La primavera renace en Santo Domingo
Unas 8.000 personas llegan al santuario de Scala Coeli en un mañana marcada por el buen tiempo y el colorido de las 18 carrozas preparadas para la ocasión por colectivos y peñas
Ni los romeros más antiguos, aquéllos que han subido al santuario de Scala Coeli de todas las formas posibles, recordaban una celebración de Santo Domingo tan tardía como la de ayer, en 8 de mayo. Ni siquiera la popular copla que compuso Ramón Medina en honor a esta cita del calendario festivo cordobés contempla la posibilidad de que ésta se desarrollara en mayo en lugar de hacerlo el último domingo de abril -"Caminito de Santo Domingo te vi una mañana florida de abril", dice en una de sus estrofas-. Menos mal que ha sido así, porque de haberse celebrado la romería en su fecha habitual no habría contado con el esplendor de ayer. Sol sobre color añil y sólo pequeñas y dispersas marañas de nubes que, más que atemorizar a los romeros con una hipotética lluvia, sirvió para regalar alguna que otra sombra en esas horas en las que el termómetro pasaba levemente de los 30 grados.
La primavera renació ayer en este bello paraje de la Sierra cordobesa para que los romeros disfrutaran con la primera de sus romerías, la que precede a la de la Virgen de Linares y la que, salvando su presencia en la Batalla de las Flores, da a conocer el colorido de las carrozas que han preparado meses atrás diversos colectivos de la ciudad. Ellos aportaron la nota folclórica a esta celebración religiosa y anuncian con cohetes a la ciudad que van a iniciar su camino hacia el santuario en el que el dominico San Álvaro celebró el que está considerado el primer Vía Crucis de Occidente.
En la avenida de Fuente de la Salud, uno de los muchos puntos de partida de las carrozas antes de partir desde la avenida de la República Argentina tras el estallido de cohetes a las 09:00, hacían tiempo una treintena de romeros antes de llegar al entorno de los Jardines de la Victoria. "Con una copita de anís, claro", decía una de las mujeres ya subidas a la carroza al dar a conocer esa especie de ritual que se desarrolla horas antes de la subida a Scala Coeli. Ayer, pasadas las 08:00, era frecuente encontrarse grupos de hombres vestidos con traje corto y mujeres de faralaes. Todos ellos provistos con bolsas que contenían las viandas "para echar un buen día y disfrutar del campo", apuntó uno de los romeros que salían de la avenida de Barcelona.
Córdoba, tras algunas semanas de lluvia y malos pronósticos para el arranque de mayo, recobró la sonrisa. Dejando atrás el mal trago del tramo final de la Semana Santa y las Cruces de Mayo, Córdoba vivió un gran día de fiesta. Más de 8,000 personas, según la estimación realizada para El Día por fuentes consultadas de la Policía Local, se desplazaron al santuario. Unos lo hicieron subidos en carroza y otros en coche, moto, bicicleta, a caballo y a pie, "que es como hay que hacerlo", precisó uno de los romeros apoyándose en un bastón de peregrino rematado por dos claveles de color rojo y acompañado por algunos amigos. "Rezamos, claro, pero también nos da tiempo para disfrutar de la naturaleza y hablar de nuestras cosas", puntualizó justo a medio camino de un trayecto que ronda los ocho kilómetros desde el centro urbano.
Una vez en el santuario, y puntualmente a las 12:00 del mediodía, empezaron a sonar las campanas que apuntaban a la celebración de la misa de romeros, una ceremonia religiosa que ofició el canónigo Miguel Castillejo y a la que acudieron numerosos cordobeses hasta abarrotar el templo que preside el santo dominico. Fuera, música, baile y preparación de centenares de peroles aprovechando cualquier rincón de este punto de la Sierra. No faltaron las sevillanas ni tampoco, como es lógico, las tradicionales coplas Cordobesita y Caminito de Santo Domingo, así como esa infinidad de detalles que van ligados a esta festividad.
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