Manguel lamenta que los editores fomenten la literatura comercial

El escritor argentino explica que la sociedad de consumo quiere transmitir la idea de que "no somos lo suficientemente inteligentes para un libro" · El impulso a la lectura debe partir desde la Universidad

Ángela Alba / Córdoba

16 de febrero 2008 - 05:00

El mayor problema contra el que tiene que luchar la literatura en la actualidad es la propia industria comercial. Las empresas editoras han descubierto el libro como un bien más que se compra y se vende y "desgraciadamente los editores a mediados del siglo XX se preguntaron: ¿por qué no aplicar al libro los mismos métodos que usamos para la venta de salchichas en el supermercado?", explicó el escritor argentino Alberto Manguel en un encuentro con los medios previo a la conferencia de apertura del programa Los libros multiplican tu vida, desarrollado entre la Dirección General del Libro y la Universidad de Córdoba (UCO).

Por este motivo los editores producen estos libros "todos de la misma manera, todos con una venta dirigida a ciertos lectores que piensan que no pueden leer cosas más complicadas, y hasta con una fecha de venta límite, como se les pone a los huevos", sentenció Manguel. A la vez, los verdaderos libreros tienen el problema de que necesitan llevar eso libros a su tiendas porque se venden, con la consecuencia de que esas obras "toman el lugar de la otra literatura, de la verdadera literatura", explicó el autor de Historia de la lectura.

La sociedad del bienestar intenta evitar la dificultad y la lectura se define como algo complicado, por lo tanto las empresas intentan dar literatura fácil a los lectores. Manguel explicó que ser lector es "algo bastante simple, es descubrir el mundo a través de los libros, saber que en alguna estantería hay un texto que ha sido escrito para nosotros y que milagrosamente pone en palabras nuestros deseos más secretos, nuestros temores más íntimos, nuestras pasiones más inexplicables". Según el escritor, habría más lectores si la gente se convenciera de esta idea, sin embargo el problema es que "tiene que competir con otras ideas que están en nuestra sociedad; la más peligrosa y venenosa es la que impone la sociedad de consumo, que es la de hacernos creer que somos estúpidos, que no somos lo suficientemente inteligentes para un libro".

La sociedad quiere consumidores que no piensen pero la labor de las instituciones y sobre todo de las universidades es hacer creer a la población que es inteligente y que y que la estupidez es algo que se enseña. En este sentido Manguel se refirió a Dan Brown, autor de El código Da Vinci, y comparó su literatura con la multinacional McDonald, ya que las campañas publicitarias de ambos son las que han conseguido que arrasen en todo el mundo a pesar de que los productos que ofrecen no son los mejores. Pero los lectores son capaces "de tomar a Dan Brown sin que les importen las faltas de gramática, de lógica, los personajes unidimensionales, el argumento estrafalario y tonto".

La Universidad, que siempre ha sido considerada la vanguardia de la intelectualidad, ahora está sufriendo su mayor crisis. El número de lectores dentro de la comunidad universitaria disminuye vertiginosamente cada año.

Esta institución se alzaba como el polo opuesto a lo que hace el resto de la sociedad. Otro de los problemas es que ha desaparecido esa separación. "Nuestras universidades desgraciadamente se han especializado hacia el rendimiento económico eficaz", explica Manguel, y en vez de que la enseñanza sea un trabajo que hace ser más inteligente, las universidades están creando "artesanos especializados" que ni siquiera tienen un conocimiento general de la cultura. "No sé si es posible convencer a la mayor parte de nuestros universitarios de que una especialidad sin contexto cultural no sirve para nada excepto para ser parte del círculo de rendimiento financiero", concluyó el editor y traductor.

Sobre los tipos de lectores que existen, Manguel explicó que según su criterio habría tres categorías. Por una parte está el lector de clásicos, el que tradicionalmente se ha considerado como un buen lector por hacer suyos los textos de autores como Platón y Cervantes.

El segundo tipo es aquel que se ciñe a la lista de best-seller y que por lo tanto sigue la corriente de la mayoría. Se trata del lector comercial. Y por último, la tercera categoría, la que convence a Manguel; el lector que busca el libro adecuado y sabe lo que quiere leer. "Es el que sabe de una manera personal descubrir en un libro algo que es suyo. Leer como si estuviera buscando su autobiografía", aseguró. Es un lector que debe tener coraje para decir: "entiendo que Cervantes es un gran escritor pero no para mí". Pese a esta crisis, Manguel piensa que los lectores van a sobrevivir y que "la muerte de la literatura la tiene que leer un lector".

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