"La lectura me ha ayudado a traducir en palabras cualquier sentimiento"

La escritora es la encargada de inaugurar esta tarde a partir de las 20:00 la nueva edición de la Feria del Libro, con una conferencia sobre la influencia que Córdoba ha tenido en la vida y obra de los poetas

Ángela Alba / Córdoba

21 de abril 2012 - 05:00

La poeta cordobesa Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945) es la encargada de inaugurar esta tarde (Bulevar del Libro, 20:00) la 39ª Feria del Libro. Autora de El extranjero y Los cuerpos oscuros, entre otras muchas obras, Castro es una de las voces más sólidas de la poesía andaluza.

-¿Qué tiene preparado para su pregón?

-Cuando me llamaron para ver si quería hacer la conferencia inaugural me dijeron que el tema iba a ser Córdoba como generación literaria, por lo que me he centrado en eso pero combinando los lugares que los poetas a lo largo de la Historia han visitado o tratado en sus obras, empezando desde la antigüedad y llegando a la actualidad. Tomo a nuestro ángel custodio, el arcángel San Rafael, como un simbólico bíblico porque él fue el que acompañó al hijo Tobías en su peregrinación y luego trajo el remedio para los ojos de su padre, que estaba ciego. Ojos que sirven para ver y para leer. Así, voy recorriendo los triunfos del arcángel para relacionarlos con los poetas, cordobeses en su mayoría.

-Durante muchos años se ha dedicado a la enseñanza y ha estado en contacto con jóvenes. ¿Cómo ve el panorama respecto a la lectura?

-Tengo la impresión de que la juventud y la infancia dedican mucho tiempo y están entusiasmados con la lectura, yo diría que más que antes, porque como se hacen esas preciosidades de libros infantiles y juveniles en cuanto a ilustraciones e historias... Es un disfrute. En cuanto a los jóvenes, veo que usan las bibliotecas si no pueden comprar libros. No hay más que ver los foros y blogs en internet, cómo contestan y leen. Eso sí, lo que hay es una predominancia del género de pieza corta, es decir, poemas, relato breve o microrrelato. La novela ya la leen en menor proporción porque el otro formato se adapta más, parece ser, a la vida y a la idiosincrasia de la juventud de hoy. Va todo más rápido, siempre tenemos prisa...

-¿Entonces la evolución ha sido positiva?

-Por supuesto, hay una gran entrega a la lectura pese al miedo que se tenía a que internet iba a desplazarla.

-¿Cómo se engancha a los jóvenes a los libros?

-Desde la escuela y desde la familia. Hay quien tiene una familia aficionada a la lectura y desde pequeño está en contacto con los libros, pero los que no la tienen se tienen que enganchar por medio del centro escolar.

-¿Es favorable hacerles leer por obligación?

-Yo diría que no, que es mejor que vayan ellos solos encontrando aquello que les llama la atención. El que no empieza por los relatos empieza por el cómic, y si no, como hay películas basadas en libros, del cine van a la novela. Siempre hay algún enlace. Y luego en el instituto casi siempre hay algún profesor que hace que amen y que encuentren el gusto por la lectura. En los programas educativos hay algunas lecturas que se proponen y hay que hacer pero ese no me parece que sea el camino; más bien lo que hay que hacer es despertar el apetito por la lectura.

-¿En qué hay que incidir?

-Hacerles entrar en contacto con autores, hacer talleres para que los chavales vean que ellos también pueden ser creativos, conectar las lecturas con otras disciplinas como pueden ser el arte, la fotografía, el cine, medios informáticos...

-¿Con qué autores se inició usted en la lectura?

-Como apenas tenía libros, primero me inicié con todo lo que era un papel impreso, lo leía todo. Entonces en mi pueblo no había biblioteca municipal pero las monjas tenían una en el colegio. Lo que pasa es que allí, según la edad, podías sacar unos libros u otros. Yo pedía algunas obras que veía en mi libro de literatura pero que luego a lo mejor me decían que no eran aptas para mí. Mi primer libro lo compré por correo a la librería Viuda de Luque y fue una antología titulada Poemas, de la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou. Ese fue el primer libro de mi biblioteca, está muy deteriorado pero todavía lo conservo. Luego seguí con los clásicos del Siglo de Oro. Las obras que más me despertaron el apetito de leer eran las que trataban del amor porque eran los primeros tiempos de enamoramiento en la adolescencia.

-¿Qué le ha aportado la lectura?

-Empezando por la ortografía: no me sabía las reglas pero no tenía faltas gracias a la lectura. Luego me ha aportado la fantasía, la relación con lo trascendente de la vida, el paso del tiempo, qué es el amor, la muerte, la alegría, la conexión de la fantasía con la realidad... Y sobre todo me ha ayudado a traducir o expresar en palabras cualquier sentimiento de alegría o injusticia que yo podía percibir en el mundo. Siempre tuve el deseo de eso.

-¿Qué lecturas recomienda?

-Creo que es un festín entrar en una librería o biblioteca. Un libro de cabecera que tengo es una antología muy gruesa de la filósofa María Zambrano porque siempre que lo leo saco algo nuevo, lo abarca todo. También Pedro Páramo de Juan Rulfo está siempre conmigo. En general también leo a las poetas americanas, y de España a los poetas de la Generación del 27, que son todos muy cercanos pero a la vez guardando la tradición.

-¿Qué está leyendo ahora?

-Estoy leyendo El sol en la fruta, de Ioana Gruia, y Mujer en la Atalaya, de Pilar Mañas. Además tengo sobre la mesa Sobre mentiras, secretos y silencios, de Adrienne Rich, que murió el mes pasado.

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