Miércoles blanco en las calles de Ochavillo
El Ayuntamiento ochavillero no duda, año tras año, en aportar su granito de arena para que esta tradicional celebración se mantenga viva a lo largo del tiempo
Los vecinos de Ochavillo del Río recibieron ayer a la Cuaresma con su peculiar Batalla de la harina, una tradición que arranca hace más de dos siglos cuando, en la época de colonización de Carlos III, cuando los ochavilleros se arrojaban ceniza de los braseros. Pero fue hace poco más de 50 años cuando una panadera de esta localidad perteneciente al municipio de Fuente Palmera tuvo la idea de cambiar las pavesas de los braseros por harina y, hasta la fecha, esta renovada tradición se ha mantenido cada Miércoles de ceniza con más o menos afluencia de personas.
El desánimo que produce estar en el paro, el hecho de que muchos habitantes trabajen fuera de Ochavillo del Río y que otros tantos abandonasen el pueblo, son factores que han influido para que la fiesta pierda fuelle. No obstante, el Ayuntamiento ochavillero no duda, año tras año, en aportar su granito de arena para que esta tradicional celebración se mantenga viva a lo largo de las generaciones y, por este motivo, contribuye con la aportación de 200 kilos de harina para que los vecinos libren su particular batalla durante la mañana.
Además, el Consistorio elabora en la Plaza Real un arroz para que lo disfruten todos ochavilleros y los visitantes que acudan a disfrutar de la guerra de la harina y celebra una batucada como colofón a la fiesta. Ayer, a pesar de que la mañana era fría, desde primera hora decenas de niños se congregaron en la Plaza de la Fuente pertrechados con sacos para empezar, un poco más tarde, a recorrer las calles de Ochavillo en busca de una víctima a la que lanzar puñados de harina.
El fallecimiento de un vecino trastocó parcialmente la batalla, que en vez de comenzar en la Plaza Real, se trasladó hasta la de la Fuente pero, a partir de las 12:00 el ritmo de la fiesta fue el habitual. La Batalla de la harina, los juegos populares como el corro, la comba y el botijo, la reunión de vecinos alrededor de un arroz y la batucada marcaron un año más el peculiar Miércoles de Ceniza de Ochavillo del Río, una población que, con su peculiar arma blanca, recibe a la Cuaresma de una manera diferente.
También te puede interesar
Lo último