Un espectáculo bochornoso

El Córdoba volvió a dejar una bochornosa imagen y cayó con estrépito ante el Valladolid para aumentar las dudas tremendas que ya arrastra. Ayer, además de incapacidad futbolística, el equipo blanquiverde volvió a dejar una sensación de falta de actitud que ya resulta inaceptable. Indolencia que luego durante la semana se disfraza con palabras almibaradas y que llaman al trabajo como solución a los problemas. Pero a la hora de la verdad, la puesta en escena sobre el césped resulta caótica y desalentadora.

Consciente de lo que se jugaba ayer, Carrión planteó el partido con mucha menos ambición que otros días, al menos de salida. El Córdoba trató de juntar líneas e iniciar la presión en campo propio, aunque eso no evitó que el Valladolid se adelantara al cuarto de hora y con pasmosa facilidad. A partir de ahí, el caos. En ataque nada y en defensa, una pasividad y unas facilidades propias de un equipo de un par de categorías por debajo de Segunda.

Ni los cambios tras el descanso sirvieron para espolear a un equipo que es muy cómodo de enfrentar, pues ni es duro, ni presiona con intensidad, ni es incisivo en ataque. Así, el Valladolid encontró una bicoca con la que divertirse y reforzar sus buenas sensaciones. Las del Córdoba no pueden ser peores tras siete jornadas.