25 años inoculando 'Veneno'
La revista creada por el artista peñarriblense Francisco Aliseda para promocionar la poesía visual está de aniversario
Los orígenes de la poesía visual son tan antiguos como el hombre; desde los jeroglíficos egipcios a las pinturas rupestres de Altamira, o de los caligramas del siglo IV a. C. del griego Simmias de Rodas a la idiografía china hay un amplio abanico de antecedentes que tuvieron su explosión en el movimiento del siglo XX conocido como dadaísmo, donde los artistas comenzaron a utilizar nuevos lenguajes como los fotomontajes, los collages o las performances, considerados aún hoy la avanzadilla de las artes del siglo XXI.
Cruce de caminos entre la pintura, la música, la poesía o el teatro, entre otras muchas disciplinas, la poesía visual puede parecer un rincón oscuro y complejo alejado del interés colectivo, aunque lo cierto es que los soportes publicitarios inundan nuestra vida de poemas visuales. Sólo hay que mirarlos.
Testigo de la evolución de este arte en España es la revista Veneno, fundada en la ciudad castellanoleonesa de Palencia hace ahora 25 años, aunque indisolublemente unida a la localidad cordobesa de Peñarroya-Pueblonuevo, lugar de nacimiento de su coordinador, el artista Francisco Aliseda. Sus circunstancias personales hicieron que Aliseda se convirtiese en uno de tantos hijos de emigrantes peñarriblenses que llegaron a la comunidad castellana para buscar un futuro mejor.
Palencia fue su primer destino a los 16 años y allí fue donde nació, en 1983, Veneno, que siguió a Aliseda en su proyecto vital a otras ciudades en las que residió como Valladolid o Bilbao, hasta que en 2005 estableció su sede definitiva en Peñarroya-Pueblonuevo al amparo del Centro de Poesía Visual, un lugar íntegramente dedicado a la documentación, promoción y desarrollo de este género que el propio Aliseda dirige.
Su modesto formato (tan sólo ocho páginas), su contenido inédito y su escueta tirada (unos 500 ejemplares), que llega a colegios y casas de la cultura de buena parte de la provincia de Córdoba, pero también a museos como el Centro de Arte Reina Sofía o el Macba de Barcelona, configuran la revista Veneno como una preciada joya de coleccionista.
Otro de los atractivos de esta publicación es que encierra en su esencia realidades muy distintas: por un lado, continúa como garante de ese dinamismo cultural de la España de los años 80 -"que se abría paso en un país de política complicada y a veces radicalizada con golpe de Estado incluido", recuerda el coordinador-, y por otro representa la nostalgia de los tiempos pasados, del desafío estético y de un sistema de envío, el correo postal, que sigue llegando puntual cada trimestre a los suscriptores.
Aun así, las cartas en absoluto rivalizan con la presencia de la publicación en Youtube (http://es.youtube.com/user/centrodepoesiavisual), donde también se pueden consultar algunos de sus números.
Aliseda, que alumbró esta publicación en una apacible comida junto al poeta Egidio Huerga y Secundino Naves, asegura que en la elección de su nombre algo tuvo que ver su admiración por el cantautor Kiko Veneno, en aquellos tiempos en pleno auge, así como por la fuerza y la plasticidad de la propia palabra.
Además de como revista, Veneno surgió como editorial independiente con algunas publicaciones como Hombre en la tierra, con poemas de Huerga e ilustraciones de Aliseda, o Nocturnos, un poemario de Francisco Sanz con ilustraciones de G. Antolín.
A lo largo de estas más de dos décadas de existencia, la evolución de la revista ha sido considerable. "Creo que la poesía visual se está abriendo paso al gran público, al igual que está ocurriendo con la danza o el cómic", comenta el artista, que recuerda cómo durante los primeros años, muchos números de Veneno se distribuían "de mano en mano".
Aunque en su larga trayectoria la revista ha cultivado poesía tradicional y poesía visual -esta última de manera exclusiva desde 2005-, en las páginas de Veneno han rubricado sus firmas autores desconocidos en aquella época pero que con el tiempo han alcanzado un meritorio lugar en el panorama literario español como es el caso de Gustavo Martín Garzo, Carlos Ortega, Olvido García Valdés (premio Nacional de Poesía en 2007), Eduardo Milán, Antonio Gamoneda, Alberto Díaz Villaseñor, Rafael de Cózar, Pablo del Barco o Antonio Gómez, entre más de 250 colaboradores que han plasmado en sus páginas todo un repertorio de documentos inéditos.
Al interés por esta forma de comunicación, Francisco Aliseda ha sumado a lo largo de 25 años una gran implicación personal que ha incluido la financiación de la revista -que siempre se ha distribuido de manera gratuita- hasta hace tres años, cuando el Ayuntamiento de su localidad y la Diputación Provincial pusieron en marcha el Centro de Poesía Visual, la primera entidad de este tipo de carácter público en España, que también costea la publicación.
Muchos de sus números (163 hasta el momento) han sido creados de manera artesanal por el propio Aliseda, que recuerda cómo en una ocasión pegó una hoja de chopo a cada uno de los ejemplares de una edición y ha recortado, reconstruido y coloreado páginas de manera artesanal y haciendo gala de una gran paciencia.
No en vano, se dedica al mundo del arte desde 1981 y participa de manera personal en movimientos como el mail-art, una red de arte por internet en la se realizan convocatorias internacionales abiertas a cualquier persona, que aunque en la mayoría de los casos no puede llegar a ver su obra expuesta físicamente debido a la gran distancia, suele recibir un catálogo de la colección.
Su entusiasmo por las nuevas formas de comunicación no impide su reconocimiento a los grandes nombres de la historia del arte (disciplina que cursó), por lo que guarda recuerdos muy gratos de algunos de sus viajes a Córdoba desde Peñarroya o su primera visita al Museo Julio Romero de Torres de la mano de una tía. "Fue una de las experiencias más emotivas de mi vida", confiesa Aliseda, al que todo este tiempo no ha logrado mermar el cariño y la dedicación necesarios para sacar adelante su publicación.
No obstante, las nuevas tecnologías han impulsado un salto cualitativo en la rapidez y facilidad para el envío de las colaboraciones, que también han empezado a abrirse a nuevas fronteras, como es el caso de este último número, en el que aparecen las firmas de tres autores españoles, dos brasileños, un portugués y un cubano.
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