González se distancia de la batalla
El presidente escenifica su alejamiento de la pelea con el anterior consejo "porque el CCF no está inmerso en ningún proceso"

Carlos González escenificó su distanciamiento del conflicto institucional que ha explotado en el CCF. El presidente expuso, presentó la situación y se apartó como si con él no fuera la cosa, dejando sobre la mesa la batalla abierta entre el anterior consejo de administración y el actual a cuenta del informe de los administradores concursales. El dueño del club se limitó constatar la declaración de culpabilidad sobre la anterior gestión de la sociedad y se echó a un lado, situándose como testigo mudo de una escena en la que él -aunque le pese- tiene un papel protagonista.
Después de un mes de silencio total y de abstracción a las filtraciones del informe concursal, ayer sí decidió salir a escena, organizando apresuradamente una rueda de prensa en la que dio el visto bueno a todos los detalles que interesadamente se han ido dejando caer en las últimas semanas. "Hemos estado callados porque entendíamos que era lo mejor para la entidad, ya que hasta que no conociéramos el informe concursal no teníamos mucho que decir", indicó al comienzo de su alocución. Ahora que el documento ya es público para ambas partes -pese a que está en la calle desde hace semanas- sí quiso hablar, en una cuidada puesta en escena en la que, no sin elegancia, se encargó de echar más leña al fuego a la guerra abierta en el CCF.
González fue hábil en las formas y en las palabras, y dejó claro que "a propuesta de la administración concursal y del ministerio fiscal" se ha declarado culpables a los miembros del anterior consejo de administración, a los que "en concepto de daños y perjuicios" se les exige "una responsabilidad económica y una inhabilitación de entre dos y cuatro años". Todos los hechos "ocurrieron en la anterior etapa del CCF", incidió más de una vez, algo cierto pero que a él no debería serle ajeno como comprador de una sociedad que, según el informe, fue llevada al concurso de acreedores por la mala gestión de los que se la vendieron.
El presidente enunció los dos motivos que han llevado a los administradores a declarar culpable la anterior gestión. "Primero, por el incumplimiento y la falta de ejecución de los acuerdos sociales del 17-12-2009 y 18-11-2010, y la propuesta del 13-03-2011, cuyas faltas han provocado un perjuicio a la sociedad por un importe de 3.420.424 euros. Segundo, la eliminación del crédito a cargo del accionista mayoritario, beneficiario del crédito fiscal contabilizado por la sociedad, lo cual ha infligido un daño a la sociedad de 2.429.217 euros". González defendió la presunción de inocencia de los implicados y lamentó "enormemente" lo ocurrido, al tiempo que indicó que "sólo queda esperar que el juez inicie el juicio y emita un veredicto que, por el bien de los anteriores miembros del consejo, esperemos que sea inocente". "Tengo una magnífica relación con alguno de ellos y me entristece enormemente que alguno de esos señores que me han ayudado mucho este año estén en esta relación", argumentó.
A partir de ahí, González se desligó por completo del proceso judicial que se va a abrir a partir de ahora, y también quiso apartar al CCF de un caso en el que es parte implicada. "La sociedad no esta inmersa en ningún proceso. Los implicados son los anteriores miembros del consejo de administración. El CCF no está en ningún proceso", insistió, porque esa suma de 5,9 millones de euros se entiende como deuda de Prasa y los consejeros con el club, que es en un 99% propiedad del empresario tinerfeño afincado en Madrid. Pese a la relación tan estrecha que vincula las tres partes, el dueño de la entidad se esforzó por poner distancia insistiendo en que "esto es un concurso de acreedores sobre el CCF y se hace sobre la gestión del consejo anterior. No hace mención a nada más y no tiene nada que ver con la compraventa del club".
Así, el presidente desligó por completo toda esta actuación del traspaso accionarial y de las acusaciones que desde el anterior consejo se han realizado acerca de su interés ante una posible falta de solvencia. "No puedo tomar ninguna decisión que perjudique al CCF. Me veo en la obligación de tomar las medidas para no perjudicar al club ni a los accionistas minoritarios", dijo, colocándose en un rol de afectado por una situación que, aparentemente, le es ajena.
Pese a esa postura, González echó leña a la hoguera con un par de detalles. Primero anunció la interposición hace tres meses de una demanda contra Prasa por una cuantía de 400.000 euros por no haber pagado los abonos y la publicidad de los tres últimos años. Luego invitó "con cariño" a los anteriores consejeros a que se defiendan "en los juzgados, que están para hacer esas declaraciones". "En lugar de en los medios les invitaría a que se acerquen a los tribunales y que a título individual pongan la demanda correspondiente, que nosotros ya nos defenderemos con los argumentos que tengamos", dijo, recordando que "el caso es el caso y el hecho es el hecho".
El presidente tiró de ironía al "agradecer al anterior consejo lo bien que lo hizo para que el CCF estuviera tan bien. Agradezco que me hayan facilitado la tarea para que sólo haya tenido que seguir la horma de su gestión", refrendando que lo que se juzga "no una cuestión de cuantía, sino de gestión".
Para acabar, González tiñó de rosa sus relaciones institucionales, como la que mantiene con el Ayuntamiento. "Es magnífica y estupenda, como estaba", dijo, aunque desde Capitulares tienen opiniones bien distintas. Tampoco son las mejores en la Diputación o con Cajasur, con la que rompió un patrocinio que duraba lustros, y aunque su relación con la ciudad y muchas de sus fuerzas vivas son tensas, lanzó un guiño al señalar que "la ciudad quiere a este club y lo sentimos así". Porque para González todo va bien en una lucha abierta que, según él, ni le va ni le viene, aunque seguramente le tiene reservado en un futuro muy cercano un papel protagonista.
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