Guerreras de la lucha diaria
igualdad | el camino del éxito para la mujer
'El Día' habla con cinco mujeres líderes en distintos ámbitos de la sociedad cordobesa que relatan su experiencia laboral y parte de su vida
Córdoba/El techo de cristal existe. Esta misma semana se celebraba elDía Internacional de la Mujer (lo de trabajadora se le quitó hace un tiempo) y hubo algunos medios que lucieron titulares del tipo: "Las mujeres ya ocupan el 16% de los puestos de alta dirección en España". El 16% supone que de cada 100 directivos, 16 son mujeres, o lo que es lo mismo, 84 son hombres. El camino hacia la igualdad real y efectiva es largo, pero se intenta recorrer por todas aquellas que lo empezaron con los movimientos asociacionistas en los años 80 y por las que lo han hecho desde la intimidad de su casa.
Aún así, las cifras siguen hablando de diferencias que no son ni grandes ni pequeñas, porque simplemente son. La brecha salarial, los problemas que surgen por ser madre, lo complicado de la conciliación, la exposición en algunos puestos, las cifras de acoso laboral... y mucho más. La mujer empresaria, la enfermera, la limpiadora, la catedrática, la publicista o la mecánica; todas pertenecen de un modo u otro a un sector de la sociedad desfavorecido. Hay hechos que lo confirman, como la discriminación para acceder a determinados puestos que aún persiste cuando la cualificación entre hombres y mujeres es la misma, por ejemplo.
Sin embargo, esa situación, aunque genere el lógico descontento, no quita las ganas. Este periódico ha contactado con cinco mujeres, cada una líder en su ámbito, que cuentan su experiencia a lo largo de su trayectoria profesional o activista. La mayoría son madres y coinciden en la dificultad de conciliar vida familiar y laboral. Muchas hacen (o han hecho) lo que pueden para conseguir pasar más tiempo con sus hijos y no perderse la crianza de los mismos, pero las trabas para hacer eso son tales que a veces han tenido que renunciar a la posibilidad de ascenso en su empresa o han tenido que reducir su jornada laboral y perder parte de su sueldo para ello. Otras se llevan a sus hijos al trabajo y otras no son madres por decisión propia.
De la misma forma que Rosa María Morales, Berta Aparicio, Raquel Serrano, Pilar Dorado y Elvira Pérez participan en esta información, lo podrían haber hecho otras miles de cordobesas que desde un mostrador, una caja de supermercado o la cocina de su casa demuestran que los frenos institucionales, culturales o sociales se sobrepasan con actitud y dedicación. El objetivo está claro y la lucha por alcanzarlo empieza en tantos ámbitos como mujeres que lo ocupan.
"No me arrepiento de renunciar a algo por la crianza"
Rosa María Morales nació en Nueva Carteya pero vive en Córdoba desde que decidió trasladarse a la capital para estudiar Enfermería. Recuerda que cuando le contó a su familia a lo que se quería dedicar su padre le dijo que era "muy sacrificado" y que era "incompatible" con una vida familiar. Ella, explica, no se planteaba nada que tuviera que ver con formar una familia a los 18 años. Quería ser enfermera, carrera que ejerce desde julio de 1988 y en la que se metió de lleno por actitud vocacional: "La vocación es fundamental, puedes tener una técnica magnífica, pero eso no te hace mejor". Cuando tuvo su primer hijo le vinieron a la mente las palabras de su padre. Sí, el trabajo era demasiado sacrificado y los horarios absolutamente incompatibles con la crianza de unos hijos. No se lo pensó y decidió trabajar por las noches, renunciado así a un trabajo de día, que es mucho más vistoso y que da muchísimos más méritos para avanzar en el puesto en el que se esté. "Era una hormiga trabajadora, pero tenía tiempo para dedicar a mis hijos", que hoy ya tienen 14 y 16 años, anota. Ahora, cuando ellos ya pueden valerse por sí mismos o quedarse solos en casa, esta profesional lo tiene claro y reconoce que "no me arrepiento de haberlos criado, no me he perdido nada, ni una fiesta de cumpleaños, nada, ni siquiera la participación en el colegio". Morales, que actualmente está divorciada y asumió el 100% de la crianza de sus hijos, reconoce que la conciliación laboral es casi imposible en un ámbito como la enfermería, formado en su mayoría por mujeres. "Este trabajo dificulta la conciliación a no ser que puedas renunciar a tu sueldo y pedir una reducción de jornada", explica. Actualmente trabaja en la quinta planta del Hospital Reina Sofía, en el área de Digestivo. Gestiona los cuidados de los pacientes, establece criterios unificados para los mismos y se encarga de que tengan las necesidades básicas cubiertas. A pesar de haber trabajado esas noches, sus 30 años de oficio le han permitido prosperar en el centro sanitario, sacar a sus hijos adelante y seguir amando su trabajo de la misma forma que el primer día.
