Prasa no suelta las riendas

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Romero, Salinas y Prieto se reúnen hoy para tomar una decisión definitiva sobre la venta a De Aldama, cuyo proceder ha conducido a una situación insostenible

José Miguel Salinas, presidente del Córdoba, y Antonio Prieto, vicepresidente deportivo, aguardan el inicio del Córdoba-Salamanca en el palco de El Arcángel.
José Miguel Salinas, presidente del Córdoba, y Antonio Prieto, vicepresidente deportivo, aguardan el inicio del Córdoba-Salamanca en el palco de El Arcángel.

José Romero tiene la palabra. El dueño del Córdoba se reunirá esta mañana en la sede del Grupo Prasa con el presidente, José Miguel Salinas, y su mano derecha, el vicepresidente Antonio Prieto. El propósito no es otro que decidir, de manera definitiva, si siguen esperando a Víctor de Aldama o rompen el acuerdo firmado ante notario y anunciado públicamente el 12 de enero. Han pasado 19 días y los 2,7 millones de euros pactados en el contrato de compraventa para efectuar el traspaso del 98,8 por ciento de las acciones de la sociedad anónima deportiva a Signum Inversiones no han llegado. El cordobesismo lo asume como una tomadura de pelo. La situación es insostenible, aunque Romero ha tenido todo el fin de semana para reflexionar. Y la victoria ante el Salamanca hace ver las cosas con un optimismo renovado. Pero las necesidades económicas de la entidad obligan a tomar la iniciativa sin más dilación, y todo apunta a que De Aldama volverá a salir por la puerta de atrás.

El 10 de octubre de 2008, Prasa manifestó a través de un comunicado oficial su "no rotundo a la venta de acciones" a Víctor de Aldama. El empresario madrileño no aceptó la negativa de buen grado y convocó una rueda de prensa en la que cargó especialmente contra el por entonces presidente, Rafael Campanero. Sin embargo, un par de años después volvió a la carga. Su aparición causó escepticismo, pero supo jugar sus cartas para ocupar el vacío dejado por la retirada de Augusta Business Capital, empresa vehicular con capital italiano -el soporte era el Catania-. Prasa necesitaba vender, aunque fuera a De Aldama, para evitar que la SAD entrara en causa de disolución por su desequilibrio patrimonial. Ya habían pasado casi dos meses de la celebración de la junta general de accionistas y el trato con un inversor alternativo era forzoso. La operación vio la luz la tarde-noche del pasado día 12.

Desde entonces, los retrasos a la hora de abonar esos 2,7 millones de euros iniciales -sobre un total de 8,5- han ido minando la paciencia de la afición. No obstante, Romero ha reiterado su confianza en la palabra de De Aldama. Probablemente hasta hoy.

Porque el dinero no ha llegado, y ésa es la base de todo. Técnicos y jugadores, empleados, proveedores... Hay muchas personas e instituciones que no han cobrado lo estipulado en sus respectivos contratos. A Romero le convencieron las explicaciones dadas por De Aldama en su última visita a Córdoba, el martes 18, pero la transferencia bancaria no se ha consumado. Ni siquiera después de que Signum recibiera el beneplácito del Consejo Superior de Deportes (CSD) a la operación. La parte compradora esgrime que todo se ha dilatado porque la inyección financiera procede de Ecuador, aunque las excusas ya no se sostienen.

De Aldama expresó a sus círculos íntimos su satisfacción por el triunfo ante el Salamanca, hasta el punto de plantearse la próxima visita a Vallecas como una oportunidad de oro para dar la campanada. Con el subidón pretende arreglar todos los flecos esta semana, pero quizá sea demasiado tarde. Porque esos 2,7 millones no son un detalle menor. Y el club no puede seguir hipotecado; debe garantizar la estabilidad financiera, al menos hasta el 30 de junio, de una vez por todas.

De ahí la trascendencia de la cita concertada hoy por Romero, Salinas y Prieto. Hay que actuar ya. Una moratoria más provocaría el rechazo de una hinchada que nunca vio con buenos ojos el aterrizaje de Víctor de Aldama al entender más atractiva la propuesta del grupo inversor italiano. Su cabeza visible, Alessandro Gaucci, habló de hasta siete fichajes para relanzar la trayectoria de un equipo habituado a convivir en la zona media-baja de la clasificación de Segunda en los últimos años; pese a que De Aldama prometió dos refuerzos, el mercado invernal ha pasado desapercibido. Augusta fijó el objetivo de ascender a Primera en un plazo máximo de tres años en un acuerdo que también alcanzó rango oficial a través de una nota en la web del club, pero Antonino Pulvirenti, presidente del Catania, se retiró.

De Aldama aprovechó para resurgir de sus cenizas. Ahora, tres semanas después, su crédito está bajo mínimos. Por eso Prasa está dispuesto a coger el toro por los cuernos, rebañando ingresos varios para aliviar la tesorería a la espera de que un nuevo inversor -la oferta de un grupo con raíces árabes sigue latente, Gaucci no ha dicho su última palabra...- aporte capital para dominar el accionariado o al menos formar parte de él.

Tras ganar a la Unión, Salinas pidió "un pequeño respiro, que creo que tenemos derecho". Hoy es lunes y la venta vuelve a la palestra. El barco navega sin rumbo fijo y hay que dar un golpe de timón. Ya.

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