El paso del Candy Crush al PC Fútbol (0-1)

Liga 1|2|3

Con un tiro entre los tres palos y tras otro error defensivo que penalizó un ex como Xisco, el Córdoba encaja su décima derrota y prolonga su caída libre

El Arcángel estalló y sólo siete jugadores aguantaron la bronca en el verde

Las imágenes del Córdoba-Osasuna
Las imágenes del Córdoba-Osasuna / Álex Gallegos
Cisco López

11 de noviembre 2017 - 00:04

Hace apenas un mes anunciaron la salida al mercado de la nueva versión del PC Fútbol, el clásico juego de manager que permite construir tu equipo y conducirlo por diferentes niveles, con el reto final de alcanzar la élite y campeonar. Una de las primeras peticiones a la casa a buen seguro que salió desde El Arcángel, donde desde 2011 la familia González se viene divirtiendo construyendo plantillas con el amiguismo como primer axioma. Será sin lugar a dudas el regalo de la Navidad, pues el Candy Crush, el otro juego que durante los últimos meses ha estado sobre la mesa, no ha terminado de cuajar. El rompecabezas y los caramelitos han cristalizado en un caos de dimensiones impredecibles que habrá que rehacer en enero para poder seguir jugando de manera profesional. De lo contrario, lo mismo toca vender, coger la puerta o sabe Dios qué... Pero lo único cierto es que el proyecto está ya agotado, y eso que de la aventura actual apenas si se han gastado dos meses y medio. Tiempo suficiente para que El Arcángel se vacíe, la afición estalle y el equipo se encuentre en plena descomposición, con el único rumbo del fondo de la clasificación en el que está hundido y del que amenaza con no salir. La última derrota, ante un Osasuna que sí ha apostado de verdad, dibuja un desolador 1 de 18 en las últimas seis jornadas, que se reduce a un 1 de 12 bajo la batuta de Juan Merino, cuyo futuro no está nada claro pese a no llevar ni un mes en la entidad. Es lo que hay, que mientras llega el juego, lo mismo hay que entretenerse con otra cosa...

Pero no es momento de jugar. El Córdoba volvió a caer. Da igual el modelo, el entrenador, pues el final de cada capítulo siempre se repite. Sigue penúltimo, y la distancia con la permanencia, junto a las malas sensaciones, se alargan. Es cierto que el equipo compitió contra el que hoy es líder, pero lo hizo mientras todo estuvo en igualdad. Cuando Xisco movió el marcador, no hubo lugar para la reacción. En total, los blanquiverdes acumularon un tiro entre los tres palos, y volvieron a regalar un gol. Aquello de mejorar la sangría defensiva quedará para otra ocasión. Aquello de ganar, ya se verá cuando...

El toque de atención que Merino dio a la plantilla en la previa fue al final un mensaje directo a Pinillos, Lara y Jaime, relevados por Vallejo, Aguza y Caballero para dibujar un 3-5-2 que exigía muchísimo desgaste tanto a los carrileros como a los pivotes para mantener el equilibrio defensa-ataque. Enfrente, Osasuna se asentó en un 4-4-2 con la intención de tener el control desde el no sufrimiento defensivo, consciente de que la calidad de su frente ofensivo siempre le va a permitir tener ocasiones. Y pese al empuje inicial local, fueron los navarros los que dieron la sensación en el primer cuarto de partido de tener la sartén por el mango.

La mayor y mejor actitud del equipo de Merino quedó reflejada en la amarilla a Joao, contundente al abandonar su zona para evitar facilitar el ataque visitante. Luego faltó continuidad, pues Torró ya avisó con un escorzo a la salida de un córner. Con todo, el Córdoba fue capaz de tener un aparente control de la situación, aunque apenas si podía estirarse con relativa claridad aprovechando los desajustes y fallos su rival en el inicio de la elaboración. Quizás por eso, terminó saliendo con juego directo sobre Xisco.

Sin embargo, la sensación de peligro rojilla en ese primer tramo fue creciente hasta que el balear le hizo un traje a Joao con un control y se plantó ante Pawel, que aguantó a la perfección para ganarle el mano a mano. Fue la ocasión más clara, de largo, de un primer periodo en el que ese repliegue de líneas máximo del CCF no impidió agujeros como este o los que fue encontrando Sebas Coris por su perfil. Pero Osasuna no terminaba tampoco de estar cómodo y fue el Córdoba el que empezó a crecer.

Con Galán y Fernández cada vez más descolgados en ataque y aprovechando los kilómetros de Aguza y Caballero, los blanquiverdes logaron que se jugara más en campo rival. Pero como otras tantas veces, faltó definición, ocasiones de verdad claras. Jona lo intentó tras una falta lateral de Aguza, que tampoco encontró portería para culminar una buena acción colectiva, aunque fue Fernández el que firmó las dos aproximaciones más claras, si bien no halló portería en ninguna de ellas.

Pero la sensación con la que el CCF se marchó a los vestuarios se rompió pronto en la reanudación. Osasuna demostró su calidad con una acción por la izquierda que culminó Xisco con un cabezazo inapelable, burlando la marca de Josema. Sin tiempo para digerir el golpe, Quique ganó un balón a Galán y se plantó ante Pawel, clave para mantener con vida a los suyos. El Arcángel entró en ebullición, con gritos en contra de la gestión de la familia González, mientras el equipo trataba de levantarse. Pudo hacerlo con un latigazo de Edu Ramos, que disparó al muñeco, hallando la respuesta lógica en las manos de Sergio Herrera.

Sin necesidad de recurrir a los cambios, y con el lógico paso atrás navarro, el CCF mostró reacción y trató de llegar, sobre todo por fuera, por el costado de un Galán al que le sigue faltando saber elegir la mejor opción cuando divisa el balcón del área. Tras varias aproximaciones sin posibilidad siquiera de probar el remate, Merino retiró a Caballero para meter más madera con Markovic.

El cuadro cordobesista buscaba la agitación arriba ante un rival calmado, que se sentía muy superior desde su orden defensivo y casi sentencia tras una jugada de Roberto Torres que, tras un regalo de Vallejo, buscó el ángulo con una comba que se marchó un palmo. El CCF quería irse hacia arriba, y eso dejaba espacios atrás. Era el momento de arriesgar. Joao fuera y sitio para Jaime, cuatro atrás.

Pero pese al riesgo final, ya con una zaga formada por dos pivotes para hacer sitio arriba a Alfaro, el CCF vio consumir los minutos sin pisar apenas el área rojilla -sólo un cabezazo forzado del onubense que no tuvo la dirección correcta- y sufriendo para no encajar alguno más, como en una arrancada de Quique que cruzó en exceso. Es la triste realidad de un equipo incapaz de frenar su caída que no aguantó siquiera la bronca final.

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