Salvador Gutiérrez Solís

Ser mujer

La tribuna

09 de marzo 2015 - 01:00

UNA pareja se sienta en la terraza de una cafetería y piden un café solo y una menta-poleo. Cuando el camarero deposita las bebidas en la mesa, deja el café solo junto al hombre y la infusión junto a la mujer. Lo mismo suele suceder con cerveza/vino y refresco, o pidiendo la cuenta, con toda probabilidad la bandejita con la nota del importe acabe en las manos del hombre, así como la cerveza. El anuncio de un yogur, bajo en calorías, que presumiblemente propicia que te mantengas en la "línea adecuada", lo protagonizan cinco mujeres, cinco, y ni un solo nombre. Un local solo para niñas, donde las maquillan y visten, para luego desfilar, cumpliendo así el que debe ser el gran sueño de su vida: ser una princesa. Anuncios de lavavajillas, lavadoras o planchas destinados al consumo exclusivo de las mujeres. Sigamos, una competición automovilística que se publicita con la fotografía de una chica en ropa interior -¿cuál es la relación?. En el colegio, normalmente, el número de teléfono que tienen para cualquier posible aviso es el de la madre. Más publicidad, por ejemplo: en los anuncios de taladradoras, sierras mecánicas y demás artilugios para bricolaje, solo aparecemos hombres, somos los manitas de la casa, porque eso de lavar y barrer no es para nosotros. La cuna, con el hijo recién nacido, habitualmente se sitúa en el lado en el que duerme la madre. Seguro que algunas de las situaciones/escenas anteriores le son comunes, las ha vivido de cerca en algún momento de su vida o, peor aún, forman parte de su rutina. Y es que esos mundos rosa y azul que creíamos finiquitados, siguen estando ahí, muy presentes en nuestras vidas.

Si a esto le añadimos que las mujeres cobran casi un treinta por ciento menos que un hombre por desempeñar un mismo trabajo, a pesar de que la estadística nos indica que ellas están mejor formadas académicamente y que han superado sus estudios con mejores notas que nosotros. Y si a esto le añadimos que la presencia de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas, en las cátedras, en los juzgados, en la Academia de la Lengua, en los puestos directivos de la banca y de los medios de comunicación y allí donde se toman las decisiones sigue siendo insuficiente, que ni de lejos se cumple la paridad. La crisis sigue siendo muy dura para todos, pero ellas la sufren más, lo que ha propiciado el regreso de las mujeres a la "casa". Pero es que la suma de la desigualdad sigue, basta con girar el cuello y contemplar la realidad. En las denominadas tareas del hogar, por ejemplo, o en el cuidado de nuestros hijos o mayores, siempre encontraremos a mujeres, como si contaran con un gen especial en su ADN que les concede habilidades especiales para tales tareas. Y no, el cuidado, como planchar una camisa, como cambiar un pañal, confiar en las posibilidades y talento de las mujeres, dejar de contemplarlas como meros adornos, se aprende, si se quiere aprender, si uno está dispuesto a aprender.

Podría proseguir este repaso a este mundo desigual que tenemos, y que va de lo cotidiano a lo específico, con la violencia de género. Otra muesca, trágica e irracional, más en el haber de las mujeres. Sí, porque ser mujer hoy sigue siendo complicado, o es más complicado que ser hombre, el axioma se puede formular de la misma manera, pero con semejante resultado. En ocasiones, cuando no habitualmente, la mujer vive en un mundo incómodo, que no le es grato, acogedor, respetuoso. Y todos los anteriores ejemplos forman parte de lo que conocemos como sociedades avanzadas, por desgracia la situación de las mujeres en multitud de países es mucho peor, maltratos físicos y mentales aceptados social y legalmente, imposibilidad absoluta de tomar decisiones propias, esclavitud, etc. Es la realidad, y obviarla o tratar de ocultarla no nos lleva a ningún sitio. La igualdad no solo es justicia, en su sentido más amplio, también es eficiencia, aprovechar el talento y capacidades de la sociedad al completo y no solo de una mitad. Tengámoslo en cuenta, más allá del 8 de marzo, todos los días, ya que se trata de un reto que deberíamos intentar y llevar a cabo de una vez por todas.

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