La asignatura de Religión toma posiciones en el aula
educación | datos de la delegación diocesana de enseñanza
La entrada en vigor de la Lomce hace que las matrículas crezcan un 3% en los últimos tres cursos, mientras que en la alternativa caigan un 14,3%
Evitada por muchos por puras convicciones y elegida por otros por sus creencias. La asignatura de Religión sigue presente en las aulas después de numerosos años de polémicas y diversos cambios normativos a costa de los distintos gobiernos. Aún así, en Córdoba el número de alumnos que prefieren la asignatura optativa a la Religión católica ha caído un 14,32% en los últimos tres cursos académicos en los colegios públicos. Son los datos que ha facilitado la Delegación Diocesana de Enseñanza del Obispado, que señalan que mientras que la cifra de esos escolares -desde Educación Infantil hasta Bachillerato- en el curso 2015-2016 era de 21.420, a lo largo del actual es de 18.352. En el caso de Andalucía, los alumnos que no cursan Religión se matriculan en la asignatura de Valores éticos.
Las clases de Religión, por su parte, sí que han aumentado el número de estudiantes en el mismo periodo, en concreto, un 3,08%. Según los mismos datos, este curso hay 60.587 matriculados, frente a los 58.769 del periodo lectivo 2015-2016. En ambos cursos, es en los ciclos de Infantil y Primaria donde se registran el mayor número de estudiantes -supera el 80%-, mientras que en Secundaria y Bachillerato es donde hay menos alumnos. En total, este curso escolar el 77% de los alumnos recibe clases de Religión católica, según los datos de los 283 centros públicos a los que ha tenido acceso la Diócesis, del total de los 306 que hay en la provincia.
La situación en los colegios concertados -en su mayoría de ideario católico- los escolares que reciben clases de Religión son mayoritarios. Así, sobre una muestra de 40 centros que reciben fondos públicos este curso hay 3.593 alumnos de Infantil, 7.865 de Primaria, 5.640 de Secundaria y 1.372 de Bachillerato matriculados en esta materia.
Tras la entrada en vigor de la Lomce, la asignatura de Religión volvió a hacer media para optar a una beca y para la Selectividad. Se trata de uno de los motivos que explican este ligero incremento en el número de matrículas, según las diferentes fuentes educativas consultadas. Son las comunidades autónomas, en este caso, la Junta de Andalucía, las que establecen el horario para impartir las clases en cada uno de los ciclos. En Córdoba, según explica el presidente del comité de empresa del profesorado de Religión, Rafael Ruiz, en Primaria se imparte una hora semanal -aunque los centros tienen la opción de dar dos-, al igual que desde primero de Secundaria hasta segundo de Bachillerato. Ruiz, que es delegado sindical de CSIF, alude a este incremento en las matrículas y expone el caso del instituto en el que él mismo imparte clases, en el que este año tiene matriculados más de una treintena de alumnos de Segundo de Bachillerato.
Pero, ¿quién se dedica a dar las clases de Religión?, ya que no son profesores funcionarios, sino que se trata de una serie de docentes que para optar a este puesto han de pasar un proceso que sigue lo establecido en el acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede en enero de 1979. Éste señala que "la enseñanza religiosa será impartida por las personas que, para cada año escolar, sean designadas por la autoridad académica entre aquellas que el Ordinario diocesano proponga para ejercer esta enseñanza". Así, es el obispo, en el caso de Córdoba es Demetrio Fernández, el que elige a los profesores -deben tener el título universitario correspondiente-, según informan desde la Diócesis. No obstante, para poder ser profesor de esta materia el docente tiene que tener "la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica, que expide la Conferencia Episcopal", añaden y, además, presentar la partida de bautismo. El docente también tiene que contar con la "preparación teológica y pedagógica correspondiente al nivel de enseñanza religiosa que se va a impartir", apuntan. El proceso continúa y cuando un profesor obtiene la citada declaración de idoneidad del obispo, éste propone su nombre a la Administración educativa. En el caso de los profesores de Infantil y Primaria se hace a través del Ministerio de Educación, mientras que en Secundaria y Bachillerato es a través de la Junta de Andalucía. Según los datos facilitados por la Delegación Diocesana de Enseñanza en Córdoba, hay 267 docentes de Religión, de los que 203 dan clases en Primaria y los 64 restantes, en Secundaria y Bachillerato.
