La guerrillera que sufrió el olvido
MUJERESSINGULARESdecórdoba
Manuela Díaz Cabezas 'La Parrillera' huyó al monte en Villanueva de Córdoba junto a su marido y, tras ser detenida, sufrió vejaciones y humillaciones, además de la cárcel durante 17 años
Nació en Laguna del Pino (Villanueva de Córdoba) el 11 de diciembre de 1920, en una familia de militantes de izquierda, vecinos de la localidad jarota, cuyos hombres se integraron en la guerrilla al finalizar la Guerra Civil española. Su marido, Miguel López Cabezas Moraño o Parrillero, fue el primero en ir a la sierra en 1939. Detenido en el primer aluvión de presos al finalizar la guerra, al mes le soltaron. Al ir a buscarlo una segunda vez, subió al monte y formó la partida guerrillera de Los parrilleros. Al año y medio se les uniría el zapatero de Villanueva, José A. Cepas Silva El Lobito e Inocencio Bernabé Díaz Borrica, vecino de Fuencaliente, entre otros.
El riesgo que suponía el ponerse en contacto con la familia les obligaba a mantenerse alejados. Manuela fue su enlace durante unos años. En una ocasión, en 1942, participó en un hurto para abastecer a su marido y sufrió por ello 11 meses de prisión preventiva. La pusieron en libertad tras el juicio, pero tendría que ir a firmar tres veces al día al cuartelillo. La molían a palos para que declarara dónde estaban los suyos. Finalmente la torturaron y raparon al cero para que señalara la localización de su marido.
El 20 de marzo de 1943, harta de sufrir malos tratos y antes de que saliera la sentencia, finalmente absolutoria, Manuela y su hermano Alfonso -llamado a filas para unirse al batallón de desafectos, integrado por mozos de "gente republicana", destinados a los batallones disciplinarios de soldados trabajadores en condiciones de castigo- cogieron el tren en Villanueva hasta la estación de Fuencaliente. Después, campo a través, llegaron a la Solana del Chorrillo, donde les esperaba la partida en el monte, dejando a sus dos hijos con su madre.
Estuvieron por la sierra de Fuencaliente, pasando más tarde a Villanueva, al lugar Raya de la Pizarra y el cerro de Los Puntales. Tuvieron luego campamentos y diferentes bases en la divisoria de Ciudad Real y Córdoba: en Mañuelas, Cardeña, en la sierra Quintana y valle de La Víbora, Fuencaliente, en la Hoz del Panizar, Jaén, y en los valles de Alcudia y de Ventillas. Manuela, embarazada a comienzos de 1944, sola junto a un arroyo y bajo los rigores del invierno, tuvo que afrontar el parto cerca del cortijo de Che, pero tuvo que ceder al niño a las dos semanas porque no podían hacerse cargo de él. Lo entregaron en el cortijo de Molina de Fernández, con una nota de su marido. Esta familia lo llevó al Madroñal, donde había un destacamento de la Guardia Civil y, desde allí al Hospital de Villanueva, donde enfermó y murió un año más tarde. El 14 de febrero de 1944 muere Miguel el Parrillero en un encuentro con la Guardia Civil en los Montes de sierra Madrona, en el cortijo de El Tibio, en Fuencaliente (Ciudad Real). Los restantes del grupo (Manuela, Alfonso, Lobito, el Borrica, Coqueo y el Álvarez) vivieron un año azaroso. Los dos últimos tomaron otros rumbos tras la muerte de Miguel y será Inocencio Borrica el que se haga cargo de Los Parrilleros.
Pero el 20 de diciembre, al dirigirse a Fuencaliente para perpetrar un atraco (en una acción de suministro), les avisaron de la presencia de un destacamento de la Guardia Civil, escapando a un cortijo cercano -Los Herraderos- donde fueron cercados. Se refugiaron en la cámara, pero allí no había salvación. Se rindieron "a condición que les respetaran la vida". La partida fue capturada, salvo Inocencio, que escapó y se sabe que al año siguiente llegó a Francia.
Llegaron a Fuencaliente casi a medianoche, donde los tres presos fueron interrogados en el cuartelillo, antes de ser trasladados a Villanueva de Córdoba. Les imputaron injustamente la muerte de un cazador de Fuencaliente, cometida por El Borrica. El atestado de la Guardia Civil acusa de comunista a José A. Cepas y de "participar en detenciones en 1936, que luego fueron fusilados". Alfonso fue acusado de desertor del servicio militar, de comunista y de haber pertenecido a los Pioneros Rojos. A Manuela, de 29 años -madre de tres hijos de diez, cinco y un año-, la acusaron de "concubina" y también de haber pertenecido a las Mujeres Comunistas de Villanueva. A comienzos de enero de 1945 pasaron a la prisión de Ciudad Real y luego a Madrid: los hombres, a Carabanchel, y Manuela, a la prisión de Ventas.
El Consejo de Guerra se celebró en el Paseo del Prado de Madrid el 16 de diciembre de 1945: pena de muerte para los tres. A Manuela se la conmutan por 30 años de cárcel sin derecho a reducción de condena. Su hermano y Lobito fueron fusilados en el Campo de Tiro de Campamento y enterrados en el cementerio de Carabanchel junto a 12 presos más el 21 de febrero de 1946. Entre ellos estaba el célebre Cristino García, condecorado por Francia, y que motivó como protesta un cierre pasajero de la frontera.
En cuanto a Manuela, sufrió diferentes traslados: Ventas (Madrid), Alcalá de Henares, Segovia, Guadalajara, de nuevo Alcalá de Henares. Estando en la cárcel murió su hijo mayor y el 5 de agosto de 1961 un indulto la puso en la calle tras 17 años de cárcel. Vivió en Villanueva de Córdoba hasta su partida definitiva en 2006.
El director de cine cordobés Miguel Ángel Entrenas, apoyado por el Foro para la Memoria Histórica y con la participación de los actores cordobeses Belén Benítez y Juan Carlos Villanueva, entre otros, rodó el mediometraje La Parrillera, una maquis por amor, estrenado en mayo de 2009. Centenares de mujeres sufrieron similares circunstancias en los dos bandos en toda España durante la guerra, por simple sospecha de pertenencia. Mujeres doblemente olvidadas, por el franquismo y por su propio bando. Guerrilleras, cuya historia no será conocida y tampoco, por lo tanto, recordada.
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