"Hay que derrotar el estigma de que los museos arqueológicos son tristes, serios y aburridos"
María Dolores Baena. Directora del Museo Arqueológico de Córdoba
La responsable defiende la conexión de la institución con la ciudad, de la que es reflejo
El nuevo edificio del Museo Arqueológico de Córdoba cumple su primera semana de apertura. Miles de ciudadanos han conocido ya las nuevas instalaciones de la institución que María Dolores Baena dirige desde 2002. La rehabilitación del Palacio de los Páez de Castillejo es ahora el gran proyecto que afronta un museo que quiere hacerse cada día más presente en la ciudad.
-¿Cómo ha recibido el público este nuevo edificio?
-Muy bien. Estamos muy satisfechos porque la afluencia de público está siendo bastante grande. El martes y el miércoles nos encontramos con un volumen de entre 400 y 450 visitantes, que es una cifra muy notable. La Consejería y el personal han hecho un esfuerzo para abrir el lunes y el martes, que son días en los que el museo suele permanecer cerrado (completamente los lunes, por la mañana los martes). En este proyecto se ha hecho un gran trabajo y debo felicitar tanto a los equipos de las administraciones, a los arquitectos y empresas, como al equipo del museo. Del primero al último, todos han trabajado y apoyado.
-¿Cómo ha sido el proceso de selección de piezas y elaboración del discurso expositivo de la muestra Córdoba, encuentro de culturas?
-Ha sido bastante complejo. Llevamos ya cinco años con la programación de esta exposición. Desde que se comenzó el proyecto general del museo ya preveíamos que se iba a hacer por fases para no cerrar nunca al público, que es la idea que teníamos. Así, se fijó que el edificio de ampliación ofrecería en su apertura una exposición de este tipo. Se elaboró el proyecto expositivo y posteriormente se hizo la ejecución museográfica. En contraste con la exposición permanente antigua y con lo que se suele hacer en los museos, no hemos apostado por un discurso cronológico sino temático. Se llama Córdoba, encuentro de culturas porque el museo es ejemplo de lo que sucede en la ciudad, y un elemento definitorio de Córdoba es este encuentro. Hemos escogido las piezas principales del museo.
-Piezas que, en muchos casos, adquieren una nueva dimensión a la luz de las nuevas condiciones expositivas.
-Muchas de las personas que se están acercando al museo y que comentan la exposición con nosotros se sorprenden y exclaman que determinadas piezas no estaban expuestas antes. Sí lo estaban. La gran mayoría estaba expuesta, si bien es cierto que también se exhiben piezas novedosas que proceden de los últimos ingresos. Lo que ocurre es que ahora cobran otra vida, otra visión, gracias a una museografía y una forma de presentación mucho más acordes a los tiempos actuales y a lo que demanda la sociedad.
-Es además una museografía muy ágil que favorece que el visitante no se sienta saturado.
-Eso es lo que se ha intentado. Una cosa es nuestro proyecto expositivo, en el que tenemos un discurso, sabemos lo que queremos contarle a la gente y qué piezas vamos a exponer y en qué condiciones de conservación, y otra la ejecución museográfica, cómo eso se lleva a la práctica. Estamos muy contentos con la labor de la empresa que ganó el concurso para esta exposición, Jesús Moreno y Asociados, porque hemos trabajado muy bien conjuntamente, y ahí está el resultado. Ellos hicieron una propuesta muy dinámica: no cierra las salas, hay mucha permeabilidad y visión de las piezas desde distintos puntos de vista, una iluminación magnífica... Eso contribuye a que lo expuesto se vea de otra forma.
-¿Habrá cambios en la exposición con el paso del tiempo?
-La exposición está planteada a partir de un discurso abierto y flexible. Si ingresa alguna pieza que resulte interesante, se puede introducir sin ningún problema. No es una exposición cerrada.
-Y como gran colofón, las estructuras del teatro romano.
-Tal y como lo planteamos en nuestro proyecto y posteriormente fue ejecutado en el proyecto arquitectónico, el yacimiento forma parte del museo y de la exposición como una pieza más. No es algo aislado que se puede visitar en el sótano. Está integrado plenamente en el museo. De hecho, cuando alguien entra en el vestíbulo contempla ya cómo los restos emergen del sótano. Queríamos plasmar la idea, que cada vez es más tenida en cuenta por los ciudadanos, de que los restos arqueológicos son un bien, no sólo porque nos ayudan a conocer nuestra historia y a conocernos a nosotros mismos sino como instrumento de proyección de futuro, ya que pueden crear una cadena de valores, convertirse en recursos económicos y de creación de empleo... En esta ciudad, la presencia de los bienes arqueológicos es continua.
-La exposición subraya algo que ya se sabía pero que conviene recordar de vez en cuando: el riquísimo patrimonio arqueológico de la provincia.
-Efectivamente. A lo largo de la exposición vemos piezas de toda la provincia, que es muy rica en cuanto a patrimonio de todo tipo. Queremos que el público foráneo se sienta impulsado a visitar la provincia a través de estas piezas.
