Innovación, una realidad obligada en el regadío
Opinión Invitada
El proyecto Reutivar trata del uso de aguas regeneradas para el riego del olivar
Sobre la imagen del regadío “pesan”, como dos verdaderas losas, dos mitos sin fundamento: la de ser un sector tradicional poco dado a los cambios y la de ser un sector poco eficiente en el uso de recursos. Los hechos y datos objetivos demuestran, sin embargo, que el regadío español, y de forma señalada el andaluz, es un regadío modernizado, que utiliza las técnicas más avanzadas y eficientes en el uso del agua -el riego por goteo, supone ya más del 76 % de la superficie de regadío andaluz- y que no deja de innovar continuamente en un mercado cada vez más competitivo, acuciado por las exigencias de la globalización, con un horizonte de cambio climático poco favorable y con presiones internas añadidas, como por ejemplo la desaforada subida de los costes eléctricos.
Podríamos decir pues que la innovación es, para el regadío, una realidad obligada por las exigencias del guión. Una necesidad para su supervivencia. Del modo en que el regadío ha afrontado el reto con determinación y apertura hay evidencias apabullantes.
En los últimos 20 años, se han invertido más de 4.000 millones en la modernización de regadíos en Andalucía, de los que los regantes han aportado más de 2.000 millones, recurriendo para ello a financiación externa.
Gracias a estos proyectos, han logrado mejorar la eficiencia de sus instalaciones colectivas y particulares, contribuyendo a un ahorro medio de agua de hasta el 20% en las explotaciones modernizadas y llevando a las zonas regables sistemas telemáticos de control de caudales impensables hace una década.
Nuevos retos
Cualquiera que visite una comunidad de regantes y espere viajar en el tiempo se llevará una sorpresa enorme, porque no viajará hacia atrás, sino hacia adelante: los sistemas de telecontrol y la automatización de procesos es lo que caracteriza hoy la gestión de las zonas regables. Y esto no es el fin, sino solo el inicio.
Las comunidades empiezan a adentrase en otros frentes, como el de la eficiencia energética, donde si no se han dado más pasos es probablemente por los obstáculos existentes -es muy lamentable el perjuicio y la limitación que el llamado impuesto al sol ha supuesto a la producción de energías renovables para autoconsumo- o el uso de fuentes alternativas de agua, como las aguas regeneradas.
Naturalmente, las organizaciones representativas de las comunidades de regantes no podemos ser ajenos a esta orientación a la innovación. Al contrario, debemos liderarla, y en eso estamos en Feragua desde hace unos años, participando en proyectos innovadores, muchos de ellos con financiación europea, ganados en procesos de concurrencia competitiva, y que representan sin duda la vanguardia de la investigación aplicada al mundo del regadío.
El último que nos han concedido es Reutivar. Se trata de un proyecto pionero en Europa que va a evaluar la aplicación de aguas regeneradas -aguas residuales tratadas y recuperadas- al cultivo del olivar. Su primer objetivo es, de hecho, optimizar el tratamiento de regeneración de aguas al uso específico del olivar, el cultivo de mayor implantación en Andalucía. El segundo, desarrollar un sistema de precisión de fertirriego, ajustado al uso de aguas regeneradas en el olivar, optimizando el uso del agua y los nutrientes.
Coordinado por Feragua, el Centa, la Universidad de Córdoba y la Comunidad de Regantes del Tintín, Reutivar es un proyecto innovador cofinanciado por la Junta de Andalucía y la Unión Europea con Fondos Feader 2014-20, que ha sido seleccionado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía en el marco de sus ayudas a la innovación en materia de productividad y sostenibilidad agrícola en el sector del olivar.
En línea con Europa
La importancia estratégica de este proyecto deviene, en primer lugar, porque el uso de aguas regeneradas es una de las estrategias básicas alentadas por la Unión Europa para gestionar los desequilibrios hídricos. Y en segundo lugar, por la relevancia que tiene el olivar en nuestra Comunidad desde una dimensión social y económica, especialmente en el medio rural.
En concreto son más de 500.000 hectáreas las ocupadas por el olivar de regadío en Andalucía, 19 los millones de jornales que genera una campaña media, 250.000 las familias de olivareros que viven de forma directa de este cultivo y 300 el número de pueblos andaluces en los que el olivar representa la actividad económica principal.
Pero el olivar necesita agua, y cada año ya consume en Andalucía una media de 864 hm3 anuales, el 21% de las demandas totales en la región. Resulta además que las previsiones de demanda de agua para el regadío aumentarán con el cambio climático, que profundizará así el déficit hídrico de las cuencas andaluzas, obligando a recurrir a nuevas fuentes de aguas para atender cultivos de gran valor económico y social, como es el olivar.
Estudiar las posibilidades que ofrecen las aguas regeneradas para el olivar, además de ser una iniciativa de apoyo y fomento de la economía circular, es un proyecto de máximo interés para el regadío andaluz, que necesita de la innovación para garantizar su futuro y seguir mejorando su competitividad social, económica y medioambiental.
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