Acciari: "Hay que morir y reventarlos"

CÓRDOBA CF · ENTREVISTA

El pivote reitera su compromiso con el club que apostó por él tras superar su grave lesión · No mira más allá del Numancia

Acciari: "Hay que morir y reventarlos"
Acciari: "Hay que morir y reventarlos"

Nació en Argentina y tiene pasaporte italiano. Casi nada. Fútbol en estado puro. Al principio de la campaña, cuando su nombre sonaba poco, José Luis Acciari avisó de que ya llegaría su momento. Qué razón tenía. En Albacete anotó el único gol de un partido crucial. Fue su primer tanto con el Córdoba y, pese a que estaba deseando que llegara ese instante para dedicárselo a su futuro hijo –su mujer está embarazada de cinco meses–, la emoción le hizo marcharse al córner más cercano, brincando hasta recibir el abrazo de sus compañeros. El mediocentro está cedido y tiene contrato con el Murcia, que acaba de bajar a Segunda, hasta 2009 –debe soltar lastre, ya que tiene a 34 jugadores en nómina–. Vive la actualidad de forma obsesiva, con los cinco sentidos puestos en el Numancia, sin querer mirar más allá. Aunque, a la hora de despedirse, deja un guiño: “Ya tengo un niño de tres años y es murciano; espero que el próximo sea cordobés”. Si el equipo se salva, será por tipos como él.

–Dígame la verdad. ¿Su gol fue con el alma, con el pecho o con el brazo?

–Seguro que con el alma. Cuando vi que Pablo remató, yo sabía que el arquero iba a despejar la pelota, así que me tiré con todo. Por suerte, me rebotó y pude marcar. Fue con el hombro, el brazo... Por esa zona. Lo importante es que entró.

–Marca pocos goles, pero es selectivo. No podía haber elegido un momento más oportuno.

–El gol fue en un momento importante. Cuando llegamos al estadio del Albacete nos estaban esperando nuestros aficionados, y fue una emoción ver a toda esa gente esperándonos. La victoria fue para ellos. Era mi primer gol con el Córdoba, y tenía muchas ganas de hacerlo. Y era un resultado importantísimo de cara a nuestro futuro.

–El cordobesismo ya conoce al auténtico Acciari. ¿Qué queda de aquel joven centrocampista que dio el salto desde Argentina?

–Ahora tengo más experiencia, más saber estar en el terreno de juego. Juego más en equipo, pensando en mis compañeros y en lo que se juega el club a nivel de gente y sentimientos. Cuando uno es joven piensa únicamente en él, y ahora piensa en muchas cosas más.

–Mi primera imagen nítida de usted es la de su cara desencajada tras conectar un cabezazo inapelable contra el Levante, el día que el Murcia ascendió a Primera en 2003. ¿Se acuerda?

–Son momentos imborrables, únicos. Pero son recuerdos. Y a mí no me gusta vivir de los recuerdos, sino del presente. Con el Córdoba estamos peleando por mantenernos. Todavía nos falta dar un paso importante, pero estamos en el camino de la ilusión y la pelea.

–Explíqueme lo que se siente al competir contra los mejores.

–Es un orgullo competir contra los mejores del fútbol español, del fútbol mundial. Cuando uno está ahí, es lindo mantenerse.

–Y descríbame esa situación, esa estampa en un campo determinado que no olvidará.

–Me impactó mucho el Bernabéu. Es un recuerdo muy bueno. Pero cada partido que juegue, tanto en Segunda, en Primera, en Argentina o en cualquier parte del mundo, lo tomo de la misma forma. Todos los partidos son especiales, porque defiendes una camiseta con un escudo y se merece todo mi respeto.

–En 2004 se frustró su fichaje por el Deportivo. ¿Es una de las mayores decepciones de su carrera?

–Lo tomo como un orgullo. Lo tenía todo arreglado con ese equipo, que era el Superdepor y estaba en Champions. Ya había firmado el contrato con el Depor, pero el Murcia no me quiso vender. Fue un orgullo que ese equipo me quisiera, y también que con el paso del tiempo sintiera que la gente de Murcia me quería a toda costa en su equipo. Es un orgullo que la gente te quiera tanto. Me lo tomo como una experiencia más. Hay que vivir del presente, y mi presente es el Córdoba.

