La Gloria de San Agustín
Rafalete ·
El frío de fuera
la ciudad y los días
CÓRDOBA se revela mientras el resto del mundo se rebela. Con esta crudeza retrató lo ocurrido el pasado domingo mi amiga Elena. Tan lúcida como dolida. Y con razón. Esta democracia imperfecta ha radiografiado las tripas de la ciudad. Su intestino grueso. Nada que cuestionar a la victoria lógica y bien trabajada de José Antonio Nieto. Como expliqué en su momento, la naturaleza inflexible del voto popular en Córdoba, unida a la debacle general del PSOE, garantizaba su techo como suelo para estas elecciones. El resto, han perdido. Todos sin excepción. Ya no hay ciudad roja. La hicieron rosa. Luego rosiblanca. Y ahora es pálida como la tisis.
Es obvio que los votos de Rosa Aguilar han ido directamente a Rafael Gómez. No eran comunistas. Ni socialistas. Eran hijos del populismo interesado. De la sumisión al señorito. Como las pruebas del embarazo, eran votos incoloros que se teñían diferentes cada cuatro años en función de quien se les orinase encima. Hasta la llegada de Rafael Gómez, los reactivos tenían el mismo color del poder. Por eso esta ciudad había llegado a votar mayoritariamente a IU en las municipales, al PSOE en las autonómicas y al PP en las generales. La irrupción a la superficie de este voto sumergido ha revelado lo que muchos intuíamos: Córdoba es una ciudad clandestina que vive dentro de otra. Como una muñeca rusa. Como un alien. De carne y hueso.
El PSOE conocía con mucha antelación y de primera mano la magnitud del descalabro. Se lo advirtió la mismísima Rosa Aguilar. Y por eso no buscaron un candidato de lujo para adelantar a Izquierda Unida. No querían convertirlo en una falla. Cuando sabes que vas a morir en la batalla, mejor enviar a un soldado que a un general. En IU ocurría justo lo contrario. No tienen generales. Ni soldados. Ni trinchera. Adiós al liderazgo mediático del comunismo estatal desde Córdoba. Adiós a Sevilla del imputado Torrijos. Adiós al Coronil de Willy Toledo. Adiós a Puerto Real de Barroso… La ciudad andaluza más importante que le queda a IU es Conil. En menos de una semana comenzarán los despidos de los cargos a dedo. IU se desangrará como un toro atravesado. El PSOE es consciente de la hemorragia comunista e intentará practicar un torniquete con urgencia. Depende de IU para ganar las autonómicas. Para nada le ha servido la censura mediática en Canal Sur y otros medios por la batalla de Sevilla. Se han equivocado. Y pagarán las consecuencias.
Y mientras Córdoba se revela, el pueblo se rebela exigiendo democracia. El pasado miércoles comprobé en Sol y en la reunión de Espacio Plural en Madrid, la necesidad urgente de confluir en un tercer espacio alejado del bipartidismo y del centralismo político-financiero. La solución al tsunami de la derecha no pasa por una pretenciosa unión de la izquierda (consolidaría aún más el simplismo de los pares), sino por la cooperación política de la diversidad ideológica frente al bipartidismo y de la periferia frente al centralismo. Ni el PSOE ni IU están legitimados para este movimiento: los dos perdieron Córdoba por revelación al mostrarse incapaces de rebelarse.
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