Hay que creérselo ya (1-1)
Fútbol
El CCF salda con un empate la visita al primer rival directo, en un partido en el que siempre pareció poder dar un puntito más. Tras una fase agónica, Ghilas tuvo el triunfo en el alargue.

Albert Ferrer lleva tiempo pidiendo a sus jugadores que se quiten de una vez los complejos y empiecen a creerse que son de Primera División. Porque él, que fue jugador de élite, sabe como pocos que la mentalidad es muy importante a la hora de competir. De momento, con ese handicap aún por pulir, el Córdoba está peleando de tú a tú y ya empieza a rascar puntos que cuando haya que echar números deben ser vitales. Así debe catalogarse el empate con el que se saldó el primer derbi andaluz de la temporada, el primer duelo ante un rival directo al que han hecho frente los blanquiverdes en un inicio de campeonato más que exigente. Pero la lectura, pausada, del duelo refleja que el CCF perdió una buena oportunidad para estrenar su casillero de triunfos. Porque sin hacer nada del otro mundo, y aunque en diferentes fases del encuentro estuvo en una situación de agobio por el empuje local, siempre dio la sensación de poder dar un puntito más que hubiera sido determinante. La falta de confianza, ese no creerse aún que está donde los demás, le maniató demasiado y le hizo contentarse con no salir derrotado de un campo en el que este año ya son dos los que han pescao. El cuadro cordobesista es uno de ellos, pero su botín pudo haber sido incluso mayor. Lástima de esa última ocasión del debutante Ghilas ya en el tiempo de descuento para haber convertido su debut en subidón. Con todo, el equipo ya se ha acostumbrado a sumar de continuo y ese es el primer paso para que todo novato se quite sus miedos.
El Almería y el Córdoba han calcado el arranque de temporada. Y en su duelo particular también repitieron sistema e intenciones. Los dos conjuntos salieron con la idea de presionar muy arriba, lo que hizo que el partido se convirtiera en un patapún parribade área a área por parte de los centrales. Nada de juego por la medular, ningún destello de calidad. El único que se salía de la norma era Fede Cartabia. El argentino tiene libertad para estar en un lado o en otro, parta o no desde la derecha a pierna cambiada. Y ese zigzagueo continuo, esa tendencia suya a ocupar otras zonas vuelve loco a cualquier rival, que no sabe por dónde va a aparecer. Su carta de presentación en el Mediterráneo fue un zurdazo desde 25 metros que Rubén sólo pudo atrapar en dos tiempos. Era el minuto 5 y parecía que ese equilibrio no era nada malo para el CCF.
Sin embargo, en el momento en el que el Almería se soltó un poco y apretó, aparecieron los lunares de una zaga parcheada. De lado a lado fue el balón y el 1-0 cayó con Campabadal fuera de sitio y Juan Carlos sorprendido por el remate de Édgar. No había pasado casi nada, pero los locales ya habían sacado tajada. El objetivo ahora pasaba a ser minimizar el tiempo de reacción. Y como si fuera un alumno empollón, Cartabia no desoyó las instrucciones y devolvió el encuentro a su origen poco después. Volver a empezar.
El partido era feísimo y ninguno de los contendientes daba señales de querer dominar. Ida y vuelta de forma continua, pero poca precisión, cabalgadas sin sentido y muy poca sensación de peligro. Con todo, siempre parecía que cuando el balón caía en los blanquiverdes la sensación aumentaba. El problema es que era muy de vez en cuando y así se antojaba difícil. Con todo, Campabadal, con una subida y una mala elección final, y sobre todo Havenaar con un testarazo que no encontró portería, lo intentaron sin éxito. Antes del descanso, Borja García también probó fortuna con un disparo lejano, aunque el que más cerca estuvo del gol fue Soriano con un remate a la remanguillé que salvaron entre Campabadal -pudo cometer penalti- y luego Juan Carlos en dos tiempos.

La salida de los vestuarios dibujó un panorama más negativo para el Córdoba, que se vio obligado a dar dos pasos atrás para defender casi en su parcela. Havenaar ya no facilitaba la salida en largo y el partido parecía que se iba a hacer eterno. El Almería apretaba, sobre todo por el costado de Wellington Silva, que hizo un roto a Crespo, si bien el balón no llegó a la red. No lo hizo por falta de acierto... y por una mano salvadora de Campabadal a un remate de Hemed. Fue un penalti de libro, quizás como otras manos de Dos Santos algo antes y en el área contraria. Antes de que el CCF volviera a dar señales de vida, Hemed falló un control que lo dejaba solo ante Juan Carlos. A partir de ese momento, con los movimientos desde el banquillo, los blanquiverdes consiguieron equilibrar y hasta dominar el choque. Borja García lo intentó con una volea que se fue al limbo justo antes de que Ghilas dejara su primer detalle con un punterazo que no encontró la portería enemiga. El franco-argelino salió para refrescar el ataque, aunque no era un buen momento, pues Cartabia, el hombre que tira del carro cuando toca mirar la portería contraria, ya estaba fundido.
El carrusel de cambios animó el choque, tanto como las lesiones de Campabadal y Crespo que sirvieron para medir la capacidad de sufrimiento de este CCF. Un equipo que se mantuvo en pie ante el acoso local -un cabezazo de Soriano al larguero- hasta esperar su gran ocasión, ya en el descuento. Pero la contra de Rossi no tuvo continuidad en Ghilas por la buena mano de Rubén. Fue la última, la que pudo haber quitado definitivametne los complejos a este equipo.
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