Emperadores del asfalto

XXX Media Maratón de Córdoba

El sevillano Jesús Brenes y la cordobesa Inmaculada Cantero triunfan en el Puente Romano tras una carrera que dominaron de principio a fin 6.000 atletas desafiaron al intenso frío en la fiesta de los populares.

Los atletas inician la carrera desde la avenida Conde Vallellano.
Los atletas inician la carrera desde la avenida Conde Vallellano.
Cisco López / Córdoba

01 de diciembre 2014 - 05:02

La tradición de la Antigua Roma, aún en la era Antes de Cristo, pasaba por celebrar los triunfos de su Imperio con un Arco del Triunfo. Era, así lo entendían ellos, la mejor forma de rendir tributo al héroe, cuya figura quedaba de esta forma íntimamente ligada a la historia. El de Córdoba unía en sus orígenes el Puente Romano con la Vía Augusta, el tramo final que ayer recorrieron los 6.000 atletas que tomaron partido en una espectacular Media Maratón de Córdoba que celebró a lo grande su treinta aniversario y ese nombramiento como Ciudad Europea del Deporte 2014. Eso sí, aunque la prueba tiene ya carácter eminentemente popular, hubo honores a los primeros, el sevillano Jesús Brenes y la cordobesa Inmaculada Cantero. Ellos fueron señalados como emperadores del asfalto tras imponerse con notable superioridad a todos sus rivales en una carrera sin lluvia, pero con mucho frío que el numeroso público congregado a lo largo y ancho del recorrido trató de aliviar a los participantes con sus gritos de apoyo.

La habitual principal vía de entrada al centro de la ciudad se convirtió esta vez en el punto de salida. La Avenida Conde de Vallellano amaneció abarrotada de gente, dando señal de que algo gordo se estaba cociendo. Porque los 6.000 valientes que tuvieron la fortuna de poder conseguir un dorsal se agolpaban con ganas de empezar a quemar los nervios con las primeras zancadas. Porque todos tenían un objetivo en mente, y el de la mayoría no pasaba ni mucho menos por pelear la victoria. Hay muchos más motivos, cada uno escondido en el interior de cada participante.

El de Jesús Brenes sí era ganar. Su reciente coronación como campeón de Andalucía de cross le colocaba en el cajón de favoritos. Y el del Cuevas de Nerja no tardó en refrendarlo. Después de las primeras hostilidades, el fuerte ritmo impuesto por el sevillano y su compañero de equipo Antonio Montero les permitió meter unos metros de ventaja sobre el resto de favoritos. La estrategia de ambos estaba clara: tirar y tirar sin mirar atrás para evitar sustos de última hora. Lo consiguieron, porque ya al ecuador de la prueba, al paso por Cruz Conde, Las Tendillas y Gondomar, su ventaja era de unos 20 segundos.

La subida a El Brillante y la segunda mitad de la carrera variaron poco el panorama por delante, si bien Brenes consiguió dejar por unos instantes a Montero, que reaccionó con todo para devolver la situación original. También sirvió para estirar aún más el grupo perseguidor y hacer la selección definitiva en busca del podio. Parecía difícil que el triunfo se les escapara al Nerja, toda vez que a los dos últimos kilómetros la ventaja de ambos seguía siendo considerable, aunque por detrás el cordobés Bruno Márquez y el granadino Francisco Javier Parejo empezaban a mostrar sus cartas.

Pero poco antes del segundo paso por el Puente de San Rafael, Antonio Montero dijo basta. El ritmo impuesto por su compañero de equipo y el esfuerzo realizado terminaron por hacerle explotar. La pájara fue aprovechada por Brenes para poner rumbo en solitario hacia la línea de meta y cruzar el Puente Romano como el nuevo rey de la Media Maratón de Córdoba. El corredor de Arahal firmó un crono de 1:07.36, el segundo más pobre en el historial de la prueba, pero suficiente para poder inscribir su nombre en el palmarés de la misma.

Mientras Jesús Brenes estaba festejando su victoria sobre el altozano que conduce a la Mezquita, Márquez y Tejero libraban sobre el Guadalquivir un bonito esprint que al final se resolvió a favor del cordobés de Los Califas, que fue segundo con 1:07.44. El granadino del Bikila tuvo que conformarse esta vez con el tercer escalón del podio (1:07.48), toda vez que en la edición de 2013 terminó segundo, por detrás de Pablo López. Cuarto fue Montero, a escasos segundos, aunque en su rostro reflejaba la frustración porque le sobraron apenas un par de kilómetros para haber estado en la pelea por el triunfo.

Quien sí reeditó su victoria de un año antes fue la cordobesa Inmaculada Cantero. La de Los Califas tenía una cuenta pendiente tras una temporada muy dura y no quiso perder mucho tiempo en sacar la rabia acumulada que llevaba dentro para mostrarse como la gran favorita al triunfo. La menuda atleta de Villafranca pronto se colocó en un grupo entre algún compañero de equipo y ya en el ecuador de la prueba aventajaba en más de medio minuto a todas sus rivales.

La otra mitad de la carrera no hizo más que confirmar su insultante dominio, lo que le permitió presentarse en solitario en la línea de meta con un tiempo de 1:20.50. A pesar de que el crono no era tan bueno como el de un año antes -casi dos minutos más-, las lágrimas que no tardaron en regar su rostro reflejaban una satisfacción plena después de un año en el que sólo ella y los que la conocen saben lo que ha vivido.

"La emoción que supone esta carrera es lo que me ha llevado a ganar; es algo increíble", atinaba a decir Cantero, que se convierte en bicampeona de la gran cita del Circuito Provincial de Carreras Populares en la que tantos éxitos ya acumula. Tras la villafranqueña, pero a una distancia más que considerable, entró la sevillana de la EPA Miguel Ríos María Belmonte (1:22.23), que pudo en los metros finales aguantar el acoso de la isleña del Cuevas de Nerja Raquel López.

Antes y después de ellas, el reguero de atletas fue incesante. Todos, con especial hincapié al paralímpico Manuel Garnica y José Antonio Ballesteros, un clásico en silla de ruedas, se llevaron un premio en forma de reconocimiento y aplauso por los miles de espectadores que dieron color y calor a la Media. Porque todos, de una u otra manera, se pueden considerar también triunfadores, aunque nadie vaya a hacerles un arco del triunfo como reconocimiento.

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