No es sitio para cuerdos (3-3)
Córdoba CF- CD Lugo
En un partido con más goles que fútbol, el CCF rescata un punto con un penalti en el alargue ante un rival cándido atrás y valiente en ataque. Las dudas en el juego siguen sin despejarse.

Después de tres jornadas, en las que se mantiene invicto, y con el mercado de fichajes finiquitado hasta enero, las luces y las sombras empiezan a mezclarse para dibujar lo que es este nuevo Córdoba que quiere volver a pelear por dar el salto a Primera División. En su segundo proyecto con voz y mando, José Luis Oltra está tratando de construir un equipo que maneje posesiones largas y, a la vez, sepa dar ese punto de velocidad en campo contrario que le permita tomar ventaja con el rival de turno. Un equipo competitivo que busque como si fuera el último cada balón y que haga de su portería un oasis imposible de pisar para el enemigo. Un equipo rocoso atrás y efectivo cuando mira la portería del otro lado. Un planteamiento que pinta de lujo sobre el papel, pero que en el campo no es tan fácil de mostrar. Ni ante adversarios con escasa calidad para mandar como el UCAM ni ante otros con poderío para jugar la pelota como el Lugo. Ante ambos, el conjunto blanquiverde salvó los muebles pasado el minuto 90 para salvar un punto de muy distinto sabor. Porque si en Murcia el equipo se había visto perdido, en su segunda aparición del curso en El Arcángel tuvo el encuentro en su mano en muchas fases del mismo, y sin hacer más que los gallegos. Pegada y oportunismo ante un equipo con más pelota y menos acierto. Una ecuación que finalmente dejó a ambos igual de contentos que mosqueados y que en clave cordobesista sirve para dejar claro que para mirar hacia arriba hace falta mucho más de lo mostrado hasta la fecha. Y si no, al tiempo...
De salida, el partido tuvo el guión que ya había apuntado en la previa Oltra. La pelea por la posesión no tardó en aparecer, y fue el Lugo el que impuso su superioridad por dentro y una valentía para jugar de primeras que no muchos se atreven a lucir para comenzar mandando. Enfrente, el Córdoba no parecía incómodo, sobre todo consciente de las facilidades defensivas de su oponente. Esperaba en campo propio para robar y salir rápido, aunque mostrando en ciertos momentos incapacidad para cerrar los espacios, donde especialmente Pedraza y Joselu creaban inquietud con balón y sin balón.
Los dos atacantes lucenses firmaron la primera llegada con verdadero peligro tras una cabalgada de Calavera, pero el remate final del cordobés se fue muy desviado. Ese mayor control gallego trató de combatirlo el CCF con orden y presión, aunque las ideas no aparecían como debieran en un equipo que aspira a lo máximo. Rodri avisó con un primer disparo desde la frontal que no encontró siquiera portería antes de la primera combinación rápida, al primer toque, del frente ofensivo local, que por fin hizo aparecer a José Juan. Un portero que poco después no pudo hacer nada para evitar el 1-0 tras un nuevo fallo, y van ya unos pocos en este arranque liguero, de su retaguardia, con un Djaló tan intimidador sin pelota como tosco cuando ésta pisa su zona.
Ese primer tanto abrió el partido. La obsesión por mantener sitio y posesión fue poco a poco dejando hueco a la imaginación, a la velocidad y la pegada. Joselu tuvo el empate tras una pase filtrado a la perfección por Seoane, que superó dos líneas para dejar al onubense solo ante Pawel, que reaccionó bien para abortar el intento de vaselina. Ahí comenzó un intercambio de golpes que el Córdoba no supo aprovechar para aumentar su ventaja. Alfaro y Rodri en una triple ocasión que acabó desbaratando Ignasi Miquel en la misma línea de gol, el propio goleador al pifiar un remate a puerta vacía con la zurda tras un mal despeje del meta visitante y de nuevo el onubense con un tiro a pase de la muerte de Guille Donoso que acarició el poste tuvieron el segundo. Pero perdonaron, y siguiendo la máxima del fútbol, el Lugo se fue al intermedio con tablas en el marcador tras una contra de libro que Campillo materializó ante la pasividad defensiva de un equipo que ya había sufrido antes con espacios a su espalda.
Esa intensidad y presencia en el área con el que se alcanzó el descanso continuó en el arranque del segundo periodo. Y de nuevo fue el conjunto lucense el que empezó las hostilidades, tras un envío de Calavera que Campillo conectó bien con la testa para lucimiento de Pawel, que se desquitó así de la tardanza de reflejos mostrada en el empate. El Córdoba no se quedó atrás y pronto pisó área. Además, lo hizo para golpear, dejando los amagos que de poco sirven a un lado. Tras una serie de saques de esquina consecutivos, a la tercera Djaló volvió a pecar de ingenuo y se llevó por delante a Deivid, que sacó un penalti de donde parecía imposible para que Rodri, elegido esta vez en lugar de Alfaro, devolviera la ventaja a los blanquiverdes.
Tocaba ver ahora cómo respondía de nuevo el CCF al verse otra ver por delante y ante un rival que iba a dar el paso al frente sí o sí. Y no lo hizo especialmente bien el cuadro de Oltra, pues casi sin tiempo para exprimir la nueva situación del encuentro se encontró con un gol de Joselu tras una jugada muy protestada en la que hubo mano de Campillo. No era voluntaria ni mucho menos y el árbitro optó por dejar jugar para desgracia de un cuadro local que encajó el golpe con empaque. Tanto que casi retoma la delantera con un envío de Guille Donoso que Rodri cabeceó ante la salida en falso de José Juan y el mal hacer del recién ingresado Dealbert -Luis César ya no quiso tomar más riesgos con Djaló- para que la pelota saliera a un palmo del poste.
El partido entró en su último tercio con todo por decidir. El balón duraba menos y las transiciones eran continuas. Una fase de desconcierto a la que ayudó también el habitual carrusel de cambios, de inicio hombre por hombre, si bien Oltra buscó algo diferente con Caballero. Hasta que el Lugo se adelantó por primera vez tras un córner mal defendido que Miquel llevó a la red. Con un cuarto de hora por delante, el Córdoba se la jugó con dos delanteros. Piovaccari se unió a Rodri y los locales, con más corazón que cabeza, empezaron a lanzar balones al área de José Juan. Con el público caliente tras una primera aparición del italiano, su segunda presencia en el área ya al filo del 90' fue la definitiva, pues sacó un penalti a Leuko con el que Juli salvó un punto ya el alargue. Esa fue la lectura positiva de un partido loco tras el que el CCF sigue sin despejar sus dudas. Y ya no hay opción de agitar nada, de hacer que la cordura se imponga. Toca esperar a ver por dónde sale esta nueva apuesta.
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