¡Que nadie lo detenga!

EL Partido Popular barrunta una más que entendible huida plenaria de la actual sede consistorial de la calle Capitulares. Por ahora, sólo se trata de una posibilidad, pero el alcalde dejó claro esta semana que por su mente pasa la idea de llevarse la Alcaldía y el Salón de Plenos al hermoso e histórico edificio del actual Mercado Sánchez Peña, en La Corredera. IU ya ha dicho que no le gusta la propuesta, que le parece megalómana, mientras que los vecinos y los comerciantes de la zona se lo están pensando, lo que no significa que a otros no sólo nos guste el posible traslado sino que incluso nos emocione. ¿Por qué? Pues porque podría significar, y ojalá así fuese, ojalá, que se abra una oportunidad de ir vaciando la actual sede del Ayuntamiento de Córdoba, ese adefesio enorme y feo como un ballenero que hay plantado junto al Templo Romano y al que resulta difícil acostumbrarse por su fealdad y por su inoportunidad. Lógico es que el alcalde, y cualquiera con un mínimo gusto estético, quiera salir de allí huyendo como si cundiese la peste y lógico sería también que el mastodonte consistorial se fuese vaciando para que en un futuro lo menos remoto posible pudiese caer sobre él la piqueta y así mandarlo al demonio. Sí, al demonio. Ya sé que no están los tiempos para gastos innecesarios ni para excesos, ya sé, pero es que acabar con este error arquitectónico histórico se hace casi que una necesidad perentoria para la vista. Ya saben eso de que en la estética también está la ética. Así que, por lo que de mí depende, que nadie detenga al alcalde en su decisión de llevarse las zonas nobles consistoriales a La Corredera. Porque en una ciudad que tiene los monumentos que tiene, en una ciudad que es pura belleza e historia, el hecho de que se reciba a las autoridades que vienen a visitarnos en un edificio tan olvidable como el actual se antoja casi que una indignidad. No detengan pues al alcalde, por favor, no lo detengan, que oportunidades para ir allanando el camino a la eliminación de El Adefesio no se presentan todos los días. ¿Se imaginan allí una zona verde? Qué maravilla si lo viesen mis ojos.