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SE trata de una vieja cita -cuyo origen desconoce Las Tendillas- comprensiva de toda una filosofía del comportamiento de algunos terrícolas que, habiendo incurrido en clamoroso error, prefieren mantenerse en él antes que rectificarlo.
Estas... maneras parece que fueron muy utilizadas por los señoritos (hidalgos) del Siglo de Oro. Y funcionó: Por aplicación de los principios que la cita proclama, los susodichos podían mantener sus títulos y prebendas.
Actualmente, esta fórmula de vida no ha caído, precisamente, en desuso. Todo lo contrario:
Cuando los responsables de la cosa pública incurren en error de los que hacen época (verbigracia: la elaboración del llamado "decretazo"), en vez de rectificar el desaguisado, lo que se suelen hacer es afianzar el traspié, confirmarlo o sustituirlo por otro despropósito mayor. Igual sucede cuando se nombra a un responsable político que, en el ejercicio de la actividad encomendada, evidencia incompetencia, ineptitud y otras lindezas: en vez de mandarlo a su casita, lo que se hace es premiar su torpeza apoyándolo en el cargo, eso, si no se le eleva a los altares con el ascenso a otras responsabilidades de superior categoría jerárquica, siempre en detrimento de otros profesionales de acreditada capacidad y mérito. Ejemplos no nos faltan. Basta recordar el llamado caso Faisán: Unos responsables políticos de altura se chivan a ETA de que van a ser detenidos. Los criminales ponen pies en polvorosa y eluden la detención. Los responsables, hoy imputados por colaborar con banda armada, fueron ascendidos o condecorados.
En la Comunidad Autónoma Andaluza también disponemos de algunos ejemplos ilustrativos de estas cacicadas en las que la incapacidad -y hasta la inmoralidad- son consentidas y hasta premiadas.
Es decir: la doctrina (del sostenella y no enmendalla) sigue vigente... con pequeñas variaciones. A saber: los señoritos del Siglo de Oro la aprovechaban para conservar sus honores. Los señoritos del Siglo... de la crisis aplican la susodicha doctrina con dos finalidades: hacerse ellos de oro, afianzarse en sus poltronas y asegurar las alubias de sus familiares y amiguetes con triquiñuelas enchufistas como el decretazo.
Los funcionarios de la Junta de Andalucía en Córdoba, y demás de la Comunidad Autónoma siguen en su particular guerra contra la indicada norma. Desde este espacio, hemos expresado nuestra opinión de que las medidas de protesta de dichos funcionarios nos parecen cargadas de justificación. Otra cosa es que la ganen los funcionarios. Porque las guerras no las ganan quienes tienen más... razón, sino quienes tienen más... poder. Sobre todo cuando aplican el principio contenido en el título de esta publicación: sostenella y no enmendalla.
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