-También se ha buscado la convivencia armónica entre el edificio del siglo XXI y el del XVI.
-Creo que el resultado es bueno. Se presta a discusión, como es lógico: a algunas personas les gusta la fachada, a otras no... Los arquitectos han sido muy generosos porque le han dado un tratamiento como de fachada lateral para que en la plaza lo que destaque sea la portada de Hernán Ruiz II del Palacio de los Páez de Castillejo, una de las joyas de la arquitectura civil del Renacimiento en Córdoba. También han utilizado un lenguaje de interpretación de la arquitectura tradicional cordobesa: la fachada de cal, con los zócalos de piedra como los que había en las casas antiguas... En las cristaleras que dan a la plaza, los arquitectos han aplicado una de las premisas que planteábamos en el programa museológico: el museo es imagen y reflejo de la ciudad. A través de las cristaleras hay una permeabilidad: el que está dentro ve la plaza y desde la plaza se ven los restos arqueológicos. El museo no es algo aislado, no vive hacia dentro, hay una conexión evidente con la ciudad.
-En el mapa de los espacios museísticos de Córdoba, da la sensación de que el Arqueológico sigue siendo para muchos ciudadanos y para los visitantes un gran desconocido, un espacio que no tiene la proyección y la difusión que merece por la calidad de sus fondos. ¿La apertura del nuevo edificio contribuirá a reparar esta situación y a que el museo gane en atractivo turístico?
-Indudablemente, supondrá un atractivo mayor. Pero no creo que el museo sea ese gran desconocido, al menos para los cordobeses. En nuestra experiencia de los últimos diez años, con el programa de difusión que se ha llevado a cabo se ha fidelizado mucho la visita, y los ciudadanos de Córdoba han respondido perfectamente. Quizá faltaba esa vertiente hacia el exterior, pero eso es algo que tiene que ver con toda la promoción del patrimonio de Córdoba.
-Actividades infantiles, talleres, concursos... Todo ayuda para que el museo sea más y mejor conocido.
-Nosotros somos historiadores y nuestra idea es que hay que conocer la Historia para conocernos a nosotros mismos, y derrotar ese estigma de que los museos arqueológicos son tristes, serios y aburridos. No tienen por qué serlo. Este concepto está cambiando en los últimos años, no sólo aquí sino en otros muchos museos del mundo. Hemos intentado que el museo sea también un centro de cultura. En Córdoba, cualquier lugar patrimonial puede serlo. Queremos que a través de la Historia y la arqueología se generen visiones enfocadas a otros ámbitos de la cultura: música, danza, teatro, títeres, literatura... Son disciplinas culturales que se pueden relacionar perfectamente con las piezas del museo.
-Las actividades infantiles son especialmente pertinentes como foco de generación de una sensibilidad patrimonial entre el público del futuro.
-Es como sembrar. Cada tipo de público requiere su lenguaje y una forma de hacerle llegar el museo. El infantil es muy receptivo. Hemos tenido una gran demanda en las actividades. Los niños tiran de los padres y nos ayudan a conocer muchas cosas. Escuchar lo que dicen nos ayuda a mejorar la manera de presentarles el museo. Como ejemplo, siempre cuento que mis hijos preguntaban por qué las estatuas romanas no tienen cabeza, y de ahí surgieron una actividad, un cómic y un audiovisual. Con el público infantil se establece una comunicación de ida y vuelta. Los niños se divierten y aprenden y nosotros también aprendemos de ellos.
-Toca hablar ya de la rehabilitación del Palacio de los Páez de Castillejo. ¿Cómo marcha el proyecto? ¿El edificio será cerrado por completo al público?
-El trabajo de planificación es continuo y mucho antes de la apertura de la ampliación ya estábamos trabajando, tanto en el museo como en las dos administraciones implicadas, el Ministerio de Cultura y la Consejería de Cultura, en la programación del palacio. Hay que ir muy por delante. Los documentos de planificación están hechos. El palacio hay que cerrarlo porque necesita una rehabilitación y una adecuación. Estamos en ello y no va a haber ningún hiato en el proyecto.
-¿En qué horizonte temporal podemos situar la culminación del proyecto?
-Es difícil fijar un horizonte porque hay circunstancias que surgen y modifican los plazos. Nosotros pensábamos que el edificio de ampliación estaría acabado antes, pero ha habido algunos aspectos que lo han impedido: el acceso, la red urbana donde se ubica, la aparición de bolsas de agua... En el palacio ya se han hecho todos los estudios previos pero en este tipo de obras surgen novedades. Es un edificio antiguo que hay que cuidar mucho sin que cambie su carácter de palacio. Hay que adecuarlo a las demandas actuales, en lo que se refiere tanto a la conservación de las piezas como a la confortabilidad del visitante.
-¿Cuándo cerrará el palacio sus puertas al público?
-Ahora está cerrado por las labores de traslado que estamos desarrollando. El cierre por la rehabilitación dependerá de cómo se vayan sucediendo los concursos que tienen que ir saliendo en el marco del proyecto.
