"No se va a hacer una venta a cualquiera"
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Campanero admite ofertas para traspasar la entidad, aunque "no hay nada serio" y no será a corto plazo · Continúa en la presidencia por lealtad "a Prasa, a mi amigo José Romero y al Córdoba Club de Fútbol" · Ya no pone fecha a su despedida
El Córdoba no se vende y Rafael Campanero no se va. Al menos, a corto plazo. Ésas fueron las conclusiones más reseñables de la comparecencia -prácticamente fue un monólogo, ya que apenas hubo dos preguntas- de ayer del presidente, quien durante un cuarto de hora tomó el micrófono en una atestada sala de prensa de El Arcángel. Flanqueado la cúpula del club, concretada en los tres vicepresidentes (Fernando Peña, José Antonio Romero Mora y Antonio Rodríguez Carretero) y el secretario general, Carlos Hita, Campanero admitió que existen ofertas para traspasar la entidad, aunque "no hay nada serio", y subrayó que la clave de su continuidad en el cargo es la lealtad "a Prasa, a mi amigo José Romero y al Córdoba Club de Fútbol".
El Córdoba es una sociedad deficitaria. En los últimos años, empresarios como Ángel Marín, Rafael Gómez, Manuel Palma Marín o José Romero han mantenido la nave a flote. En la actualidad, Romero es el único que carga con el peso de los números rojos. Algo del todo desaconsejable, sobre todo teniendo en cuenta la crisis global y los daños colaterales para el Grupo Prasa a raíz de la vinculación de su dueño con la trama de corrupción en Estepona. Según Campanero, Romero "ya bastante ha hecho por el fútbol en Córdoba, y por Córdoba entera".
Parece que el futuro pasa por un cambio en la propiedad, porque ya son muchos años de desgaste. Sin embargo, Campanero no es amigo de cambios bruscos, y entre su arraigado concepto de la responsabilidad y la súplica de José Romero, no le ha quedado alternativa: debe seguir como presidente sí o sí. Para que la presumible transición esté en buenas manos. De confianza.
No han visto la luz, pero ya hay ofertas para adquirir el paquete mayoritario de acciones. La propuesta más comentada es la de un grupo madrileño que tiene como nexo a un ex presidente blanquiverde, Manuel Oviedo.
La puerta está abierta, pero no de par en par. En su enésimo alegato a favor de Romero, Campanero reveló que "no hay nada serio en cuanto a la venta, no hay nada. Él, desde luego, ha estado muy solo. Él ha proclamado que no se le ayude, pero en momentos en los que le faltaban empresas no ha encontrado la colaboración debida. Lógicamente, una empresa a la que le cueste el fútbol 400 o 500 millones (hablando en pesetas) en estos momentos, es mucho dinero. Y, además, se siente muy defraudado".
"Él me asegura que, si vende algún día el club, lo venderá a una empresa que sepa que va a hacerlo igual o mejor que nosotros, y que tenga además prestigio, y la suficiente solvencia para que el club esté mejor. Se puede tener la seguridad plena de que no se va a hacer una venta, ni mucho menos, a cualquiera", añadió el rector cordobesista, quien dio más detalles sobre la operación que se está cociendo: "Si tuviéramos la posibilidad, con la colaboración debida, y fuera bien, a lo mejor lo vendía. Pero no es su intención vender. Mi consejo ya sabe cuál es, aunque no lo voy a decir aquí. Me lo ha pedido y lo tiene".
Romero y Campanero no son parientes, pero casi. Su unión es tal que el presidente se ha visto prácticamente obligado a recular, una vez más, en su intención de echarse a un lado. Con los números como base de su intervención, el dirigente hizo un repaso al verano. Con pelos y señales. "Van transcurriendo los días, y la crisis económica de España es bastante grande. Nosotros teníamos pensado que el club iba a tener un déficit de un millón y medio de euros; era una rebaja importante", precisó, sobre todo teniendo en cuenta que tres años antes era entre ocho y nueve millones de euros. Y "estamos en Segunda". Sin embargo, "se va agravando la crisis económica" y se prevén menos ingresos, en concreto "algo más de un millón de euros menos de ingresos que el año anterior".
Con este caldo de cultivo, "yo comprendo a las empresas. No podemos pedirle más en una crisis tan grande. Prasa se resiste". Así, "eso nos va a llevar a 2.550.000 euros" de déficit, o como él prefiere decir: "Unos 425 millones de pesetas". Y ésa "sigue siendo una cifra muy alta". Por todo ello, hay que actuar. Y rápido. "Ya tenemos que empezar a trabajar para conseguir, el año próximo, rebajar completamente esta cifra, dadas las circunstancias actuales", apunta el gestor, que tras consultar con Fernando Peña indicó que el presupuesto para el ejercicio 08-09 se irá hasta los ocho millones y medio de euros.
Así que no se marcha. Él mejor que nadie sabe que siempre hay trabajo por delante, y además Romero se lo ha pedido encarecidamente. Para no dar lugar a malentendidos, quiso subrayar que cuando inició la presente etapa en la presidencia, en mayo de 2006, "teníamos dos propósitos": ascender y sanear las arcas, o más bien equilibrar gastos e ingresos, porque "este club está saneado gracias a la aportación que ha hecho Prasa siempre". Al encauzar ambos propósitos antes de lo previsto, "pienso que no debo esperar a la última temporada -en marzo de este año puso junio de 2010 como límite- y acorto, porque en la temporada 08-09 tengo a mi vicepresidente, que lo defiende el socio mayoritario. Lógicamente, por mi edad y mis circunstancias creo que he prestado un servicio de entrega y honradez al Córdoba Club de Fútbol, y me merezco un descanso".
En mayo, el equipo tenía pie y medio en Segunda B y él aseguró que se iría, sin excusas, en el caso de lograr la salvación. Ayer mostró su arrepentimiento en público: "No estoy afortunado porque digo lo que siento, pero no debo decirlo. Eran momentos muy difíciles para el club, nos estábamos jugando la permanencia". En cualquier caso, "mi intención era irme cuando terminara la temporada".
Sin embargo, el Córdoba se salvó. Y Campanero, junto a Peña, concertó una cita con Romero para transmitirle que "éstos son los números que hay y quiero que me autorices a marcharme, porque el equipo se ha quedado en Segunda División y se ha consolidado, y las cuentas van bajando enormemente. Necesito irme. No por mí, sino porque mi familia está sufriendo".
Pero surgió el escándalo de Estepona, el Cádiz presentó su recurso por alineación indebida... Así, hasta que hace unos días volvieron a verse las caras. "Una vez vistas todas las circunstancias de la crisis, llegó el momento de decirle: Pepe, yo me quiero marchar. Me dijo que no, y menos en estos momentos, y debo decir que no le insistí", desveló Campanero, que "en estos momentos tenía que ser muy leal a Prasa, a mi amigo José Romero y al Córdoba Club de Fútbol. Se presentan momentos difíciles y no era el momento de salir corriendo". Apoyado por su familia, cree que toca "apretarnos todos el cinturón, y con el Córdoba seguir sufriendo y seguir gozando".
Ahora, escarmentado, continúa "sin ningún tipo de plazo. Don José Romero González sabe cuál es mi intención. En cualquier momento, él, como dueño, puede disponer. Yo me quedo sin ningún tipo de plazo, nada más que el que me ponga mi salud o mis facultades". Y Rafael se despidió de los periodistas con un sentido "muchas gracias. A vuestra disposición". Como en las cinco décadas recientes. Una vida.
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