Tribuna Económica
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El encuentro la pasada semana en Sevilla del mundo cerealista, convocado por Northstar Brokerage, puso de manifiesto que hay pocas esperanzas de que el precio del trigo duro se recupere y las razones son sencillas: la producción mundial ha sido muy elevada y el consumo no ha seguido el ritmo. "Tenemos una avalancha de trigo y no sabemos dónde venderlo", afirmó, en una síntesis perfecta de la situación actual del mercado internacional del trigo duro, Philipe Werle, socio fundador de la empresa sevillana que organiza cada año el Andalusian Commodity Exchange, la antigua Bolsa de Materias Primas.
Werle comentó que este año "los agricultores van a tener mala suerte con los precios porque falta especulación y han bajado los consumos". Se han dado buenas cosechas en todos los países, empezando por Canadá, así como en el centro de Europa -Eslovaquia, República Checa, Austria y Hungría-, y además en Rusia aumenta la superficie de cultivo. "Tenemos unos stocks elevados y unas cosechas de fin campaña importantes, y esto se traduce en precios bajos para el agricultor", agregó.
Philipe Werle estima que habrá unos precios del trigo duro asimilados a los del trigo blando o forrajero, "mientras que antiguamente había un diferencial importante, que se está perdiendo".
Muy similar es la apreciación del jefe de ventas de la Sección de Cereal de Manzanilla Olive, José Manuel Rodríguez, quien afirmó que el sector está pasando una crisis importante durante los últimos diez años, en los que el cereal, de forma genérica -trigo duro, trigo pienso y girasol- tiene precios muy bajos.
El representante de Manzanilla Olive, una de las firmas que patrocina el evento, indicó que "llevamos tres años seguidos con unas producciones récords. El cereal pienso es una commodity a nivel internacional y lo que pase hoy en Australia o en Chicago nos afecta mucho, porque en los puertos entra una gran cantidad de mercancía y a día de hoy hacer rentables los cereales está costando mucho trabajo".
Debido a esta situación, los expertos constatan que se están produciendo rebajas en las superficies de siembra de cereales en Andalucía, en unos cultivos más que en otros, en favor de cultivos arbóreos, olivar fundamentalmente y algo de almendro, porque el agricultor busca el cultivo que le haga rentable su explotación.En opinión de José Manuel Rodríguez, en los próximos diez años la tendencia en secano es a mantener el aumento en el cultivo del olivar, en detrimento de otros como el girasol y el cereal.
Antonio Parda, fundador de Cadecap, otro de los patrocinadores del encuentro internacional, explicó que el trigo duro históricamente ha tenido un peso muy importante en el campo en Andalucía. Debido a la situación de devaluación de los precios, afirmó que se se nota una apuesta "por el trigo blando, por esa menor variabilidad en el precio y es que llevamos ya cuatro años padeciendo esta tendencia".
Explicó que esta dinámica está llevando a los productores a cambiar la mentalidad de almacenar a la espera de que el precio suba y están comercializando de inmediato parte de la cosecha. "Hoy en día, con la transparencia sobre los mercados internacionales que hay, el agricultor puede conocer perfectamente los precios en todo el mundo, la gente está continuamente interviniendo en los mercados". La alternativa que tienen los productores andaluces "es intentar conseguir un producto que sea más homogéneo, más uniforme, para que los industriales cuando compren una partida sepan perfectamente las especificaciones y que no haya mucha variabilidad, porque a la hora de fabricar es más complicado", dijo.
"Hoy en día el profesional de esto tiene que saber de todo, no sólo de producto, tiene que tener una información, y este mercado es en tiempo real, literalmente. Es un mercado que se comporta igual que las acciones bursátiles y lo que vale es la cotización internacional", agregó.
A nivel nacional se espera que se siembre un 13% menos que en 2017, pudiéndose alcanzar las 800.000 toneladas. El trigo duro es un mercado especialmente importante para Andalucía, dado que representa el 80% de la cosecha nacional y es la primera en salir. Las previsiones de los analistas indican que se sembrarán alrededor de 220.000 hectáreas, 30.000 menos que en la pasada campaña, lo que se traducirá en 650.000 toneladas. De ellas, unas 300.000 toneladas se destinarán a la exportación, a lo que hay que sumar otras 150.000 toneladas almacenadas de años anteriores, que también saldrán fuera de España.La segunda comunidad autónoma en importancia, Aragón, sembrará unas 100.000 hectáreas, 20.000 menos que en 2017.
En girasol, las condiciones de siembra han mejorado tanto en Andalucía como en el resto de España debido a las precipitaciones de las últimas semanas. No obstante, la superficie de siembra en Andalucía puede menguar con respecto a 2017 debido al aumento de siembras de garbanzo y otros cultivos alternativos.
En cebada nacional hay previsión de buenas campañas y rendimientos por hectárea muy positivos. Ante estos buenos augurios, los almacenistas están vendiendo para dejar espacio y quedarse así con un mínimo volumen de grano para el enlace de campaña.
En maíz, por lo que a España se refiere, se viene observando una pérdida de rentabilidad con respecto a otros cultivos. Esta circunstancia está dando lugar a una paulatina reducción de la superficie cultivable en los últimos años. Así, se prevé una cosecha para este año de alrededor de tres millones de toneladas, frente a los 4,5 millones de toneladas alcanzados en 2015. En el contexto internacional, la anterior campaña supuso una producción récord mundial de 1.075 millones de toneladas, con un stock final de campaña de 230 millones de toneladas, lo que ha provocado en los últimos meses una situación de oferta agresiva, donde incluso la UE ha tenido que activar sus mecanismos de protección. Sin embargo, los expertos estiman que la presente campaña viene marcada por una disminución de la cosecha en las principales zonas productoras -EEUU Argentina y Brasil-, con una producción estimada en 1.040 millones de toneladas, cifra que conllevará un balance final de 197 millones de toneladas. Los analistas consideran que esta circunstancia debe comportar una revalorización de la cotización internacional y local del maíz que, de hecho, se observa ya desde hace algunas semanas.
La X edición de la Andalusian Commodity Exchange, celebrada en el teatro Lope de Vega y organizada un año más por la empresa sevillana Northstar Brokerage, contó con la participación de más de 500 asistentes en representación de 23 países, tres más que en 2017 -Kazajistán, Turquía y Rusia son los nuevos- cifra que viene a consolidar este encuentro de ámbito internacional.
Las seis ponencias expuestas han servido para radiografiar el sector mundial de las materias primas. En esta ocasión participaron J.P. Everling, CEO de Transgrain Francia, quien habló sobre el balance mundial de trigo y cebada. Al mercado mundial del trigo duro se refirió Ryan Caffrey, senior trader de CHS de EEUU. Por su parte, el analista senior José Clavijo, de la agencia de comunicación Thomson Reuters, analizó el mercado del maíz a nivel mundial, mientras que el balance de las harinas proteicas lo expuso Alejandro Llorens, trader de Louis Dreyfus de Madrid.
El balance sobre la situación internacional de los aceites vegetales corrió a cargo de Kees Vrins, CEO de la empresa helvética Allseeds. Y cerró el turno de intervenciones Hunter Kaestner, director of international containers of Stone Arch (EEUU), quién habló sobre la introducción de granos importados en contenedores.
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