-Las piezas de Córdoba, encuentro de culturas volverán al palacio...
-Sí. En el edificio renacentista residirá la exposición permanente y en el de ampliación, las dos salas acogerán exposiciones temporales. El proyecto, insisto, se ha desarrollado por fases para que el museo nunca esté cerrado al público. Córdoba, encuentro de culturas puede definirse como una exposición semitemporal.
-¿Qué proyectos tiene el museo para los próximos meses?
-Todas las actividades, lógicamente, estarán enfocadas a dar a conocer el nuevo edificio y profundizar en el conocimiento de la exposición. Ya están funcionando, y con mucho éxito, unas visitas guiadas que se pueden concertar a través de los teléfonos y la web del museo, y vamos a continuar con algunas de las actividades para niños. También seguiremos con el concurso de relatos, que cumple su octava edición.
-¿Qué características tiene la biblioteca del nuevo edificio?
-La estamos poniendo en marcha. Es una biblioteca especializada con más de 40.000 volúmenes. El museo se funda en 1867, a la vez que el Museo Arqueológico Nacional. Tenemos volúmenes desde comienzos del siglo XIX hasta hoy. No va a tener un horario de apertura como el de una biblioteca pública. Lo que se requiere para entrar es un carné de investigador que se hace allí mismo, en el museo, pero estamos abiertos no solamente a investigadores de Universidad sino a otro tipo de público. Los alumnos de instituto que necesiten hacer un trabajo, por ejemplo, pueden obtener el carné.
-¿Hay sensibilidad arqueológica en la ciudadanía cordobesa?
-La hay porque la percepción ha cambiado en los últimos años. Yo llevo trabajando muchos años en el ámbito de la arqueología (comencé dirigiendo intervenciones de urgencia en Córdoba) y he vivido todo este proceso. Creo que el dilema entre progreso y patrimonio está superado. La sensibilidad ha crecido desde el punto de vista de asumir el patrimonio arqueológico como un bien público para todos y no como un problema. Evidentemente, siempre hay alguna opinión discordante, sobre todo cuando se tocan asuntos particulares, económicos... Es algo que se percibe. Estos días me ha resultado curioso ir por la calle y recibir felicitaciones y opiniones sobre el museo. Hay un interés por la arqueología.
-¿Cómo es el funcionamiento interno del museo? ¿Qué tipo de restos llegan y qué se hace con ellos?
-El museo se divide en varias áreas: de conservación, investigación y restauración, de difusión y de administración y gestión. Según la normativa vigente, los restos arqueológicos procedentes de intervenciones, hallazgos casuales o incautaciones policiales tienen que ir a los museos. Todo lo que aparece en la provincia de Córdoba ingresa en el museo bajo depósito. Son depósitos pertenecientes a la comunidad autónoma. Hasta el año 1984 eran de titularidad estatal. En el museo pasan una serie de controles, inventarios y verificaciones. Son catalogados, inventariados y registrados y, en función de su estado, son restaurados o pasan al almacén. Si son piezas susceptibles de ser expuestas, se integran en la exposición. La gran cantidad de fondos del área de reserva sirve fundamentalmente para investigación. Para los arqueólogos, una escultura como la Afrodita es tan importante como un fragmento de cerámica que puede indicar una fecha concreta o aportar una información determinada. Esta investigación es la que nos permite llevar al público un discurso concreto y el conocimiento adquirido, evidentemente con un lenguaje menos técnico.
-¿Qué volumen de piezas está actualmente bajo la tutela del museo?
-Tenemos más de 34.000 registros, pero en muchas ocasiones un registro corresponde a una intervención arqueológica. Si tenemos en cuenta todas las cajas de material, la estimación supera las 100.000 piezas. Es uno de los principales museos arqueológicos de España y responde a la riqueza arqueológica de la ciudad y la provincia de Córdoba.
-Para el buen funcionamiento de un museo de estas características, ¿sería más adecuado que la titularidad y la gestión correspondieran a una misma administración?
-La normativa actual establece que la titularidad es estatal y la gestión corresponde a la Junta de Andalucía. ¿Sirve para avanzar o no? Tenemos la muestra en el edificio que acabamos de inaugurar. Creo que se ha trabajado muy bien con las dos administraciones. El modelo funciona ahora mismo. Es una normativa que procede de la distribución de competencias entre el Estado y las autonomías que reside en la propia Constitución.
-¿Cómo ve el proyecto de la Capitalidad Cultural en esta fase final? ¿Qué puede aportar el museo?
-No puedo verlo desde fuera por mi implicación en él a través de la redacción del dossier. El proyecto de la Capitalidad representa el futuro de esta ciudad, no ya centrado en el año concreto de 2016 sino por la posibilidad que ofrece para la configuración de una ciudad de servicios culturales que estimulen su desarrollo económico. El museo aporta una visión contemporánea del patrimonio y la idea de que Córdoba tiene muchas sorpresas que ofrecer además de los grandes valores como la Mezquita. Córdoba es en sí misma un museo y a través del Arqueológico se ve cómo es esta ciudad.
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