"Cuando pensé que era difícil ser mujer y abogada, llegó ser mamá y abogada"
Berta Aparicio, abogada, habla sin ningún tipo de tapujos de lo difícil que es compaginar su trabajo con su tarea de madre de dos niñas. Lleva ejerciendo la abogacía desde el año 2004 y es conocida de sobra en el sector. Fue presidenta de la Agrupación de Abogados Jóvenes de Córdoba y también de la de Andalucía y hace tres años decidió ser madre. La conciliación en este caso la califica como "muy dura", teniendo en cuenta que los abogados no están adscritos al régimen general de la Seguridad Social, sino al de la Mutualidad de la Abogacía, que no tiene prevista la prestación de la baja por maternidad, considerando la misma como una incapacidad temporal. Su marido, cuenta, es profesor y buscaron una solución para que ella le cediera días de su baja y así poder trabajar. ¿Qué pasó? Que los días por incapacidad temporal no se pueden ceder. Esto supuso, explica Aparicio, "un antes y un después" en sus vidas, que tuvieron que cambiar haciendo malabares para saber qué hacer con sus niñas (la segunda nació hace diez meses). "Ya tenía conciencia de lo que era ser mujer y abogada, hasta que llegó ser abogada y mamá", apunta. Esta profesión supone una dificultad añadida para esa conciliación y como explica la letrada, se llegan a hacer cosas "tremendas" como controlar la fecha del alumbramiento. Ocurre además que si un día necesita llevar a alguna de sus niñas al médico "un juicio no se puede suspender" pero, eso sí, decide hacer lo primero. Aquí reconoce la lealtad de sus compañeros, a los que les debe mucho. Sobre el hecho de ser abogada y ser mujer en Córdoba recuerda que se trata de una ciudad "muy pequeña" y que considera su trabajo "muy artesanal", por lo que se dan casos en los que tratar con un cliente se basa mucho en la cercanía. Por ejemplo, una mujer en pleno proceso de divorcio: "ahí sí ganas confianza". Recuerda que cuando empezó a desarrollar su profesión algún cliente que tenía que trabajar con ella decía "me va a ver la niña", aunque cree que la cosa ha cambiado. Eso sí, hay sectores de la abogacía donde la presencia masculina está más presente, como el derecho laboral o el mercantil.
"Cerré la empresa familiar y me lancé a seguir mi afición"
Sugar’s Nook es una empresa de repostería creativa premium con sede en Córdoba (avenida de la Fuensanta, Vivero Las Lonjas nave 1) y su dueña es Raquel Serrano. La empresaria explica con detalle lo que significa eso de premium: usar productos de calidad (chocolate o champán) para configurar tartas de calidad. Serrano tiene 40 años y estudió Empresariales. Cuando acabó la carrera empezó a trabajar en la empresa familiar, dedicada al aluminio, y cuando su padre murió se hizo cargo de la misma. Un día decidió dejar el negocio familiar a un lado y dedicarse de manera profesional a lo que hasta hacía un tiempo era solo una afición: la repostería. Así nació Sugar’s Nook, una empresa que ofrece servicios "a la americana", como explica la dueña del negocio. Las tartas de boda son base en un negocio en un momento donde la organización de un evento de este tipo cuenta con numerosos detalles. Todos los productos son exclusivos y diferentes entre sí. Las creaciones de la empresaria recuerdan a esos programas televisivos de tartas imposibles, pero que finalmente siempre llegan a tiempo. El trabajo es tal que Serrano cuenta incluso con una pequeña exposición de algunos de sus trabajos en la sede de su empresa. Pasa los días enteros inmersa en su negocio y tiene dos hijos. Sobre la conciliación indica que para ella es más sencilla porque "puedo traérmelos al trabajo". Esa facilidad permite que esta empresaria se lleve a sus niños al trabajo y puedan pasar la tarde allí mientras ella desarrolla sus proyectos, algo en lo que también le ayuda su marido. No ocurre con muchos empleos, casi con ninguno, pero el poseer un negocio propio y gestionarlo directamente da oportunidades como la de esta empresaria. Sobre si ha encontrado dificultades a la hora montar Sugar’s Nook, explica que venir de una carrera como Empresariales y haber estado en un negocio previamente solucionó muchas cosas. Serrano construyó de un hobby un negocio que a día de hoy marcha a la perfección.
