Mujeres que hacen futuro
Las costaleras del Cristo del Amor, las ceramistas de La Rambla o la fotógrafa África García Villén recogen los premios Córdoba en Igualdad
La fotógrafa África García Villén, el colectivo de pintoras de cerámica de La Rambla, la Unidad de Género de la Cruz Roja Española en Córdoba, el proyecto Educamos en igualdad del Instituto de Derechos Humanos y Educación en Andalucía, el profesor de Secundaria Miguel Ángel Castaño y la Hermandad del Amor de Córdoba representan ejemplos sobresalientes de lo que significa la igualdad de la mujer. Así lo reconoció ayer la Diputación de Córdoba con la entrega de sus premios de igualdad, unos galardones que llenaron el salón de actos del palacio de la Merced en una gala reivindicativa que intenta saldar el "débito histórico de sacar a la luz a muchas mujeres que dejaron de estar en el espacio público durante siglos y en todas las materias", según subrayó la presidenta de la Diputación, María Luisa Ceballos.
El colectivo de pintoras de cerámica de La Rambla encarna a la perfección lo que significa la evolución laboral de la mujer en las últimas décadas. "Nuestro papel estaba relegado hace años a la decoración de las piezas. Ahora estamos capacitadas para ponernos ante el torno, diseñar o llevar una empresa", subrayó Rafaela Castro, una de las rambleñas que integra el colectivo de ceramistas. "El de hoy es un reconocimiento muy importante porque hay mujeres que han estado toda su vida trabajando en este sector y nos encontramos muy orgullosas", dijo agradecida.
En el año 1984, la Hermandad del Cristo del Amor, con sede canónica en el Cerro, en Córdoba capital, dio un paso de gigante a favor de la igualdad al permitir la primera cuadrilla de mujeres costaleras. Aquella Semana Santa, estas pioneras se fajaron y se metieron bajo las trabajaderas del paso de la Virgen de la Encarnación para realizar una sola chicotá. Cruzaron el Puente Romano, la barrera que separa el Campo de la Verdad del casco antiguo, una frontera física que derribó, además, un muro mental. Desde entonces las niñas de la Encarnación, como se las conoce popularmente en el ámbito cofrade, han reivindicado la igualdad en un mundo eminentemente masculino.
Raquel Jiménez, costalera de 25 años, probó por primera vez en 2010 a meterse debajo del paso. "Tenía una gran curiosidad por la admiración que sentía hacia la cuadrilla y por devoción. Pensé que no iba a poder, pero me gustó y no concibo una Semana Santa sin este momento", describía ayer, con orgullo, minutos antes de que su cofradía subiera al escenario a recoger la distinción.
La fotógrafa África García Villén encarna la pujanza de la presencia femenina en las artes visuales. No sólo por ser una mujer la que se pone tras la cámara, sino por el papel preponderante de este género en su obra. "Es clave para mi expresión y el símbolo más importante de la lucha a favor de la igualdad", describió. La artista se mostró orgullosa por las "nuevas generaciones" de mujeres que se abren camino en el mundo de las artes, un ámbito en el que, como en la Semana Santa, la empresa o el deporte, la figura del hombre era mayoritaria hace no tantos años.
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