico del Templo Romano de la calle Morería a través de una pequeña pieza del Arqueológico
Uno de los mayores retos de un arqueólogo es encontrar una pieza, con muy pocos datos sobre su procedencia y encontrarle todo su sentido, ubicarla en el contexto de la Córdoba de otra época. Es el trabajo que desarrolló el catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Carlos Márquez, junto con su equipo, descubriendo el origen de una de una de las piezas del Museo Arqueológico, una fragmento de una antefija -unas construcciones que se colocaban al final de los tejados a modo de gárgolas- de un antiguo templo romano ubicado en la actual calle Morería. Su historia ha protagonizado la pieza del mes del museo y Márquez se encargó ayer de contar el proceso de catalogación de un fragmento que "sin ser nada estético, guarda verdaderos tesoros".
"Esta pieza estuvo en mi mesa durante dos años y no tenía ni idea de lo que era", reconoció Márquez. Se trata de un trozo de mármol blanco cuyo único dato que aportaba es que había sido encontrado en la calle Morería. El trabajo de investigación comenzó al darse cuenta de que la pieza encontraba muchas similitudes con otra sacada del Foro de Augusto de Roma. En concreto, como ya se ha apuntado antes, pertenecía a una antefija que se colocaba en las terminaciones de los tejados y que medía unos 45 centímetros de alto. "Entonces pensamos que con ese tamaño, debería pertenecer a un edificio colosal y, en la época romana, en Córdoba no había muchos". Curiosamente, por la misma época, unas excavaciones en lo que ahora es la sede del Colegio de Abogados sacaron al descubierto el podium donde se apoyaba el templo. "Ahora sí teníamos certeza de que allí hubo un gran edificio y avanzamos más en la investigación", apuntó Márquez.
Así, de un pequeño trozo de mármol se llega a la existencia de un gran templo, a imagen y semejanza del Foro de Augusto de Roma, ubicado en la calle Morería pero que ocupaba unas cuatro manzanas en pleno centro de la Córdoba romana. En él se desarrollaban las ceremonias oficiales del culto imperial en el contexto de la Córdoba romana. "Para construirlo se tuvieron que derribar casas de personas muy poderosas", dijo Márquez, algo a lo que nadie se opuso porque "era una muestra de poder y una manera de mirar a Roma", explicó Márquez. "Era como dar cuenta de que se estaba de acuerdo con la política de Roma para luego obtener algún reconocimiento", añadió.
La historia contada a través de pequeños fragmentos, como el que ayer se expuso en el Museo Arqueológico -y que contó con una gran presencia de público- pero que ahora se puede contemplar dentro de la exposición Córdoba reflejo de Roma.
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