El maestro Juan Martínez que estaba allí
Juan Martínez existió
Continentes aparte, con la América del título -otro nombre para Estados Unidos- me refiero al lugar donde se desarrolló la explotación extensiva de la cultura popular asociada a los medios de comunicación de masas durante el siglo XX. Aún hoy, nuestra civilización global se edifica según los patrones y las modas estadounidenses adquiridas por la vía del espectáculo -cinematográfico, televisivo, musical-, hasta tal punto que las culturas milenarias se defienden de la colonización cultural por oposición a las formas americanas dominantes o bien tratan de emular las estrategias comerciales del imperio en busca de una ansiada rentabilidad que les permita salir de los márgenes. América no es todo lo que hay, ni mucho menos, pero sí es lo que más hay, en gran parte porque se asoció sin pudor a la cultura popular para forjar la industria del entretenimiento, y ella generó -y sigue generando- una nómina casi inacabable de creadores y creaciones de todos los tipos, estilos y calidades. Pero si de lo que hablamos es de resistencia frente a la cultura dominante… pues bien, América también es el lugar.
Algo que queda meridianamente claro tras la lectura de R. Crumb. Recuerdos y opiniones -el estupendo tomito autobio/bibliográfico editado con primor por Global Rhythm- es que hablar de Robert Crumb (Filadelfia, 1943) equivale a hablar de una sociedad edificada en la cultura de masas. En la página 25 del libro, Crumb escribe: "Mi padre solía recordar su infancia en una granja donde solía cazar y su vida estaba ligada a la naturaleza, a cosas serias con las que los chicos de su generación debían lidiar, vinculadas a la vida y la muerte. Nosotros apenas tuvimos contacto con el mundo real. Fuimos niños atontados, debiluchos, de periferia residencial, que montaban juegos inspirados en las películas, la televisión y los cómics. Todo nos venía filtrado por los medios de comunicación, de ahí provenía todo. Fuimos una generación mediatizada, la primera generación del televisor".
Repasando la amplia antología de la obra de Robert Crumb contenida en el presente volumen, descubrimos cómo el autor de Keep on Truckin' ha ejercido ininterrumpidamente de antena receptora de señales de la cultura popular y, lo que es más valioso, ha certificado década tras década una increíble capacidad para regurgitar y reinterpretar dichas influencias hasta convertirlas en un extraordinario catálogo de obsesiones íntimas, deseos y frustraciones, estados químicamente alterados, burlas a la autoridad y a lo establecido, sexo desinhibido, valores subvertidos y estereotipos políticamente incorrectos, es decir, la materia de la que está hecha la contracultura.
Los que no conozcan aún a Crumb tienen aquí una buena oportunidad de enmendar el error; los asiduos al genio de Filadelfia no necesitan recomendación alguna.
Es Crumb. Es el mejor dibujante de América. l crashcomics.blogspot.com
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