La tendencia hacia el desastre

Que el ambiente en el cordobesismo sea casi irrespirable no resulta especialmente sorprendente en una entidad que atrae la polémica como un imán. O, directamente, la genera del modo más natural. Si no hay males tangibles, siempre habrá indicios para elucubrar sobre un futuro funesto o la caída de varias plagas bíblicas sobre El Arcángel, donde las dos derrotas consecutivas del conjunto blanquiverde -ante la Real Sociedad y el Celta- han caído como misiles. El equipo, recién ascendido después de clasificarse para el play off de carambola -dejémoslo ahí- y volver de la muerte en Pasarón de la mano de un tal Asen cuando ya estaban las esquelas escritas, no ha tocado los puestos de descenso y se ha comportado con decoro durante la primera vuelta de un curso decisivo. Y, aún así, no parece suficiente. "Córdoba es como Las Ventas", comentaba en medio de esta volcánica semana uno de los futbolistas con más peso en un vestuario en el que sigue sonando la música a todo volumen, aunque no son muchos los que conservan las ganas de cantar. La inquietud es ya patente.

LOS PALOS

Los datos: Una sola victoria en once jornadas, dos deslices consecutivos en casa y una cadena de gestiones sin fruto en el mercado invernal dibujan el escenario bélico perfecto en el que arrearse sin miramientos hasta que una buena racha de resultados sirva para firmar una tregua. Parcial, por supuesto. El entrenador está en entredicho. El director deportivo, Emilio Vega, aún más. Y también el presidente, un Rafael Campanero que vive sus horas más angustiosas. Un macabro efecto dominó cuyas consecuencias son, hoy por hoy, incalculables. La penúltima crisis del CCF ya está en marcha. Bienvenidos al tiroteo.

A LA PALESTRA

Apenas unas horas después del cierre del plazo de fichajes, Emilio Vega compareció ante los medios de comunicación para explicar por qué después de un mes hábil para fichar refuerzos la plantilla del Córdoba figuraba con un futbolista menos -Navarro, que se fue al Orihuela- y para recalcar las virtudes de un grupo que ahora, ya sin remisión, será el que tenga que pelear por cumplir el objetivo de la permanencia. Ya nadie habla de otra cosa. Sonaría ridículo. El directivo desgranó ofertas y contraofertas, ventajas y obstáculos, gestiones hechas y deshechas en minutos, interferencias y todo ese tipo de circunstancias implícitas en cualquier proceso de negociación. Y más en aquellos que se realizan contra reloj. Se alió a la tesis del presidente en la noche anterior -"había dinero, pero no vamos a hipotecar el club"- y aprovechó, una vez más, para arremeter contra aquellos que, a su juicio, no quieren el bien del Córdoba por las críticas que realizan. Mal camino ése. Bastante tiene ya el Córdoba con su problemática situación como para fomentar fobias en el entorno. Siempre habrá descontentos. Lo peor llegará cuando éstos sean mayoría y estén en todas partes, en tantas que no se sepa ya con quién hay que intercambiar los disparos. Si admitimos, como Hegel, que el progreso reside en la conciliación de las contradicciones, parece evidente que al CCF le queda un buen trayecto hasta conseguirlo.

LA NECESIDAD

¿Y hacían falta fichajes? Pues sí. Hubiesen venido fenomenalmente para apuntalar a un equipo con carencias. Y no -al menos, absolutamente- porque estuviese mal concebido en verano, que es cuando se construyen las plantillas, sino por circunstancias sobrevenidas. La primera incorporación fue un portero, Julio Iglesias, que sufrió una grave lesión mientras el equipo andaba en plena efervescencia y en medio de una notable racha de imbatibilidad. Un revés fuerte para un novato al que el equipo se sobrepuso por la irrupción de David Valle, que se hizo con el puesto. El más que discutible rendimiento de incorporaciones estelares -el argentino Cristian Álvarez y el brasileño Arthuro, sobre todo- y los devastadores efectos de las lesiones en una plantilla veterana -todos han sido baja por este motivo-, unidos a la ausencia de un futbolista llamado a ser clave como Javi Flores, que aún no ha debutado -su recuperación parece eterna-, han convertido las alineaciones en un puzzle en el que Paco Jémez no ha estado siempre afortunado. El eje inicial, un espinazo Iglesias-Pierini-Ito-Javi Moreno, apenas duró un suspiro. La competición ha dado papeles protagonistas a jugadores destinados a roles secundarios, como Antonio, Rubén o Pineda, y el conjunto ha ido perdiendo fiabilidad. Los dos meses de lesión del central Aurelio, la necesidad de experimentar en las bandas por el declive de Guzmán en la derecha y la peligrosa dependencia para armar el ataque de hombres que, como Arteaga y Javi Moreno, suelen estar sobremarcados y no siempre inspirados, aconsejaban el esfuerzo en el mercado invernal. Se hizo, o se estaba dispuesto, según reveló el club, pero "no encontramos nada mejor que lo que tenemos", dijo Emilio. Pues nada, a sufrir. Y con buena cara.

LO QUE PUEDE VENIR

El mercado de invierno es también un mensaje que se lanza al aficionado: el que va arriba ficha para ratificar su propósito; el que va abajo, para invertir la situación. El Córdoba, que ni está arriba ni abajo del todo, no ha hecho nada. Y la gente está escamada porque parece evidente que el equipo necesitaba un meneíto. Le queda todavía a Emilio un as en la manga, pues dispone de un par de fichas libres y podría incorporar a jugadores sin contrato. Sin embargo, no parece que esté muy por la labor salvo que los acontecimientos se tornen dramáticos. Que, de momento, no lo son.

Con un calendario para echarse a temblar, la alineación dando bandazos por unas u otras razones y los pilares del proyecto, en el campo y en los despachos, en el punto de mira, se avecinan jornadas tensas. Ayer, para terminar de aderezar el guiso de la polémica, Paco Jémez prescindió en la convocatoria para Tarragona de Javi Moreno, quien esperaba que el día 31 el club le dijera si contaba o no con él. ¿Ésta es la respuesta?

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