¿Arcángel? Lleno, por favor

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El cordobesismo debe dar el do de pecho en el encuentro más trascendental de la temporada · El club ha diseñado una campaña para favorecer la asistencia de público

¿Arcángel? Lleno, por favor
¿Arcángel? Lleno, por favor

"¿Otra semana al estadio? ¿Pero no te cansas de pasarlo mal?". No, nunca se agotan. Los seguidores del Córdoba volverán a estar presentes el sábado en El Arcángel para el decisivo encuentro ante el Eibar. Como siempre que su equipo se ha jugado algo. Como siempre que se lo han pedido de buenas maneras (o incluso cuando les han llamado la atención a base de regañinas).

Poco les importa ahora pensar en que, una vez más, van a acabar la temporada luchando por el mal menor. Ni las promesas incumplidas. Ni los sueños rotos por incompetencias variadas.

La necesidad nunca hizo buenos negocios, dijo Franklyn. Por eso ahora no están para pactos. Ni para pedir cuentas. Sólo tienen en su cabeza el recuerdo de otras gestas más complicadas. Cada cual, la suya. Su momento. Su particular conversión de la condición de aficionado corriente a la de forofo. A la enajenación.

A algunos esa revelación les llegó el año pasado en mayo. Entonces nadie daba un duro por el alma del bloque de José González antes del partido contra el Xerez. Pero lo ganaron gracias a una afición que, esa tarde, gestó el lema de "El Arcángel, nuestro reino". Lo hicieron de verdad: no volvieron a perder un partido en casa. También en la última temporada, y en un momento de menos hambre de puntos, en el encuentro ante el Málaga (victoria 2-1) otro enorme tifo con la silueta de la ciudad iluminó a un grupo que completó su mejor partido de todo el curso liguero.

Este año la grada (sobre todo el recién abierto fondo norte) ha respondido casi siempre por encima del rendimiento de sus futbolistas. Especialmente sentido fue su comportamiento en los choques contra el Zaragoza y el Xerez. Precisamente ese último compromiso desató cierto cisma por la decisión de la directiva de declararlo medio día del club. Nada de eso pesó a la hora de animar. Incluso por encima del (doloroso) resultado final: 1-2.

De aquella medida impopular a otra populista. Para el determinante (se vende y se compra media salvación) enfrentamiento del sábado han lanzado desde el club una campaña de marketing titulada: "Abonado, llena El Arcángel". El mecanismo es sencillo. Cada poseedor de un pase de temporada podrá sacar dos entradas de su mismo sector del campo a un precio muy reducido. Una localidad de fondo (que estará algo más a reventar si cabe que de costumbre) les costará cinco euros. En preferencia, diez y en tribuna y anfiteatro, doce. Casi un regalo. Además, la primera y segunda equipación se venderán a 35 y 30 euros, respectivamente. Para que no sólo el campo esté lleno sino colorido. Para que el Eibar no se olvide ni un segundo de que juega fuera.

"Ellos apostaron por nosotros a principios de año y con ellos vamos a muerte". Eso dijo el martes Carlos Hita, secretario general de la entidad, durante la presentación de la medida. El cordobesismo le está respondiendo con entusiasmo. Y más lo irá haciendo conforme se acerque la hora del encuentro.

De cualquier manera, lo importante no será el número de inquilinos que registre el graderío sino su implicación. Que sean conscientes de que no lo van a pasar bien. De que van a sudar con los suyos por un reto imprescindible durante noventa minutos donde el fútbol va a ser lo de menos. Para conseguirlo es fundamental la labor del abonado. El (o la) que invitará a sus dos compadres o a su pareja a presenciar el intenso choque. Quien les ha de guiar cual Lazarillo sin picardía por el doloroso y tortuoso proceso de comprensión del sentimiento cordobesista (todo un camino de expiación sin casi treguas).

¿Alguien duda de que responderán con creces después de todas las muestras de fidelidad que exhiben en su curriculum? "Lucharemos hasta el final", inscribieron sobre un panel en el que se recreaba la toma de Iwo Jima los del fondo en su último gran tifo. El sábado tienen su particular Guadalcanal. A lucirse.

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