Médicos alertan de una bajada en la edad de los enfermos del corazón
El ritmo de vida, el estrés, una mala alimentación o el sedentarismo influyen en el incremento de casos en jóvenes
El Hospital de Cruz Roja informa sobre prevención y factores de riesgo
El ritmo de vida actual, que implica estrés, una mala alimentación y sedentarismo, ha originado que las enfermedades cardiovasculares afecten cada vez a personas más jóvenes. Estas patologías son la principal causa de muerte en el mundo, situándose por encima del cáncer y las enfermedades respiratorias. Los especialistas insisten en la importancia de la prevención para evitar estos problemas de salud. De hecho, según los estudios, el 80% de las enfermedades cardiovasculares y el 90% de los infartos podrían desaparecer si se llevaran hábitos de vida saludables.
Para concienciar a la población e informar sobre medidas de prevención, factores de riesgo, síntomas o cómo actuar frente a una enfermedad cardiovacular, el Hospital de Cruz Roja y el Colegio de Médicos inauguraron ayer el Mes del Corazón con una jornada en la que especialistas como Enrique Martín Rioboo, Rafael Palomares, Fernando López Segura o José María García Quintana trataron estos asuntos.
Factores de riesgo
La hipertensión, la diabetes y la obesidad son factores de riesgo cardiovascular en los que inciden de manera especial los médicos y cuya prevención se aborda desde Atención Primaria. "Estamos en primera línea de batalla porque somos los que vemos al paciente cuando está sano", por lo que facilitan "medidas de promoción de la salud", explica el especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Enrique Martín Rioboo.
En este sentido, es esencial tener un registro adecuado de los principales factores de riesgo que puedan tener los pacientes cuando están sanos y para ello se realiza un cribado poblacional u oportunista que consiste en analíticas, control del peso, si es fumador, consume alcohol o realiza actividad física. Además, se da la circunstancia de que la mayoría de los factores de riesgo son asintomáticos y de otra forma no se detectarían.
Martín Rioboo indica que los pacientes sobre los que más se incide son aquellos que ya han padecido un evento (infarto, ictus...), seguidos de los que tienen obesidad, una vida sedentaria y los que tienen antecedentes familiares.
La alimentación es "uno de los caballos de batalla" de los facultativos por el aumento del consumo de la comida basura, los azúcares, la sal y alimentos que no son cardiosaludables o incluso adversos como grasas de origen vegetal, hidrogenadas, trans e hipercalóricas. "A veces nos cuesta mucho trabajo convencer al paciente de que tiene que cambiar su estilo de vida y forma de alimentación", añade el también responsable en Córdoba del Proceso Asistencial Integrado de Riesgo Vascular, e insiste en que es fundamental seguir de forma adecuada los tratamientos con fármacos en caso de que los haya.
La insistencia en los jóvenes es imprescindible porque "ya se educa en una mala alimentación, en comer de forma inadecuada y mucho", por lo que es necesario actuar desde la niñez tanto en casa como en los colegios.
El especialista en Endocrinología y Nutrición Rafael Palomares trató ayer en la primera jornada del Mes del Corazón la diabetes mellitus o de tipo 2, la que se puede prevenir y tiene más componente genético. Su prevalencia ha aumentado mucho por el sedentarismo y cambios en los hábitos, que provocan sobrepeso y obesidad. La prevención ideal, insiste, está en los hábitos de vida saludable.
Palomares puntualiza que hace unos años "sólo y exclusivamente veíamos la diabetes tipo 2 en mayores de 35 y 40 años y hoy tenemos hasta en niños con antecedentes familiares y que llegan con sobrepeso". Esto da constancia de que el exceso de peso no sólo ha aumentado en los adultos. En concreto, el endocrino explica que en Andalucía el 20% de la población adulta sufre obesidad y el 37% sobrepeso, mientras que la prevalencia en jóvenes de menos de 19 años se ha multiplicado por diez.
El paciente que es diabético diagnosticado "sabe que a veces una buena dieta no es suficiente para controlar esta patología pero hay que motivarlo y a los prediabéticos (las personas de riesgo) se les explica que con pequeñas cosas, como caminar unos 30 minutos al día, se reducen los niveles y previene la enfermedad".
La dieta mediterránea
La dieta es uno de los factores determinantes de la salud cardiovascular. El especialista en Medicina Interna Fernando López Segura explica que la genética es definitoria en cuanto a niveles de colesterol, hipertensión o disposición a la diabetes pero el otro 50% corresponde a factores ambientales como la dieta. Según esto, una correcta alimentación hace que la incidencia de los factores hereditarios sea menor, a lo que hay que añadir la importancia de hacer ejercicio y no fumar.
