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Baloncesto
Juan Antonio Fuentes no es millonario. No lucha por un gran contrato ni por una de esas mareantes cláusulas de rescisión que hoy en día rodean cualquier negociación. Fuentes es un ejemplo del otro deporte, el de los héroes anónimos, el de los ídolos mileuristas. Por esa cantidad lleva meses peleando en los tribunales, por los cerca de 10.000 euros que debería cobrar esta temporada por un contrato de nueve meses. Pero más allá de las cifras, el ex escolta del Cajasur pelea por el orgullo personal y por el pan de una familia muy alejada de los lujos que se asocian al deportista profesional.
Todo arranca en el verano de 2007, cuando el jugador firmó un contrato con el Cajasur de la LEB Bronce bendecido por Nacho Criado, con el que firmó algunas de sus mejores tardes en las filas del Andújar en la EBA. Ese documento tenía una cláusula de renovación automática por otra temporada que Fuentes ejecutó pensando que era lo mejor en su situación, con una hija recién nacida ampliando la familia.
El problema llegó este verano cuando la fusión del Club Juventud y el Ciudad de Córdoba provocó el nacimiento del Baloncesto Córdoba 2016 en la LEB Plata y la desaparición de los equipos séniors de los dos clubes originales. Si su club ya no existe, ¿con quién tiene Fuentes contrato?
Desde ese día, el jugador comenzó una lucha legal en defensa de lo que cree es suyo. "Soy jugador profesional de baloncesto y tengo contrato. Sólo quiero que me readmitan para poder jugar, porque mientras, no puedo fichar por ningún otro equipo, no puedo desempeñar mi profesión", incide el escolta cordobés, cuyo abogado se basa en la figura legal de "sucesión por creación" para justificar que el nuevo club es el resultado de la fusión de los anteriores y que, por tanto, debe hacerse responsable de los compromisos adquiridos con anterioridad.
En principio, el BC2016 nace como un club nuevo e independiente, aunque las relaciones con los dos ya existentes son innegables. Desde el domicilio social hasta las personas que integran la directiva, pasando por elementos tan inequívocos como el viejo autocar que dijo basta en el primer viaje a Palencia.
Pero todo el mundo se desentendió de aquel contrato. De hecho, otro jugador del antiguo Salsas Musa está en la misma situación. Se trata del ala pívot José Antonio Cazorla, aunque éste recibió una carta de despido -que no aceptó- y pudo fichar por el Estepona de la Liga EBA. Su caso todavía colea y tendrá un nuevo capítulo en el juicio fijado para el 18 de diciembre y para el que también está citado el Baloncesto Córdoba 2016.
Fuentes acudió el 18 de agosto a la primera sesión de entrenamientos del BC2016 para hacer valer lo que entiende como sus derechos, pero Manolo García le impidió acceder a la pista.
Fuentes inició entonces una carrera legal en la que presentó demandas contra los clubes implicados -Club Juventud, Ciudad de Córdoba y el nuevo BC2016- y patrocinadores -IMD, CajaSur y Salsas Musa-, éstos como muestra de la relación entre las entidades precedentes y su resultante. Anteriormente, las partes se citaron en un acto de conciliación en el CEMAC al que sólo acudió el jugador, por lo que decidió seguir adelante.
"Soy cordobés y quiero que todo esto salga a la luz", dice Fuentes, una de las perlas de la cantera en la década de los 90, estrella de aquel Salesianos entrenado por Rafa Sanz y tutelado por Kiko Pastor, arma ejecutora del Villanueva que se plantó en una Final a 10 de la Liga EBA y luchador tras superar una serie de lesiones que habrían acabado con las esperanzas de muchos. Se puede discutir su calidad (apenas 2,3 puntos en 8,5 minutos por partido el curso pasado con el Cajasur), "pero nadie les puso una pistola para firmar ese contrato ni nadie me la puso a mí", sigue diciendo hoy.
El pasado lunes se vivió un nuevo episodio en esa pelea por el orgullo y por la justicia. A un lado del estrado, el abogado del jugador. Al otro, los representantes legales de los tres patrocinadores. En los bancos, sólo Baldomero Moreno, que acudió citado. Ni Martín Torres ni Andrés López, presidentes de los dos clubes ya existentes -y hoy presidente y gerente del BC2016, respectivamente- acudieron a la cita en el Juzgado de lo Social número 3.
La vista dio lugar a algunas situaciones delirantes. El juez no escondió cierto malestar por las formas utilizadas en su escrito por el abogado de Fuentes, apuntando a la "impertinencia" y "ganas de incordiar" por su insistencia en que acudieran personalmente los máximos responsables de los patrocinadores, desde el presidente de CajaSur, Santiago Gómez Sierra, a Alfonso Igualada como presidente del IMD. La amalgama de nombres y denominaciones de los distintos clubes estuvo a punto de acabar con la paciencia del magistrado, que advirtió la ausencia de la citación requerida al Ciudad de Córdoba. El momento cumbre llegó cuando los distintos abogados presentaron hasta ¡tres! direcciones distintas del Club Baloncesto Ciudad de Córdoba sin que en ninguna se hicieran cargo de la notificación. La más cercana resultó ser el domicilio particular de José Carlos Fernández, directivo del Salsas Musa, y donde el encargado de hacer llegar el requerimiento sólo encontró la negativa del padre con un elocuente: "Mi hijo ya no tiene nada que ver con ese club".
Tras ese capítulo, el juez decidió reenviar las citaciones a las partes y citarlas de nuevo para el próximo 17 de diciembre. "Tranquilo, tú tranquilo", le decía su abogado a Fuentes, un padre de familia que un momento de la vista, con las lágrimas a punto de aflorar, se dirigió al juez para explicarle que está cerca "de una situación desesperada". Lo único que quiere es darle de comer a su hija y jugar al baloncesto por poco más de mil euros al mes.
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