Otra derrota en El Pandero

Balonmano l División de Honor B

El Ars cae ante el Anaitasuna y encadena su segundo revés consecutivo en casa en apenas siete días · Los palmeños dejan escapar un duelo que siempre controló

El Día / Palma Del Río

28 de septiembre 2008 - 05:02

Fallando en casa, todos los sueños del Ars serán imposibles. Porque los palmeños cedieron ante el Anaitasuna su segunda derrota en El Pandero en sólo siete días, después de la cosechada la pasada semana frente el Huesca. El propósito de enmienda no fue suficiente para enjugar unos errores que, aunque sólo llevamos tres jornadas de liga, amenazan con frustrar las ambiciosas intenciones del cuadro azulón.

Y lo peor es que fue una derrota casi inexplicable que se fraguó en los minutos finales, después de que el Ars dominara durante la mayor parte del encuentro. Sólo la baja de Berezo y un frío arranque dilató el dominio local, aunque al minuto 10 el marcador ya empezaba a desnivelarse (6-3).

Esa renta de tres goles se mantuvo hasta el descanso sin grandes alardes. El partido era feo y los goles caían a cuentagotas, aunque la férrea defensa palmeña se bastaba para mantener las diferencias (9-6, min. 18), aunque al intermedio de vieron reducidas mínimamente (11-9).

Sin ninguna brillantez, el Ars mantenía la iniciativa amparado en los goles de Chispi. El marcador iba a la baja, el Anaitasuna apenas inquietaba y bostezo estaba siendo rentable. Los palmeños mantenían una ventaja escueta, pero suficiente para entrar en el tramo final del encuentro con la iniciativa en el juego y en el marcador (17-15, min. 45).

Entonces llegó el punto de inflexión. Bastaron un par de paradas de Schulz para que el Anaita se metiera en el pleito (18-18, min. 50) cambiando la dinámica del encuentro hasta que a falta de apenas cuatro minutos para el final se puso por delante en el marcador por primera vez en todo el encuentro (22-23).

El Ars tuvo bola para empatar, pero un fallo en siete metros y la posterior sentencia del Anaitasuna pusieron el peor final a una historia que nunca debió tener un desenlace tan negativo.

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