La cara factura de "jugar a ganador"
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"El año pasado, cada empate fuera era un éxito", recalca Berges · El técnico sabe que "tenemos nivel para mucho más", pero el equipo no acaba de dar la talla a domicilio

Al Córdoba ya lo conocen y los rivales saben "cómo meternos mano", según Patiño. El CCF agotó la vitola de equipo sorpresa la temporada pasada: los contrarios dificultan su fútbol de toque, que sólo fluye en los compromisos en casa. Ya fue así en la campaña de la consagración, con Paco Jémez como responsable, y hay continuidad con Rafa Berges... en todos los sentidos. En los buenos y en los malos. No obstante, el conjunto blanquiverde se mantiene invicto en la Liga 12-13: ha cosechado sendos empates a domicilio (0-0 en Murcia y 1-1 en Lugo el pasado sábado) y despachó al Racing de Santander en El Arcángel (2-0). La media inglesa le da para mantenerse en la zona alta de la tabla con sus cinco puntos, pero el Elche -próximo adversario el domingo al mediodía, así como dos o tres días después en la Copa del Rey- y el Almería han metido la directa con sus plenos: nueve de nueve.
La exigencia del ascenso es brutal. Y se incrementa con los ecos del campeonato anterior. "El año pasado, cada empate fuera era un éxito. Ahora tenemos que estar con las ideas claras porque somos ambiciosos. Jugar a ganador es muy complicado. He dejado el vestuario triste porque estuvimos debajo de nuestro nivel. Debemos correr más que el rival, y después la calidad decide", manifestó Berges en la sala de prensa del Ángel Carro. El entrenador blanquiverde no tuvo reparos en admitir que "hemos estado jugando por debajo del Lugo, hemos tenido fortuna y nos hemos llevado un empate". "Hemos intentado todo lo posible y lo imposible. Nos llevamos un empate, pero no estamos contentos de la forma en la que hemos estado hoy -por el sábado-. Tenemos que hacer autocrítica y no nos podemos conformar con esto. Tenemos nivel para mucho más", insistió.
Berges había pedido en la previa "ir a por el partido", competir y buscar el triunfo "desde el minuto 1". Pero al Córdoba le costó horrores. Al pie del autocar, antes de iniciar el viaje de regreso -la expedición llegó sobre las ocho de la mañana, harta de carretera-, Alberto García confesó que "no hemos estado a nuestro mejor nivel. El equipo no ha hecho un partido fluido. Nos ha costado mucho entrar en el juego; sobre todo, en la primera parte no nos hemos sabido adaptar a las condiciones del viento ni al clima. No es por poner excusas, sino que no hemos sabido adaptarnos. Un equipo profesional tiene que saber adaptarse, nosotros tenemos que saber adaptarnos y no hemos sabido adaptarnos, no hemos sabido contrarrestar lo que el Lugo estaba planteando. Hemos estado muy espesos con y sin balón, y tampoco hay mucho más que añadir. Me quedo con la capacidad de reacción, con la capacidad de competir. Me he encontrado muy pocas situaciones con el Córdoba de llevarme un punto de esta manera".
Ahí estaba la autocrítica que había reclamado el técnico minutos antes. No podía ser de otra manera, porque el Córdoba había atrapado un punto tras una actuación mediocre. Sin embargo, en el vestuario entienden que las tablas en un duelo muy complicado merecen ser valoradas en su justa medida. "La exigencia es imprescindible en esta vida, pero siempre con sentido y sabiendo quiénes somos", argumentó en Twitter López Garai, secundando las palabras de Tena ("el punto que hemos conseguido es muy positivo bajo mi punto de vista, son 42 jornadas y hay partidos malos") o Abel Gómez ("punto importante en un partido que se puso muy difícil y en uno de los campos mas complicados de la categoría").
Lo cierto es que Berges acabó muy enfadado con el rendimiento de los suyos y el presidente, Carlos González, se llevó otra decepción. Como en la Nueva Condomina, dos semanas antes. "Me da esperanza que no estando bien hemos conseguido puntuar en un campo muy difícil", declaró el empresario tinerfeño, sosegado públicamente, en Canal Sur Radio.
A González no le gustó el papel en tierras gallegas de un Córdoba llamado a pelear con los mejores de la categoría. Con esa imagen será complicado seguir la rueda de los gallitos. Con Alberto García salvando los muebles una vez más. Con Gaspar y especialmente Tena -el de Almazora fue sustituido por Fede Vico a falta de media hora- haciendo aguas en el eje de la defensa. Con López Garai y Abel Gómez sometidos en el círculo central por el triángulo formado por Pita, Seoane y un Héctor Font superlativo. Con Pedro y López Silva carentes de "chispa", como reconoció Berges ante los periodistas. Por no hablar de Dubarbier, paradigma de un bloque bloqueado -valga la redundancia- y que fue sacrificado en beneficio de Pepe Díaz en el minuto 36, apenas cuatro después de ser amonestado por protestar. Abel también pagó sus desaires al árbitro con una amarilla. El gol de Patiño templó los nervios, pero están avisados: para pelear por subir a Primera hace falta algo más, fundamentalmente en los desplazamientos.
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