
Cambio de sentido
Carmen Camacho
Ritual
campo de la verdad
DOCTORES tiene la Iglesia en materia deportiva y no será este que firma sino el que diga amén a las cosas que pasan . Las recalificaciones, sin embargo, sí que son de este negociado. Y el presidente del consejo de administración de la sociedad anónima que es el Córdoba -recordemos, una empresa privada- ya ha dicho que lo que le pide a las instituciones es que le recalifiquen suelo para el proyecto de Ciudad Deportiva. Vuelta la burra al trigo del capitalismo de palco. Oé, oé, oé.
De lo que se sabe del proyecto, el club está mirando un emplazamiento para la creación de unas instalaciones deportivas propias, cosa que está pero que muy bien, que se efectuaría por la vía de adquirir, barato si alguien pica, terrenos de caracterización rústica para pasarlos a cualquier otra categoría, se entiende, de mayor valor. Como los abogados del club -que los tiene y buenos- habrán informado, no es exactamente preciso recalificar un terreno para una instalación de estas características. Pese a que la Junta de Andalucía suele exigirlo (véase el caso de las instalaciones del Círculo de la Amistad en la carretera del aeropuerto), es perfectamente posible en determinados lugares realizar este tipo de infraestructuras por la vía de proyectos de actuación. Para que lo entiendan, un campo de fútbol no deja de ser campo.
Como quiera que lo que parece buscarse es ampliar el activo del Cordoba CF SAD, da la impresión de que se busca una operación que permita ampliar el valor del suelo mediante lo que se llama usos coadyuvantes. Seco el mercado residencial (recalificar como urbanizable sería en estos momentos un disparate), las alternativas pasan por la hostelería, el ocio, el comercio en un porcentaje limitado, no más del 25% según el Plan General de Ordenación Urbana de la capital, que es la que aporta el mayor número de aficionados, ergo posibles clientes de esas instalaciones. Imagino que estamos hablando, pues, de pasar terreno no urbanizable a equipamiento privado. Cuidado con algunos negocios que no son lo que parecen.
Varias han sido las intentonas, como bien saben, que se conocen en la ciudad de hacer cosas por el estilo. En la etapa de Rafael Gómez, se construyeron las actuales instalaciones de la zona sur del Arenal de la Fuensanta con cierta escandalera por la ausencia absoluta de papeles que afectó a su construcción. Que se sepa, nunca se ha procedido a su legalización definitiva y, desde 2008, lo que ha habido son permisos prorrogables. El contrato de cesión de la Ciudad Deportiva al Córdoba CF por una cantidad simbólica vence, al parecer, en el año 2014. En la etapa de José Miguel Salinas, y tras no pocas negociaciones, el Consistorio cedió unos terrenos en las Quemadas para unas instalaciones de este tipo que Urbanismo acaba de reingresar en su patrimonio por la ausencia de interés de los nuevos rectores de la sociedad anónima en su desarrollo. No basta suelo. Lo que se busca es un terreno determinado.
El rumor dice que se ha visto el matadero de Iccosa, mala ubicación dentro de las malas porque se encuentra dentro del plan de Medina Azahara. Hay emplazamientos alternativos tanto en la capital como en municipios adyacentes que, obviamente, quedan fuera del ámbito municipal de actuación.
Sorprende que el presidente del Córdoba diga que lo único que le pide a las instituciones es una recalificación. Con el actual gobierno, que le dedica todo tipo de piropos (es broma), se firmó un protocolo de intenciones altamente beneficioso para los intereses de la sociedad anónima. El PP, además de concederle el uso del estadio en el que se han enterrado millones de dinero de los impuestos de todos (vean la quiebra de Procórdoba), le facilitó la explotación del edificio inacabado de preferencia (salvo la parte ocupada por el Consistorio), locales y derechos de imagen varios, por ejemplo, que le permitirían renombrar el estadio. Dicho documento tendría que haber sido ratificado tras la superación del concurso de acreedores, decisión que no parece estar en agenda. La mejor vía de ingresos de la empresa hoy no está en la recalificación sino en sacarle todo el jugo, que es mucho, a las instalaciones de la que es inquilino preferente.
En realidad, no me gusta un pelo la actual legislación deportiva. Los equipos de fútbol son, para lo que quieren, club y, para lo que les conviene, empresa. Hay casos más que de sobra en el panorama español en los que se han utilizado los sentimientos, el intangible que el deporte proporciona, para pegar unos pelotazos de padre y muy señor mío. Y chitón, que las criaturitas quieren ver partidos de fútbol los domingos.
El presidente de la sociedad anónima está actuando en su condición de inversor en una iniciativa privada. Debe acostumbrarse a que se le trate como tal. Con el mismo escrutinio que cualquier entidad mercantil que le dice a la ciudad que quiere llevar a cabo una iniciativa, se entiende, con ánimo de lucro. ¿Recalificar suelo? Si cumple con la ley y las buenas costumbres, si es bueno para la sociedad anónima y para la ciudad, si va a crear empleo, estupendo. Sólo una pregunta para que conste. Si una empresa no tiene dinero para financiar su proyecto, caso del Córdoba SAD, ¿quién es el responsable último y beneficiario de la operación?
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