Agricultura para el invierno

La baja rentabilidad de los hortícolas se acentúa y la subida de precios esperada en invierno ha llegado, pero de manera insuficiente

El resto del año cada vez es más difícil cubrir costes

Un agricultor tira tomates para ganado cotizado a 0,15 céntimos hace unos días. / Javier Alonso
Francisco Maturana

03 de febrero 2020 - 07:00

Puede que el modelo almeriense de agricultura intensiva haya comenzado a tocar fondo, o así lo deslizan ya desde las propias instituciones relacionadas con el sector, tales como Coexphal, organizaciones agrarias o entidades íntimamente ligadas como es Cajamar acerca de una realidad que el agricultor viene padeciendo desde hace ya tiempo de manera estructural y que ya se está traduciendo en una situación en la que la pérdida de rentabilidad en el primer eslabón de la cadena es una realidad patente.

De hecho, desde la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, tras revisar los datos de la Agencia Tributaria sobre los rendimientos agrarios netos declarados en 2017 (último ejercicio disponible), constata que los rendimientos netos medios de los declarantes que viven fundamentalmente de la actividad agraria se encuentra un 36,5% por debajo de la media de la base imponible declarada. Según la información tributaria a la que ha tenido acceso Unión de Uniones, en España, en el ejercicio fiscal 2017, habría un total de 1.042.414 declarantes de ingresos agrarios. Para el 81,2% de los mismos, sus rendimientos agrarios representarían menos del 50 % del total de todas sus actividades y, en el conjunto, solo generarían el 35% del rendimiento neto total agrario declarado en España.

Al tiempo, el último informe de campaña de Cajamar también recoge la bajada de rendimientos. La pasada campaña se registró un incremento medio del 6,8 % en los costes productivos, que rompe la tendencia a la contención de los últimos años. De igual modo, destaca el encarecimiento de la mano de obra por encima del 12%, en buena medida a consecuencia de la entrada en vigor del nuevo salario mínimo a principios de este año. El aumento de la superficie invernada ha coincidido con el incremento del número de autónomos, que alcanza los 19.285, y de los trabajadores por cuenta ajena e inscritos en el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social, que se sitúan por encima de los 53.500. El crecimiento de los rendimientos por hectárea observado en los últimos 20 años no es suficiente por sí solo para compensar la pérdida de valor real de la oferta almeriense. Las cotizaciones en el mercado de los productos de invernadero no crecen al mismo ritmo que los costes.

Con este panorama, donde ya se ve reflejado el problema endémico al que se enfrenta el sector primario almeriense, hay muchas dudas sobre la viabilidad del sector a medio plazo, puesto que en este punto el futuro es incierto y no se sabe si su reflote pasará por una reconversión que implique, entre otros factores, nuevos cultivos y una bajada de la oferta que se ajuste más a la realidad del mercado y el empuje de los nuevos proveedores. Mientras tanto, mercados y Unión Europea tienen la llave, y para los agricultores cada vez más parece que en el caso de los cultivos hortícolas la rentabilidad, aun siendo escasa, parece haber quedado solo para el invierno, rompiendo así con esa voluntad creciente en los últimos tiempos de mantener la producción durante todos los meses del año.

Es solo con las últimas semanas del año, coincidiendo con la Navidad, cuando la provincia se sitúa como un proveedor de hortalizas potente, aunque tampoco como antes. Se ha visto como ha habido productos, en esta campaña especialmente la berenjena, como ha multiplicado su valor por cinco desde el mes de octubre a las semanas 51 o 52, últimas de diciembre. Pero claro, multiplicando sobre 0,10-0,15 céntimos el kilo.

Caída pese al récord de producción

El ‘Análisis de la campaña hortofrutícola’ de Cajamar, que elabora su Servicio de Estudios Agroalimentarios arroja que a campaña 2018/ 2019, ha registrado récords de superficie, producción y exportaciones, sin embargo, de la rentabilidad no se puede decir lo mismo, ya que se ha dado un incremento medio del 6,8% en los costes productivos, que rompe la tendencia a la contención de los últimos años. Así, el incremento más significativo en términos de ingresos se produjo en la lechuga, en el que han coincidido una gran recuperación de las producciones con un aumento del precio medio, mientras que las mayores caídas de ingresos se han producido en judía verde (por la reducción de la superficie y de la producción), en sandía (por la drástica caída de los precios medios) y en tomate (por la menor producción).

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