López Segura destaca que desde Córdoba se está llevando a cabo el que probablemente sea el estudio más importante que se haya realizado en el mundo sobre dieta mediterránea y enfermedad cardiovascular y que toma el relevo del que hace unos años finalizó en Barcelona, el denominado Predimed, en el que se analizó a más de 10.000 personas con factores de riesgo pero que no habían tenido infartos. En él se vio que las que seguían una dieta mediterránea con aceite de oliva y frutos secos enfermaban un 30% menos: teniendo colesterol, hipertensión o diabetes todavía no habían sufrido infartos.
En Córdoba están finalizando el estudio superior, el CordioPrev: han seguido a 1.200 personas con infarto durante cinco años para demostrar si llevando una dieta mediterránea enferman o mueren menos que los que llevan una baja en grasas, como propugnan los países anglosajones. "Tenemos la esperanza de que este estudio sea uno de los grandes empujes al consumo del aceite de oliva", incide el especialista. La dieta mediterránea se basa en tres pilares; el aceite, el trigo y el vino, "lo que ocurre es que los médicos no debemos aconsejar el consumo de vino aunque una cantidad moderada, si no hay problemas de hígado o triglicéridos, se podría tomar", explica.
Lo más recomendable, añade, sería consumir aceite de oliva como grasa, pescado más que carne y vegetales en todas sus variantes, incluyendo los cereales. Aunque "de vez en cuando no pasa nada por tomar un poco de vino, cerdo o lácteos".
López Segura asegura que "curiosamente en Andalucía, el sitio donde en teoría más se debería seguir la dieta mediterránea porque es donde se produce gran parte del aceite de oliva, es donde menos se sigue, probablemente por nuestro nivel sociocultural". La población sabe la teoría pero la práctica dista mucho de ella: "Es mucho más fácil dar bollería industrial y un batido que preparar un desayuno con zumo y tostada, o pizza que cocinar unas lentejas o unas verduras", asevera. El mayor seguimiento de la dieta mediterránea se da en los adultos, sobre todo en los que tienen un nivel sociocultural mayor.
Los especialistas "estamos viendo problemas de enfermedad cardiovascular en pacientes cada vez más jóvenes", manifiesta López Segura, y explica que "la obesidad infantil es un problema tremendo, estamos viendo diabetes del adulto en niños e hipertensos cada día más precoces por el sobrepeso, el alcohol, el tabaco y el estrés".
El estrés
En la actualidad, las exigencias físicas han pasado a un segundo plano en relación con las exigencias mentales, psicológicas o emocionales, surgiendo el denominado estrés. El especialista en Medicina Interna José María García Quintana aclara que no todo el estrés es malo. Por ejemplo, el que es a corto plazo, como el cumplimiento de una fecha límite para la presentación de un trabajo, puede aumentar la capacidad de la persona para obtener un buen rendimiento, pero "cuando el estrés y la respuesta fisiológica que provoca en nuestro organismo se cronifica, genera un fuerte impacto negativo en nuestra salud".
Este médico explica que "la exposición crónica al estrés emocional origina una serie de modificaciones en nuestro organismo que nos predisponen al padecimiento de muchas enfermedades, especialmente las cardiovasculares como el infarto de miocardio o el ictus". García Quintana coincide en que cada vez es más frecuente ver pacientes a edades más tempranas cuyo estilo de vida influye directamente en el padecimiento de enfermedades consideradas como factores de riesgo cardiovascular como son la obesidad, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia o la hipertrigliceridemia, la diabetes mellitus, el sedentarismo o el tabaquismo. Además, en los últimos años, con la crisis económica de telón de fondo, han aumentado los casos de enfermedad cardiovascular.
Respecto a cómo evitar el estrés con el ritmo de vida actual, el especialista incide en que "es difícil porque hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo". Para salir de este estilo de vida "se necesita una fuerte determinación y, como cualquier otro proceso, requiere de un entrenamiento": puede ser necesario recurrir a técnicas específicas como el biofeedback (aprender a controlar respuestas fisiológicas de forma voluntaria) o el mindfullnes (técnicas de meditación y relajación) pero sobre todo "es preciso quererse mucho a sí mismo".
García Quintana recomienda romper la rutina de vez en cuando entre semana, cambiar de ritmo durante el fin de semana, dedicar tiempo a nosotros mismos para leer, escuchar música, concentrarnos en nuestra propia respiración, practicar un poco de deporte, sonreír, apreciar un paisaje o una obra artística, acudir a una obra de teatro, aprender a decir no y a centrarse en el presente. A veces es necesario recurrir a fármacos antidepresivos o ansiolíticos. Al respecto, agrega que "solo en España, el consumo de antidepresivos ha crecido un 200% en los últimos 15 años y no es sino el reflejo de una imparable tendencia internacional".
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