Distinto año, mismo son
La afición del Córdoba apoyó a futbolistas, cuerpo técnico y Consejo a pesar de que el equipo no progresa ni en lo deportivo ni en lo económico · Una parte del fondo norte sí expresó su malestar con insistencia

Dentro de El Anciano Demiurgo del filósofo Emil Ciorán hay un aforismo que dice: "Primer deber al levantarse: avergonzarse de uno mismo". Tal vez en el deporte la vergüenza por la derrota -si ésta se produce de una manera honrosa- no debería existir. Sobre todo, si el profesional ha entregado hasta el último de sus desvelos por ella y no la ha conseguido.
El problema, hablando en términos locales y futbolísticos, es que ha pasado una nueva temporada parecida a la anterior y nadie se avergüenza de nada. Con la coartada de que la plantilla era limitada y apuntando con el dedo a Zubillaga (que ya no está) y a algunos jugadores (que se irán en su gran mayoría), hay quien trata de eclipsar que existen otros agentes principales que han tenido mucho que ver en la triste (se pongan como se pongan) campaña del primer equipo de Córdoba.
Ayer lo contaba al acabar el partido un ex alto cargo de la casa: "Es más de lo mismo, que aquí parece que al final de la temporada nadie haga algo malo después de que se creen unas grandes expectativas".
Porque triste es que la afición ya no sepa ni siquiera si aplaudir a los suyos o pitar. Patético necesitar de su apoyo en varias finales por un objetivo como la permanencia, después de haber dilapidado una holgada renta por no poder (¿soñar con?) mirar hacia arriba. Insufrible que se les siga pidiendo un esfuerzo prolongado ofreciéndoles un mismo producto encarecido y empeorado.
En la tragicomedia de este último domingo a sol y sombra se impusieron claramente los que apoyaron al equipo, al entrenador y, en suma, al trabajo de los capitostes. Apoyarán pues, se deduce, una nueva permanencia en la penúltima jornada. Una gran gesta, para todos los que pretenden perpetuar el statu quo en esta ciudad anclada en un pasado eterno. Ayer fue el triunfo del ayer sobre el futuro, por mucho que el Córdoba se acabara salvando. Cuánta gente saca pulpeta de este eternamente prometedor cadáver exquisito. "En Soria uno se hace un nombre y en Córdoba vive de él", contó una vez un ex futbolista. Léase ya casi en pasado por la coyuntura de tiesura actual.
Dicen quienes mandan que a partir de este momento todo el futuro será mejor. Que hay un montón de inversores que desean pujar, que el concurso de acreedores no es más que una necesaria senda hacia un mañana glorioso...
El problema es que quienes ayer acudieron al campo ya están escasísimos de moral y fuerzas. Les han contado tantas milongas unos y otros durante tanto tiempo que creer ya es, para ellos, más una necesidad que un deseo. Muchos van al campo obligados porque si no, el mundo se les acaba. Les avisan de que o apoyan o se acabó. Y así una vez y otra. Nunca disfrutan, nunca ven tranquilos un partido, nunca abandonan el transistor para ver si los malos -siempre los malos, nunca los buenos- pinchan y pueden ahorrarse el sufrimiento. Eternos esclavos del dolor.
Y lo preocupante es que parece que les gusta (visto lo visto ayer).
Únicamente un sudor verdadero como el de los juveniles que pelean los cuartos de final de Copa les repara a algunos un poco el aliento perdido. Por lo que tiene de futuro y porque, en planta y maneras, esos chavales les recuerdan a otros tiempos mejores (Bernardo, sin ir más lejos, se le da un aire a Mingorance, según quienes le vieron jugar).
Ellos -los de aquí:canteranos y seguidores- son los que pueden levantar todo esto. Ni el dinero, ni los entrenadores, ni los jugadores que vengan de fuera. Cuando dentro de unos meses las puertas de El Arcángel se vuelvan a abrir para albergar encuentros de Segunda todo debe haber sufrido una mutación gigante. Si no, levantarse una vez más (aunque haya sido en esta ocasión desde la división de opiniones y un ligero pasotismo) no habrá servido de nada. Aunque sea por esa vergüenza en la que se debe caer después de tropezar otra vez. Por confiar, y confiar, y confiar...
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