Paraguas y velas contra el aborto
Protesta Al acto asistieron numerosas familias y jóvenes
Más de 300 personas acuden al Encuentro en defensa por la vida en la plaza de Capuchinos y reclaman la paralización de la reforma de la ley de la interrupción del embarazo, que ya ha aprobado la Cámara Baja
Santiago Muñoz tiene 19 años, estudia Derecho y considera que "la mayoría de los aspectos" incluidos en la ampliación de la ley del aborto, que ya ha aprobado el Congreso de los Diputados y que espera el visto bueno del Senado, "están distorsionados y no se han desarrollado de una forma completa". Con estos argumentos, este joven acudió ayer al Encuentro en defensa por la vida, que se celebró en la plaza de Capuchinos y congregó a más de 300 personas. Un acto, en el que los paraguas y las velas que portaron cada uno de los asistentes tuvieron protagonismo y dejaron, sin duda, una estampa singular de Capuchinos. También dejaron huella y levantaron muchos aplausos las intervenciones de los representantes de todos los colectivos y las canciones que se interpretaron desde la entrada del Convento del Santo Ángel. El discurso entre todos los asistentes fue único y claro: la defensa de la vida.
A pesar de la lluvia que cayó a última hora de la tarde, el ánimo no decayó entre los convocantes. Entre ellos, Mariví Palop, una de las integrantes de la plataforma Córdoba por el derecho a la vida. Con este acto, explicó, "queremos que se vote no a la ampliación de la ley". "Queremos que se ayude a la mujer embarazada y también que el Gobierno deje a los padres elegir la educación que quieren para sus hijos y que no se interponga en ello", incidió y añadió que "el aborto es un delito, no un derecho". Palop aseguró también que "matar no se puede llamar derecho". Para esta manifestante, una de las claves del acto es que logró reunir a 40 asociaciones diferentes que representan a 5.000 personas. "Se han unido cristianos, católicos, evangelistas, mahometanos y agnósticos", matizó.
José Antonio Soler pertenece al Foro Erasmo y tampoco dudó en acudir al encuentro en Capuchinos. "No podemos perder los valores cristianos", sentenció, al tiempo que mostró su rechazo a la ampliación de la normativa de la interrupción del embarazo. El principal cambio de la ley es que las menores de 16 y 17 años tendrán que informar al menos a uno de sus padres o a su tutor, salvo en caso de violencia intrafamiliar, amenazas, coacciones o malos tratos. La nueva ley incorpora también la objeción de conciencia para los médicos, un aspecto que el anteproyecto de la normativa había dejado al margen. Los profesionales sanitarios directamente implicados podrán objetar de forma individual y por escrito. Soler incidió en que "no podemos disponer de la vida de nadie" y restó importancia a quienes critican sus argumentos porque "tenemos nuestros principios".
El acto también contó con la presencia de gente no vinculada a ninguna asociación, pero contraria a la propuesta, como Cristina García, quien asistió de "manera individual", al entender que "hay que apoyar a la familia y al concebido y no nacido". Ante la reforma que continúa con su trámite parlamentario, García aseguró que el aborto "no se puede convertir en un derecho".
"Defendemos lo más natural del mundo: el derecho a la vida, el más importante del mundo", sentenció Ángela Soria, miembro de la Asociación Presencia Cristiana, colectivo adherido a la plataforma.
El portavoz del Foro Andaluz de la Familia, Federico Díe, también estuvo presente y mostró su rechazo al aborto, al que tildó de "lacra y fracaso social, que se tiene que erradicar".
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