Alfonsa Alcántara es una de las profesoras de Primaria que da Religión desde el curso 1992-1993 en Córdoba. A su juicio, impartir esta materia "es un derecho reconocido en nuestra Constitución" y sostiene que "hay que respetar los acuerdos establecidos entre el Estado Español y la Santa Sede; es un área fundamental, además de un derecho, en la formación integral de los alumnos". Esta docente, que imparte clases en el colegio Salvador Vinuesa, también aclara que esta asignatura "no es catequesis", sino "formación en conocimientos, valores, destrezas, que junto al desarrollo de la inteligencia emocional y de la inteligencia espiritual o la aportación de conocimientos y saberes, colaboran en la educación globalizada e integral de la persona". Cuenta que cuando comenzó a estudiar Magisterio -ahora Educación Primaria- "tenía muy claro que la docencia, el trato con los niños y la enseñanza era lo que verdaderamente me llenaba a nivel profesional" y recuerda que cuando empezó a trabajar en los colegios públicos "se me brindó la oportunidad de impartir el área de Religión católica". "Era en un centro rural en el que la mayoría de los niños no habían recibido nunca clases de Religión. Ahí empezó una experiencia totalmente nueva y gratificante a pesar de las dificultades, y algunas trabas en relación con el área, que surgieron con el paso del tiempo", detalla.
Desde que comenzó su etapa como docente de esta asignatura, Alfonsa ha pasado por cuatro centros de Infantil y Primaria: dos en Córdoba capital y dos en localidades de la provincia. Asegura que "cada centro tiene sus peculiaridades y cada niño es un mundo con lo que cada mañana trae en su mochila, además de la merienda". "En honor a la verdad, en todos los colegios que he estado, el trato ha sido como un compañero más", subraya, aunque reconoce que no se pueden ocultar "las dificultades y trabas que se constatan en muchos centros a la hora de impartir la asignatura de Religión".
Ante las críticas y la polémica que siempre surgen con esta materia, sostiene que "la Religión forma parte de los saberes humanos, se estudia hasta en la universidad, existiendo facultades de Ciencias Religiosas en las sociedades cultas y desarrolladas, donde se obtienen las titulaciones máximas, como en los otros saberes". Por ello, continúa, "la presencia del área de Religión en la escuela es esencial y fundamental para una formación integral de los alumnos". Es más, manifiesta que "aparte y con las ideas y creencias que cada uno tenga, si no se tiene conocimiento del peso de la Religión en nuestra cultura y en la cultura europea, nuestra formación se vería profundamente sesgada". La docente considera también que "cuando ciertas ideologías se quieren imponer a toda la sociedad y, por tanto, en los centros educativos, sin respetar las ideologías de los demás, es cuando se crean problemas que rompen la convivencia y provocan enfrentamientos y rupturas en la ciudadanía, porque chocan frontalmente con la libertad de enseñanza y también con la libertad religiosa y de conciencia".
Victoria Ortega es también docente de Religión, en su caso, de Secundaria. Ella empezó en 1990 en Málaga, como profesora de Primaria y tres años más tarde llegó a Córdoba como docente de Secundaria. También ella lo tiene claro y afirma que es profesora de Religión "por vocación y decisión personal". "Cuando terminé la licenciatura de Psicología en Málaga en 1993 era un periodo en el que se necesitaba profesorado de Religión de Secundaria y pocos laicos, por aquellos tiempos, cumplían los requisitos necesarios, y yo era una de ellas", rememora. Fue entonces cuando el delegado de Educación Diocesana de Córdoba, Miguel Herruzo, "me ofreció la oportunidad de ser profesora y, desde entonces estoy en esta apasionante aventura que no cambiaría por ninguna otra", cuenta. Ortega, que da clases en el instituto Rafael de la Hoz, no tiene reparos en señalar que el docente de esta materia "forma parte de la comunidad educativa del centro como otro profesor, sin embargo, algunas competencias que puede tener cualquier profesor sea funcionario o interino no podemos ejercerlas, como ser tutores, coordinadores de ningún plan del centro, ni tampoco podemos complementar nuestro horario con otras funciones o materias afines como el resto del profesorado". "Sólo podemos dar clases de Religión", subraya.
La profesora también alude a la limitación horaria que tienen y los problemas que conlleva: "Cómo sólo hay una hora de Religión por curso, hasta que completamos el horario debemos -la gran mayoría- ir a varios centros, que en muchas ocasiones no están en la misma localidad, sin tener en cuenta, ni el tiempo ni el gasto que conlleva". Otro de esos inconvenientes de tener 60 minutos de clase es "tener muchos grupos y alumnado, además hay que añadir que tener que trabajar en varios centros distintos dificulta notablemente nuestra labor pedagógica a la hora de poder desarrollar nuestra programación eficazmente o realizar actividades complementarias o extraescolares". Ante las críticas y el rechazo que genera esta materia, Ortega cree que "algunos sectores sociales y partidos políticos están desinfomados de lo que es realmente la asignatura de Religión y su aportación a la educación y desarrollo de nuestro alumnado, ya que es imprescindible para su formación integral. "Cuando acertadamente entendemos la educación desde una perspectiva integral, es decir, que desarrolla todas las dimensiones del ser humano, la asignatura de Religión forma parte de ésta formación integral; los valores cristianos forman parte de nuestras raíces europeas", defiende y añade que "la formación de una persona y de nuestro alumnado estaría incompleta si no tuviésemos en cuenta su dimensión espiritual y trascendente que se desarrolla en la optativa de Religión".
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