Juan Estévez Delgado / Exjefe De Protección Civil Y Extinción De Incendios De La Diputación (1988-1999)

El escándalo del Consorcio de Bomberos estaba cantado

opinión

13 de marzo 2012 - 01:00

EN el año 1988, la Diputación Provincial me encargó la elaboración del proyecto de un Servicio de Protección Civil y de Extinción de Incendios, un proyecto que supuso un interesante trabajo al no existir ninguna estructura similar, que se llevó a cabo a través de tres mandatos y que derivó en la creación y consolidación del proyecto provincial. En este tiempo se decidió el modelo de servicio, la ubicación de los parques de bomberos, la formación del personal y los medios y equipos que serían necesarios.

En este recorrido, a partir del año 1995, se toma el acuerdo de crear un Consorcio Provincial de Extinción de Incendios, porque se suponía que era una forma más ágil de prestar este servicio y la contratación de los medios necesarios no tenía tantas trabas burocráticas, cosa que debe ponerse en duda y que los entonces promotores tampoco creían, pero había que politizar un Servicio que debe tener un carácter técnico y no político. Propuesto el Consorcio, es necesaria crear la figura del gerente, que en este caso no es una persona con conocimientos técnicos ni persona que aporte nada al desarrollo de la organización. Se pensó, en primer lugar en un político de la zona de la Subbética, recayendo al final el nombramiento, en una persona que controlaba la organización política del PSOE de Ciudad Jardín.

En cuantas ocasiones tuve oportunidad, les manifesté al presidente y al vicepresidente -este ultimo alcalde de Palma del Río- de la Diputación que este nombramiento era un grave error vista la trayectoria de la persona propuesta para el nombramiento. Persona conocida por toda la Diputación y con una trayectoria personal y laboral muy cuestionada, incluso por sus propios compañeros de partido, en el Servicio de Cultura de la Corporación Provincial.

Al crearse el Consorcio Provincial, una de las consecuencias inmediatas fue excluir del mismo a la persona que, hasta ese momento, se había encargado de poner en marcha el proyecto, así se me elimina de la gestión del Consorcio, quitándome de toda responsabilidad y dejándome literalmente arrinconado para no estorbar y no ser una persona crítica con la gestión. La posterior selección de personal de administración y, con posterioridad, la selección en oposiciones de bomberos, a las que renuncié con escrito al presidente de la Diputación, para que me sustituyesen en los Tribunales son ejemplos del inadecuado proceder del gerente.

¡Para qué querían escuchar mis opiniones, si ellos creían que esta situación duraría de por vida y no tendrían problemas de ningún tipo! Si les decías que eran necesarios los planes de emergencia, me decían que eso era un capricho mío. Cualquier cosa que les decía, era molesto para el político, incluso cuando se planteó la venta de un bien de la institución a un particular, sin pasar por los órganos de decisión y en la que pudiera haber un posible delito, se me dijo que sólo creaba problemas.

¿Por qué se llega a esta situación de mala gestión? ¿Por qué cuando se ha advertido de que estaba pasando algo, se ha mirado para otro lado? Entiendo que, además de la responsabilidad del propio gerente como consecuencia de la forma en que ha gestionado el Consorcio, existen responsabilidades políticas paralelas por quien lo nombro a sabiendas de quién era la persona y a quiénes lo avalaron en los diversos consejos del Consorcio con sus votos mayoritarios y, claro, que también habrán de pedirse responsabilidades a los técnicos y al sindicato que apoyaban este nombramiento, porque ellos conocían al igual que yo quien era el gerente propuesto, que ha cumplido con creces las peores expectativas. Es evidente que el nombramiento a sabiendas de quién era la persona y sus antecedentes fue una temeridad, que hoy se paga.

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