Los VIP crean polémica

En el primer día de la campaña de abonados se escenificó el malestar de algunos veteranos socios de tribuna por el expolio de 324 asientos para las nuevas butacas

Las oficinas de El Arcángel, a pleno funcionamiento durante la mañana de ayer.
Las oficinas de El Arcángel, a pleno funcionamiento durante la mañana de ayer.

La mañana en los llanos de El Arenal se intuía ajetreada. Pero nunca tanto. Como todos los principios de julio, el calor sofocante tiznaba con matices heroicos los esfuerzos de los primeros aficionados del Córdoba que querían conseguir un asiento para la campaña venidera. A todos les sofocaba el pleno estío, pero únicamente algunos estaban realmente quemados por dentro.

Demasiados coches en los aledaños de las oficinas del club. Podría ser el mejor augurio cara a la campaña en pro de los 11.000 abonados que el lunes lanzó el presidente Salinas. Sin embargo, la algarabía tenía un motivo bien diferente. La reubicación de los 324 afectados por la creación de los nuevos asientos VIP en la tribuna de El Arcángel había molestado a una gran mayoría de los mismos, tanto por el fondo del asunto como por la forma.

Se quejaban ayer los abonados del escaso margen de maniobra que, según ellos, les han concedido desde el club. Algunos exponían que se trataba de una medida de hechos consumados por parte de la entidad. Que les iban a quitar su asiento sin ni siquiera habérselo consultado. Contaban -los que protestaban- que recibieron una llamada el lunes en la que les instaban a que acudieran en los dos días siguientes a negociar su reubicación en otras partes de esa tribuna que ha sido su asiento para ver fútbol durante muchos años.

Porque algunos exhibían añejos abonos hasta del año 49 -de cuando aún gritaban a favor del Deportivo Córdoba- y juraban que si no les ofrecían otra cosa iban a romper su vinculación de más de diez lustros con la entidad. "¿Así es como me tratan después de tantos años de fidelidad?", comentaba alguno en el parking, que hacía las veces de improvisado refugio y parapeto ante el calor.

El club ya les había ofrecido una rebaja de un 30% para la próxima temporada (un descuento que algunos de ellos entendían como "ficticio"), pero se especulaba con la posibilidad de prorrogarlo por un año más ante el descontento manifiesto de los 324 afectados. La medida, según fuentes próximas al Córdoba, habría sido bien acogida por la mayoría de los reubicados que, con un rictus más sereno y con el anuario bajo el brazo, abandonaban más tranquilos el estadio después de pasar por taquilla.

No por todos. Al margen de los que gestionaban su situación individualmente, otros instaban a convocar una asamblea para que todos los afectados hablaran como una sola voz. Algo complicado teniendo en cuenta el escaso margen temporal con el que cuentan para hacerlo. Otros, directamente, solicitaron una hoja de reclamaciones con la mirada puesta en ulteriores empeños.

Los afectados colaterales de toda esta movida mañana fueron aquellos que, simplemente, acudieron al estadio con la única idea de renovar su abono y se encontraron con una espera que, en algunos casos, llegó a ser hasta de 30 turnos. No entendían cómo desde la entidad blanquiverde no tuvieron suficiente perspectiva como para que, en el primer día de la campaña, no se juntaran los irritados seguidores de tribuna con el resto de los sufridos cordobesistas.

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