Francisco Javier Domínguez

La caza mayor de Podemos

La pica en flandes

MIL analistas y filósofos callejeros destripan cada día el programa de Podemos en medios de comunicación y barras de bar. A favor y en contra. Con visiones polarizadas, como siempre ha sido y será en este país de islas irreconciliables. Utopía o realidad, esa es la cuestión. El documento navega entre adjetivos. Irrealizable, populista, necesario, útil, vengativo, justo, injusto… Pablo Iglesias y sus secuaces juegan cada día con una estudiada ambigüedad que se basa en respuestas cortas, muy pensadas, con titulares. De manual. Hechas para salvar las repreguntas de los periodistas del sistema, pensadas para satisfacer a una masa descontenta que cada día crece. ¿Aguantará Podemos hasta las elecciones con los mismos mensajes encadenados? Las encuestas los sitúan en cabeza. Se puede engañar a uno un día, incluso a muchos durante un tiempo, pero ¿cuánto tardará en darse cuenta la sociedad de que Podemos es poco más que una operación de marketing político que quedará para la historia por focalizar y satisfacer a la vez a su público objetivo en un cortísimo lapso de tiempo?

La respuesta a la pregunta es complicada porque el descontento crece cada día y el número de desesperanzados aumenta de forma constante. Al gran mérito de Podemos se debe sumar la enorme campaña que le están haciendo los que gobiernan en Madrid, Barcelona, Sevilla… Aquí no se salva nadie que haya tocado poder en los últimos 20 años. La propia Susana Díaz ha declarado que si Chaves y Griñan son imputados se caerán del cartel socialista. Pocas torres tan altas habrán caído si esto sucede. Pero la verdad, la profundidad del asunto en estos tiempos de suma superficialidad, de valoración de la imagen asociada al mensaje corto y contundente, es que el programa de Podemos es una de las patrañas más grandes que la historia ha dado. Tan superficial es que se mueve a golpe de titulares. Y no me voy a referir a temas grandilocuentes como la economía, la defensa, la educación o la sanidad. No. El programa de Podemos es tal mentira que se guía por una visión maniquea de ricos y de pobres, de poderosos y agraviados, propia de la transición a la era industrial. Todo ello está respaldado por operaciones de verbo y marketing que no entra de lleno en la naturaleza de las propuestas.

Como decía, voy a un ejemplo sencillo, alejado de los grandes asuntos del programa. Podemos plantea una regulación de la caza mayor, como si ya no lo estuviera. Sin embargo, no menciona nada de la caza menor, como si a las perdices no les doliera la perdigonada lo mismo que al venado la bala. La explicación es sencilla y cargada de metáfora. A Podemos no le importan ni las perdices ni los venados. Le importa quién paga o puede pagar la cacería. Luego, ellos ya se encargarán de cobrar las piezas.

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