–¿Cuánto valía Acciari en aquella época?

–Tenía cuatro años menos, ahora tengo 29. Y no tengo duda: este Acciari es más completo que aquél.

–Luego se asentó en Segunda. Usted sabe de qué va esto.

–Ya llevo siete temporadas en España y estoy muy identificado con el fútbol español. Ya todo el mundo de la categoría me conoce.

–Y llegó la grave lesión de rodilla. No poder oler el césped es lo peor que le puede pasar a un futbolista, ¿verdad?

–Seguro. Lo más feo del fútbol son las lesiones, de eso no tengo ninguna duda. Pero yo digo que son pruebas que el de arriba te da, y hay que superarlas. Hay que ser fuerte, levantarse, entrenarse y tratar de superarlo. Cuando uno se supera y pasa esa dificultad, está mucho más fuerte que lo que estaba antes.

–El Murcia ascendió la pasada temporada y a usted le abrieron la puerta. ¿Sólo le llamó el Córdoba?

–Me llamaron varios equipos, pero el Córdoba me había llamado antes de jugar los partidos con el Huesca. Vinieron varios equipos con ex técnicos míos y me pidieron, pero ya le había dado la palabra a Emilio. Y para mí la palabra es fundamental.

–La mejor forma de agradecer la confianza depositada en uno es darlo todo en el campo...

–Lo vengo diciendo en la prensa. Al Córdoba le estoy agradecido y se lo quería devolver dentro del campo de juego, pero antes no podía porque no me dejaban. Ahora estoy jugando y lo mínimo que tengo que darle es el máximo de entrega y compromiso, porque el club confió en mí en un momento difícil.

–Sin embargo, a veces el sudor no es suficiente. ¿Por qué ha llegado el Córdoba a una situación tan dramática en una campaña que prometía?

–El fútbol son momentos. La temporada es muy larga y ha habido momentos buenos o muy buenos, malos o muy malos y regulares. Ahora estamos pasando por esta situación y no hay que lamentarse. Hay que vivir del presente, y el presente dice que estaremos peleando por mantenernos seguramente hasta el final. Hay que ser fuertes mentalmente y físicamente, y tratar de superar este problema.

–Al menos, los dos últimos triunfos les han devuelto la vida. El equipo ha sacado fuerzas de donde no parecía haberlas...

–Fueron dos victorias importantes que nos permiten seguir ilusionados, pero todavía no logramos nada. La verdadera final la tenemos el domingo en casa contra el Numancia, y ese partido va a ser clave. No tenemos que pensar más allá de ese partido, porque esos tres puntos van a ser muy difíciles. Ellos vienen ascendidos, sueltos, y nadie nos va a regalar nada. Que lo sepan todos: va a ser un partido duro, difícil. Con el apoyo de nuestra gente y todos nosotros tenemos que sacar este partido.

–Quien piense que el Córdoba ya se ha salvado no tiene ni idea.

–Ahora viene lo más difícil: estos partidos. Hay que pensar sólo en el Numancia, y hacerle sentir desde el primer minuto que nosotros nos estamos jugando la vida y ellos no. Tenemos que morir por cada pelota dividida, y hacerle sentir a ese equipo que nosotros vamos a morir dentro del terreno de juego. Hay que morir y reventarlos.

–El domingo escuché “¡Que bote El Arcángel!”. Y estábamos en el Carlos Belmonte. ¿Qué me dice de la afición?

–La afición es impresionante. El otro día en Albacete, cuando llegamos en el autobús y vimos toda la gente que había allí, la verdad es que se nos puso la piel de gallina. Entre nosotros dijimos que el partido no se nos podía escapar.

–¿Se quedará por ellos? ¿Se quedará por usted? En definitiva, ¿se quedará?

–Estoy pensando en el final de temporada. Después, lo que tenga que pasar, pasará. Estoy muy comprometido con lo que va a pasar en estos partidos. Estoy muy feliz en la ciudad, con el Córdoba, con mis compañeros, con el cuerpo técnico... Estoy muy cómodo y muy contento, pero todo pasa por el partido del domingo. Tenemos que dejar lo personal al margen porque estamos jugando final tras final, y hay que pensar sólo en eso.

–Gracias por contagiar su espíritu ganador.

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