"Tengo clases de 130 alumnos donde sólo hay cuatro mujeres"
Pertenece a un sector netamente masculino. Pilar Dorado es catedrática de Máquinas de la Universidad de Córdoba (UCO), carrera que se lanzó a estudiar, señala, porque siempre jugaba con uno de sus hermanos (tiene tres) al que le encantaban las motos. Recuerda sus inicios en la Universidad de Jaén, donde tenía un puesto de ayudante de profesor y donde únicamente en su área había casi 40 profesionales; ella era la única mujer. "Eso está cambiando, pero los resultados se verán a largo plazo", apunta. Ahora cada vez entran más profesoras, todas por aptitudes de currículum y en estos momentos las áreas en las que Dorado trabaja se acercan a la paridad entre número de mujeres y hombres. Esos inicios, rememora, no fueron fáciles. Es cierto, puntualiza, que órganos públicos como una universidad sí ofrecen apoyo, pero denuncia que llegó a sufrir acoso sexual por parte de un compañero y que alguna mujer le puso "la zancadilla" por haber llegado "más alto". A la institución académica cordobesa llegó en 2005 y tuvo que prepararse de nuevo unas oposiciones para aspirar a la cátedra, lo que consiguió cuatro años después. Aunque en el ámbito del profesorado –muchas veces por las leyes que obligan a la paridad– la situación sí haya cambiado, en otras no lo han hecho tanto. Dorado relata que tiene varias clases, una de ellas cuenta con medio centenar de alumnos y solo una de ellos es mujer, mientras que en otra tiene hasta 130 estudiantes, de los cuales tan solo cuatro son chicas. Pero no se arriesga a dar una explicación de por qué existen carreras, como Ingeniería Mecánica, que tienen una diferencia en la matriculación de alumnas y alumnos tan grande. Las circunstancias, opina, "pueden ser muchas, pero nunca porque ellas piensen que es más complicado y no lo van a conseguir. Tengo alumnas con notas estupendas". Sí lanza la opción de que sea algo cultural, todo ello relacionado con la infancia en la que "las niñas juegan con muñecas y a lo mejor no lo hacen con coches". En España, eso sí, hay muy pocas catedráticas de Mecánica, Dorado es una de ellas.
"Estuvimos en la calle cuando hizo falta"
Elvira Pérez es feminista (y activista) desde hace muchos años. Pertenece a la Asamblea de Mujeres de Córdoba Yerbabuena, que a su vez se encuentra dentro de la Plataforma Nosotras Decidimos. La suya fue una organización pionera en Córdoba, donde nació a finales de los años 70, momento en el que se relacionaban directamente con una coordinadora a nivel estatal. "En Córdoba, como en todo el país", recuerda, "hubo una implosión en los años 80 del asociacionismo de mujeres", aunque, apostilla, no todos esos colectivos eran feministas. No fue hasta el año 2000, manifiesta, cuando empezaron a nacer un gran número de organizaciones puramente feministas, entre las que ella destaca la Plataforma Cordobesa Contra la Violencia de Género, a la que agradece su tarea "encomiable e imparable". Pérez hace un repaso por el movimiento en Córdoba y apunta que 2009 es el año en el que muchos de estos colectivos "sienten la necesidad de aunarse para emitir la opinión de manera conjunta" y de ahí nació Nosotras Decidimos Córdoba. Una de sus luchas más encarnizadas siempre ha sido la que ha cargado contra las leyes legisladoras del aborto. La activista se remite al año 1985, momento en el que el aborto deja de ser un delito y se establece la conocida como ley de supuestos: se despenaliza únicamente en caso de violación, riesgo para la madre o malformación del feto. No sería hasta 2010 cuando se permite legalmente el aborto libre en las 14 primeras semanas de gestión. Tendría que llegar 2013 para que el PP endureciera la ley, proyecto que no se aprobó finalmente y provocó la dimisión de su principal impulsor;Alberto Ruiz Gallardón. Esta última es, para Pérez, una de las mayores victorias del asociacionismo feminista: "Estuvimos en la calle cuando hizo falta y lo conseguimos todos los colectivos". El otro gran logro que resalta la feminista fue conseguir que los cordobeses "nos reconocieran como un colectivo feminista" y sobre todo, añade, "establecer una relación entre las asociaciones feministas más antiguas y entregar el testigo a numerosos colectivos de mujeres jóvenes".
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