El CCF cadete hace historia

Permítanme que esta semana no hablemos ni de Ghilas, ni de Abel, ni de Juan Carlos, ni de Andone, ni de Emilio Vega, ni del futuro entrenador aún por concretar, ni siquiera de Carlos González. Hoy les voy a apuntar algunos nombres como Vela, Manolo Márquez, José Antonio, Bonilla, Alcudia, Juan Luna, Jarque, Crespo, Borja… que, ya lo verán ustedes, en el futuro más inmediato llegarán al fútbol profesional, a ser posible, con el Córdoba. En esta modesta página de quien suscribe hoy van a salir chavales que tienen que recorrer todos los días con sus padres más de 100 kilómetros para entrenar pagándose sus gastos, de adolescentes responsables que estudian de madrugada para recuperar horas de entrenamiento, de proyectos de futbolistas y de hombres que aman este deporte y besan de corazón el escudo y la camiseta que defienden cada fin de semana.
Con todos ellos y algunos más, el CCF ha hecho historia. La satisfacción que no nos dieron esta temporada sus mayores, lo ha logrado un magnífico equipo que, por primera vez en los casi 20 años de historia de la Primera Andaluza Cadete, ha desbancado a los clásicos Betis, Málaga o Sevilla para proclamarse campeones. El rotundo éxito de los chavales dirigidos de manera coherente, sin sobresaltos, con buen gusto por el fútbol de un joven pero ya curtido David Sanz viene en el momento justo para respaldar el proyecto de futuro que acaba de iniciar Carlos González. La apuesta presentada hace pocos días por la entidad blanquiverde parece haber encontrado la primera piedra para agigantar la siempre fructífera cantera blanquiverde.
Este equipo cadete dará mucho que hablar porque, además de grandes jugadores con unas cualidades impresionantes, hay un grupo humano fenomenal, que ya arrastraba un bloque de etapa infantil brillante con ya triunfos también muy importantes en sectores andaluces. En el verano, Sanz y José Antonio Romero completaron una plantilla muy bien reforzada, especialmente con dos chavales de pasado senequista, Alcudia y Bonilla. El primero, un extremo solvente, desbordante, con muchos recursos; y el segundo un delantero de categoría, un killer del área, un ganador nato que ha evolucionado de manera espectacular. Con ellos y con un bloque ya formado de anteriores campañas, el resultado fue demoledor.
Vela, vaya portero, supo mantener su portería a cero con paradas claves en los encuentros ante el Málaga y el Sevilla. Además, está bien arropado por Jarque, siempre sobrio y efectivo; y José Antonio, solvente y ejemplar en todo, en un eje central casi insuperable. Los laterales impecables. Márquez y Raúl, casi infalibles. Todos tienen el enorme mérito de haber sido capaces de no encajar ni un solo gol ante los potentes Málaga y Sevilla. El doble pivote, formado por Crespo y Juan Luna, es de un equilibrio tal que resulta difícil que no compararlos con jugadores profesionales. La calidad y el trabajo a partes iguales en dos futbolistas de un futuro envidiable. Ellos dos fabricaron el triunfo en la final ante el Sevilla.Manolo, que celebró el campeonato con un capote de torero, es polivalente, competitivo, concentrado, con vocación ofensiva; Alcudia hace fácil lo difícil; y Borjita, mención especial para él, forman un triplete ofensivo vertical, dinámico y resolutivo. Pero la magia la pone Borja. Y Bonilla es Bonilla. No hay otro jugador igual. Potente, fajador nato y goleador. Será el killer del Córdoba en el 2020, sino antes. Los Dani, Carlos, Carnerero o Felipe han sido básicos para un equipo en el que todos han aportado su esfuerzo y entusiasmo. Todos ellos deben tener continuidad en este club.
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