Una manada de lobos con sangre fría (1-2)
Liga adelante
El Córdoba, que mantiene el liderato, vuelve a la senda victoriosa fuera de casa tras derrotar con sufrimiento al Girona en su feudo. Florin y Fidel, una vez más, fueron decisivos con sus goles.

Un paso menos y una sonrisa más. El largo viaje por recorrer va perdiendo kilómetros y el Córdoba se acerca a la mitad del trayecto en una inmejorable posición. Los blanquiverdes volvieron a la senda triunfal lejos de casa tras deshacerse del Girona. Una victoria que tiene valor doble, ya que se suman los tres puntos y se consigue mantener el liderato. Ya son nueve jornadas las que llevan en zona de ascenso directo. Muy meritorio. Oltra decía en la previa del partido que "la fuerza del lobo está en la manada". Todos suman. Ayer se pudo comprobar, aunque una vez más costó mucho sacar los tres puntos. No fue una gran primera mitad, pero todo cambió tras el receso. Dos chispazos de Fidel y Florin, la pareja de moda en ataque de este equipo, dejaron encarrilado el partido. Los locales estaban tocados, pero un penalti absurdo metió el miedo a los blanquiverdes, que se vieron atosigados en el tiempo de descuento. Pudo empatar el cuadro catalán, pero al final la suerte recayó del lado cordobesista para bien de todos. Estos lobos hambrientos tiraron de sangre fría. Tres puntos más y ahora a pensar en el Llagostera.
Con numerosas bajas en la defensa, el técnico valenciano apostó por mantener el mismo patrón desde que llegó a Córdoba. Lo bueno, no hay que cambiarlo. Confianza plena en los que acabaron el duelo ante el Oviedo. Rafa Gálvez y Dalmau entraron por Stankevicius y Rodas, manteniéndose Abel Moreno en el lateral zurdo ante la ausencia de Cisma. Como jefe de todos ellos, un Deivid colosal. El canario es el gran referente de la defensa y ayer tiró de galones en los momentos más complicados.
En la primera mitad, el Girona, que sólo ha ganado un partido al calor del hogar, presionó a un cuadro cordobesista que no se encontraba nada cómodo en el verde. El balón era de los albirrojos y al CCF no le duraba nada. Atrincherado atrás, Razak sostuvo milagrosamente a los de Oltra en la primera mitad. El meta africano abortó todos los acercamientos de gerundenses, que vieron un filón por los costados. Aday fue un quebradero de cabeza para el joven Abel Moreno, mientras que los centrales estuvieron expeditivos por arriba.
A Víctor le costó coger la manija del centro del campo, algo que notó el cuadro cordobesista. Con balones en largo a la espalda de la defensa, el CCF no estuvo a la altura. Florin y Xisco se peleaban con los zagueros locales, pero no conseguían sacar petróleo de los escasos acercamientos al área de Becerra. De hecho, sólo se puede contemplar un centro chut de Abel Moreno como lo más peligroso de los primeros 45 minutos de los cordobesistas. Sin embargo, en el otro área, Razak se tuvo que emplear a fondo ante un incisivo Sobrino, que fue el que más peligro creó sobre el área del portero ghanés.
Con mucho que mejorar y con Pedro Ríos y Markovic calentando ya, acabó una pésima primera parte. Mucho tenía que cambiar la cosa, pero todo varió en un abrir y cerrar de ojos tras el paso por los vestuarios. No le hizo falta ni hacer ningún cambio a Oltra. Con la dinamita que tiene arriba, le basta a este inspirado cuadro cordobesista. Fidel avisó primero con un disparo que sacó Becerra. Acto seguido, el onubense anotó su sexto tanto de esta temporada. El de Minas de Riotinto recogió un rechazo del meta local a tiro de Xisco para poner el 0-1. El gol sentó como un jarro de agua fría a los de Pablo Machín, que vieron cómo cinco minutos después el Córdoba daba la puntilla. Un medido centro de Fidel lo cabeceó al fondo de la red Florin. El rumano, en estado de gracias, marcaba su séptimo gol del curso. Cinco minutos, dos chispazos y partido resuelto. Al menos eso parecía porque el Girona no tenía el fuelle de la primera mitad. Poco a poco, Oltra fue modificando su once conforme pasaban los minutos. Pedro Ríos y Markovic fue su argumento para una recta final que se complicó sobre manera.
Con el equipo bien atrincherado en defensa, los cordobesistas quisieron poner la puntilla a la contra. Nunca llegó una nueva oportunidad para sentenciar el pleito, por lo que todo quedaba a expensas del pundonor del cuadro catalán. Pablo Machín puso toda la carne en el asador con la entrada de Mata, Coris y el excordobesista Borja García. El madrileño empezó a crear el juego que necesita su equipo y eso metió el miedo a los blanquiverdes. A falta de nueve minutos, el colegiado, muy protestado por los locales, anuló un tanto de Alcalá por falta sobre Rafa Gálvez. Esto encendió los ánimos de la grada y de un equipo que luchó hasta el final. En una acción aislada, Gálvez agarró a Sobrino y el árbitro, que estaba muy atento, pitó el penalti. Sólo quedaban dos minutos para el final cuando Mata puso el 1-2. Miedo y mucha tensión. Incluso el Girona tuvo alguna otra ocasión para empatar, pero la suerte sonrió ayer a un CCF que sacó tres puntos de oro y consiguió mantener el liderato. El camino sigue el curso adecuado.
También te puede interesar
Lo último