El camino de la agonía es blanquiverde (1-0)

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El Córdoba pierde ante un rival directo en el tiempo de descuento y cae a la penúltima posición

El equipo de Merino, que disparó por primera vez a puerta en el minuto 65, suma cinco jornadas sin conocer el triunfo

El Lorca-Córdoba CF, en imágenes
Joao Alfonso trata de rematar un centro. / LOF
Cisco López

04 de noviembre 2017 - 22:22

córdoba/En la semana de la festividad de Todos los Santos, en la que los cementerios se han llenado de gente recordando a sus seres queridos y las calles se poblaron de jovenzuelos usurpando una fiesta que no les corresponde, el Córdoba ha elegido un camino intermedio para disimular una agonía que amenaza con llevárselo por delante. Porque no sólo preocupa la situación actual, sino el futuro de un club dejado a su suerte, esa que le sobrevino de repente hace unos años para darle una oportunidad de crecimiento histórica y ahora le ha dado la espalda de manera cruel para enseñarle la realidad del abismo al que se dirige. Salir del pozo en el que se ha metido va a ser duro, si es que al final se consigue. De momento, el revulsivo que la entidad buscaba con Juan Merino no ha llegado, por más que sus métodos hayan cambiado en parte la cara del equipo. No lo suficiente. Al menos no lo suficiente para ganar partidos, para sumar, para respirar. Con un empate y dos derrotas, que elevan a nueve la cifra en sólo trece jornadas, el cuadro cordobesista es ya penúltimo. Y lo peor es que las sensaciones que transmiten no son precisamente positivas. Quizás es que no haya para más, que los mensajes grandilocuentes lanzados desde la oscuridad del palco sean sólo palabras vacías al viento.

Pero lo cierto es que el Córdoba actual da pena. Por lo que muestra y por lo que muchos empiezan a adivinar. El proyecto, si es que se puede nombrar esa palabra en clave cordobesista con una seriedad al menos relativa, ha saltado por los aires. No existe, si es que alguna vez existió entre los bandazos de la propiedad. Y el equipo se desangra, haciendo llorar a los que de verdad se sienten identificados con un escudo que alguno ha cogido para proteger su futuro mientras espera el paso del tiempo en un sillón de cuero con el aire acondicionado puesto y pensando en qué hacer con los excedentes. Quizás no le importe mucho lo que pudiera venir, pero ojito que no es precisamente un edén. Porque el equipo se dirige con firmeza al peor de los escenarios posible.

Ya sólo hay un equipo peor entre los 22 de la categoría, pues el otro que andaba por detrás al inicio de la jornada era el Lorca, que ayer hizo más para ganar y, cuando estuvo a punto de perder, se topó con la victoria. Fue justo vencedor porque el fue el único que quiso vencer desde el primer momento. Fue mejor en el primer periodo de largo y luego mantuvo el equilibrio ante un enemigo que tiró por primera vez a puerta en el minuto 65 y durante muchos minutos se mostró incapacitado para dar dos pases seguidos. Eso en ataque, pues en defensa, que es donde ya debería haber muestras de mejora, siguió regalando opciones con facilidad, sobre todo por una dificultad tremenda para tirar el fuera de juego que costó dos goles, uno mal anulado y el otro el que firmó finalmente la derrota en el alargue.

Con dos novedades en el once, una forzosa (Josema) por la baja por lesión de Caro y otra un punto sorprendente al ver el papel residual de Javi Lara en las dos jornadas anteriores (el sacrificado fue Aguza, que luego salió y fue de lo mejor), el Córdoba quizás planteaba un partido diferente al que luego se dio. El Lorca salió mejor, con más valentía, menos presionado pese a llevar cinco partidos sin ganar y estar un paso por debajo en la tabla. Con una presión alta, apretó pronto a Josema en la salida desde atrás y avisó con un tiro de un tan voluntarioso como poco efectivo Manu Apeh, antes de que un simple movimiento al espacio de Tropi hiciera saltar las costuras de la zaga tras el pase interior del excordobesista Nando; la salida del arco de Pawel dejó sin tiro al punta. La primera combinación por dentro y el primer desajuste a la hora de achicar. No fue el único. Tras un zurdazo de Noguera que el polaco repelió bien y un cabezazo manso de Apeh, una acción de lado a lado acabó con una volea de Tropi que el punta mandó a la red habilitado por Pinillos, si bien el gol fue anulado a instancias del asistente.

Sin nada del otro jueves, el Lorca era tremendamente superior a un paupérrimo CCF, que por fin ya pasado el minuto 20 amenazó con estirarse. Eso sí, nada de combinaciones largas, nada de mantener la posesión, lo cual explica menos la entrada de Lara en la medular. Javi Galán desbordó casi por única vez a su par, pero su centro se encontró con el pie de un zaguero que con el despeje lanzó una contra que Nando por poco aprovecha por el agujero tremendo dejado en el flanco derecho de la zaga. Luego sacó una falta casi sobre la linea a Joao Afonso, convirtiéndose en un quebradero de cabeza para un equipo que lo más parecido a un disparo que fabricó antes del descanso fue un intento de Javi Lara que despejó su par apenas un metro salido del tiro de la bota del montoreño.

El Córdoba tenía mucho que mejorar en el segundo periodo si quería sacar algo del Artés Carrasco. Le costó hacerlo, ya que el Lorca mantuvo ese punto de intensidad más alto que le hacía ganar los balones divididos. Tras una recuperación de Noguera entre dos contrarios que no sabían muy bien qué hacer, Tropi lo intentó con un libre directo que se quitó de encima Pawel como pudo. Con Noguera y Nando enchufados, el dominio de salida volvió a ser local. Entonces, aprovechando las molestias de Jona, Merino cambió el plan: 4-2-3-1 con Aguza haciendo de segundo punta. Esa variante sirvió para dar más músculo al equipo y subir un punto la presión. Ya era algo. Y sólo con ese aire, por fin pareció equilibrarse el duelo, también en ocasiones. Joao Afonso no pudo conectar un centro cerrado de Jaime que se fue pegadito al poste y Aguza firmó el primer disparo a puerta para encontrar como respuesta el paradón de Dorronsoro.

El Lorca parecía notar el cansancio y el tramo final llegó abierto, con opciones para los dos equipos. Los cambios locales fueron para dar un paso al frente, refrescando la vanguardia; los visitantes, por obligación, pues Josema se notó unas molestias y Vallejo tuvo que entrar para ser central (qué buena planificación). Esa situación anómala dio alas de nuevo al Lorca, que siguió apretando adoleciendo de los mismos problemas que durante los minutos previos: mala definición. Y con los albiazules volcados, el Córdoba tuvo su mejor oportunidad con una transición vertiginosa por la derecha que Fernández puso al área para la carrera de Caballero, que no supo rematar, solo, dejando el balón en manos de Dorronsoro. En la ocasión siguiente, Manu Onwu, en su primera aparición en el área, hizo el único gol tras un rechazo de Pawel a tiro de Tropi. Parecía fuera de juego, pero no lo era. Pinillos lo rompía, otra vez, como en la primera parte. Así llegó otra derrota que deja un mal cuerpo... por lo que viene y por lo que puede venir, que siempre sería peor.

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