Alzaremos juntos la voz (2-0)
Córdoba - Real Madrid Castilla
Empujado por una afición que ya ha entendido el mensaje, el CCF vuelve a ganar en casa y mantiene sus opciones de pelear por el ascenso. De menos a más, el equipo acabó mordiendo.

La unión hace la fuerza. Y el CCF, de la mano de su afición, es prácticamente invencible. Sobre todo si firma actuaciones tan sobrias y redondas como la de ayer ante el filial del Real Madrid. Aunque en la primera mitad faltara algo más de punch arriba, la seguridad en la parcela propia minimizó al rival, algo que terminó de confirmarse en el segundo acto. El gol de Pinillos, en un regalo del meta blanco, y la rápida sentencia de Pedro en una contra de manual, de las que deberían ponerse en los vídeos de las escuelas de fútbol, dibujaron el mejor escenario posible para un equipo que por fin dio un paso al frente, aparcó la idea de meter el culo en su área y apostó por defender su ventaja con el balón, la manera más fiable de no pasar apuros. De esta manera, selló su mejor partido en mucho tiempo, quizás de la temporada, aunque no supiera remachar una goleada en los minutos finales. Algo que llega justo en la fase más determinante del curso para mantenerse con vida en la lucha por un play off que ahora es cosa de siete equipos y que los blanquiverdes deberán agarrar en las dos próximas semanas. Eso sí, pase lo que pase en Huelva, nada se decidirá hasta el mismo epílogo, esa cita a vida o muerte con el Mallorca con la que la liga bajará el telón ya en junio.
La puesta en escena del CCF no fue del todo mala, aunque tampoco terminaba convencer. El equipo quería mandar, normalmente con balón, a un Castilla que en la lucha que tiene por evitar la caída al pozo de la Segunda B optó por mirar más hacia atrás que hacia delante. Con los laterales abiertos y Abel o Luso pidiendo el balón casi en su propia área, los blanquiverdes se veían cómodos, sabedores de que tarde o temprano llegaría su oportunidad. Lo importante era no dejar espacios, no permitir las contras blancas. Aunque eso obligara a hacer entradas fuera de tiempo como la de Luso a Willian que pilló de espaldas al árbitro. Si corre la pelota, el jugador no puedo correr también es la máxima. Con todo, una transición vertiginosa llevó a Lucas Vázquez, el mejor de los visitantes, al balcón del área, desde donde sacó un disparo manso para Juan Carlos. El susto fue similar al que el Córdoba dio un poco más tarde, tras un fallo en el despeje de Pacheco que López Silva no pudo hacer bueno porque intentó la frivolitéen lugar de la asistencia.

Al duelo le faltaba calidad, pero al contrario que otras veces la afición seguía a lo suyo, animando, dando color a la grada, dando todo el aliento posible. Tan pronto se aplaudía una cabalgada de Luso como una salida de Fran Cruz para despejar el peligro atrás. Una comunión que tomó a Arias López como diana cuando Abel Gómez reclamó voz en grito unas posibles manos de Lucas en el área madridista. El Arcángel estalló como pocas veces se le ha visto y contagió a los suyos. Tanto que Xisco, hasta ese momento perdido entre los centrales en ese trabajo oscuro encomendado por Ferrer, apareció de cara a portería, aunque su disparo, mordido, salió fuera. Fue la última de un primer acto que no hacía imaginar lo que vendría.
Porque el desfondamiento que se había visto en las últimas citas en casa a la salida de vestuarios se borró. Aunque la salida del Castilla fue algo más impetuosa y un par de imprecisiones atrás originaron algún murmullo en la grada, pronto el CCF recuperó su versión más sólida. Ayudó sobremanera el gol de Pinillos, que sigue haciendo méritos para ser un lateral para muchos años, aunque casi habría que apuntárselo a Pacheco, que se la comió por su palo. El primer paso estaba dado. Pero el filial no había dicho su última palabra y, de inmediato, tuvo el empate en un testarazo de Willian al que respondió Juan Carlos con un guantazo notable. Y del 1-1, a la sentencia. Con el Castilla volcado para un córner, entre Uli y López Silva lanzaron una contra calcada a la del gol de Di María en la final de Copa del Rey de este año y facilitaron el segundo a Pedro. El Arcángel estalló de júbilo al ver a los suyos unidos, formando una piña junto a la grada de preferencia. La señal de que lo conseguido era algo muy importante.
Con media hora por delante, el trabajo ofensivo estaba más que hecho ya, y ahora tocaba mantener el tono brillante en tareas defensivas. Ferrer quiso abrochar la victoria con la entrada de López Garai por López Silva que oxigenó al centro del campo. Esta vez no se convirtió en una declaración de intenciones, porque el CCF continuó igual: la defensa en mitad del campo propio, con las líneas muy juntas, apretando al rival, pegando bocaos y robando para salir a la contra con rapidez. Así fue hasta el final, con el mismo dibujo del inicio, cambiando hombre por hombre y de forma obligada por las lesiones de Luso -con la entrada de Pelayo volvió el doble pivote mixto con Abel- y Uli. El partido parecía resuelto, pero aún hubo un par de sustos con las internadas de Lucas Vázquez y los remates, fallidos, de Raúl de Tomás. Aún así, las más claras fueron blanquiverdes: dos remates de Pedro y Pelayo al lateral de la red tras burlar a Pacheco y un contragolpe del alicantino con Xisco que acabó mansamente en las manos del meta. Ya daba igual. La tarea estaba hecha de antes. El CCF vuelve a ganar en casa y el play off está más cerca, aunque aún hay que pelear.
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