La vida vuelve a San Agustín
El administrador apostólico de la Diócesis, Juan José Asenjo, preside junto a 16 sacerdotes la solemne ceremonia de apertura de un templo que ha estado cerrado al culto alrededor de un cuarto de siglo
Desde Rejas de Don Gome ya se escuchaba la campana de San Agustín anunciando un acontecimiento gozoso para el barrio: la reapertura de su iglesia tras 25 años de puertas cerradas. En la plaza, un ambiente distinto anunciaba que algo había cambiado, que esta zona del Casco Histórico ha recuperado su seña de identidad más valiosa. Como dijo el prior de la comunidad dominica, Miguel Ángel Vilches, al inicio de la misa, "este sueño hecho realidad" de la restauración del templo era el único asunto del que se hablaba en el barrio en los últimos días. "Han reventado las campanas anunciado a la ciudad este acontecimiento", dijo, y la ciudad respondió llenando las naves en una tarde muy calurosa.
Los asistentes a la ceremonia religiosa, que estuvo presidida por el administrador apostólico, Juan José Asenjo, no dejaron de mirar todos los detalles que ofrecía la reluciente iglesia, en donde la Junta ha destinado 3,6 millones de euros. Tras maravillarse con la Inmaculada que recibe al visitante en el sotocoro, la vista se perdía entre la serie de óleos de los mártires de Córdoba, de la vida de San Agustín, de las escenas bíblicas que completan el programa iconográfico que diseñara el agustino fray Pedro de Góngora. Reluciente está también la inscripción que recuerda los daños que causaron los franceses cuando convirtieron el templo en una cuadra en tiempos de "Iosephus Napoleon, hispaniarum invasor".
No sólo los vecinos del barrio, sino los cordobeses de cierta edad que conocieron esta iglesia en todo su esplendor hacían ejercicios de memoria comparando lo que tenían ante los ojos con el recuerdo que conservaban. Buscaban a Santa Rita y Santa Rita no ha sido puesta todavía al culto. En cambio, sí están ya en sus altares San Agustín, Santa Mónica, Santo Domingo de Guzmán, Santa Catalina de Siena, San Isidro y Santa María de la Cabeza, su mujer.
En la ceremonia religiosa, el gesto distintivo fue la bendición de los muros con agua bendita por parte de Asenjo. Como el templo no llegó a estar desacralizado en el largo periodo de cierre no fue necesaria la consagración del mismo. La misa de ayer, que fue concelebrada por 16 sacerdotes, se hizo coincidir con la fecha del 7 de octubre por ser el día de la Virgen del Rosario, ante cuyo altar se cantó la Salve como fin de la ceremonia.
Terminado el acto, los numerosos asistentes al mismo se desperdigaron por las naves para poder admirar los detalles que han salido a la luz gracias a la restauración realizada por la Consejería de Cultura. A partir de hoy, San Agustín quedará abierto permanente al público al tener culto todos los días.
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