Otro esperpento para despedirse

El conjunto blanquiverde cae sin oposición en el cierre de la campaña

Se acabó. Y esa es la mejor noticia. El Córdoba cerró ayer su paso por la Primera División con otra bochornosa actuación que, al menos, le dejó libre de toda sospecha para los que pensaban que una posible prima iba a despertar a un equipo que lleva meses muerto.

Romero volvió a componer un once con los jugadores más involucrados, pero ni eso bastó para que el equipo mejorara sus constantes vitales. Pronto se vio que la despedida del Córdoba de la Primera tenía poca historia. El Eibar, al que sí le iba la vida en el partido, finiquitó el choque sin necesidad de proponer fútbol. La contundencia y las ganas de amarrar la victoria bastaron para que a los diez minutos el marcador ya reflejara un 2-0 decisivo. El duelo de ayer se define por la diferencia en la intensidad de un equipo y la del otro. Nada de fútbol, tampoco al cuadro armero le hacía falta porque el juego directo le dio réditos inmediatos.

Sin intensidad atrás y con poco peso en el centro del campo, el equipo de Romero demostró lo fácil que le resulta desordenarse. Sólo en el segundo acto, cuando el rival bajó el pistón esperando ya el pitido final, pudo verse algo de juego combinativo en el Córdoba, pero de poco sirvió ante la inoperancia en ataque. Al menos, el suplicio ya tocó a su fin.

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