Una estampa latente de las Siete Villas

La capital histórica de Los Pedroches celebra los Piostros, la concentración equina más populosa de Córdoba, declarada de Interés Turístico regional

Tradicional imagen camino de la ermita de Piedrasantas.
Tradicional imagen camino de la ermita de Piedrasantas.
Á. R.

08 de septiembre 2015 - 05:01

Como si de una estampa del Medievo se tratara, la localidad de Pedroche se volcó ayer con su tradicional fiesta de los Piostros, la mayor concentración equina de toda la provincia, con casi cuatro centenares de jinetes. La antigua capital de las Siete Villas de Los Pedroches revive durante unas horas parte de su esplendor pasado para honrar a la Virgen de Piedrasantas, patrona del municipio, y caballistas llegados desde toda la comarca, desde Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Alcaracejos, Añora, El Viso o Dos Torres, enfilan el camino hasta la ermita en un cortejo lleno de colorido.

Los piostros se reúnen en la zona de El Ejido y luego se dirigen a la casa del mayordomo; con las autoridades, el cortejo parte ya al santuario. Y al final del recorrido se llega al arroyo de Santa María con sus aguas de temperatura ya otoñal. No hay romero que no se emocione en este entorno, donde el paisaje de dehesa se muestra en todo su esplendor.

Algunos de los ritos que durante el recorrido se reproducen, como la carrera subiendo la llamada cuesta del Molar, tiene claras reminiscencias de antiguas competiciones de caballos medievales y renacentistas. Incluso algunos aspectos que se mantienen en el desarrollo de la fiesta evocan unas relaciones sociales ya desaparecidas, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media y que estuvieron vigentes durante toda la Edad Moderna, el período de vigencia de la comunidad de las Siete Villas pedrocheñas.

El más destacado es la costumbre de organizar los desplazamientos en grupos de tres personas con sus correspondientes caballerías: hombre, mujer y sirviente trasladan a los antiguos grupos formados por caballero, dama y escudero. Y el propio ceremonial de la fiesta, que otorga a los mayordomos un papel preferente, resulta igualmente evocador de las relaciones políticas y sociales documentadas en los concejos rurales medievales. Aunque en el centro de todo, no se olvide, está Nuestra Señora de Piedrasantas, motivo del desfile, las celebraciones y los ropajes que lucen caballos, yeguas, burros, mulas y jamugas. La fiesta está declarada de Interés Turístico de Andalucía.

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