Alfonso Guerra: "Pactar con Cs es más natural que con Podemos"
PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE ALFONSO GUERRA EN CÁDIZ
Alfonso Guerra conversa con José Antonio Carrizosa sobre el pasado y el presente de la política española
Una vez finalizada la presentación del libro, Alfonso Guerra se sometió a una entrevista en público que fue realizada por José Antonio Carrizosa, director de publicaciones de Grupo Joly. Éste es un extracto de la conversación que mantuvieron el político y el periodista.
–¿Qué pasó para llegar a la situación de 2015?
–Al malestar social del ‘no nos representan’ se sumó un coro de políticos y periodistas que se lanzaron a una batalla contra el bipartidismo. Entonces había trece partidos en la Cámara. Ahora hay trece partidos. Antes dos de ellos ocupaban el 80% y ahora ocupan el 60%. ¿Es mejor el Parlamento de hoy al de ayer?
–¿Qué le ha pasado al PSOE en este tiempo?
–Todas las generaciones tienen derecho a tener su propia estrategia y otros tenemos derecho a discrepar de esa estrategia. En mi opinión, se ha perdido el concepto del sentido común.
–¿Y cuándo se perdió? ¿En 2004?
–Digamos que a mitad de esa legislatura.
–¿A qué han jugado los socialistas catalanes?
–En los años de la dictadura un millón de andaluces, extremeños, aragoneses llegaron a Cataluña. Se encontraron con el nacionalismo catalán, que entonces era representado por la burguesía, no como ahora, que la burguesía catalana va detrás de la CUP. Pensó aquella burguesía que corría el peligro de que los emigrantes les desdibujaran y crearon a través de los medios de comunicación, a través de las escuelas una especie de supremacía moral. El PSOErepresentaba a esos emigrantes y en determinado momento se plegó a esa supuesta supremacía moral. Entonces vino una andaluza y ganó las elecciones catalanas.
–¿Aplicaría el 155?
–Es un artículo como cualquier otro de la Constitución. Y tuvo el respaldo del cien por cien de la Cámara. Hay que aplicarlo cuando haya que aplicarlo. Rajoy lo hizo tarde y durante poco tiempo. Ahora el PP lo quiere aplicar de manera permanente y eso no lo permite la Constitución.
–¿Corre riesgo de desdibujarse el carácter constitucionalista del PSOE?
–No creo que exista esa veleidad.
–¿Piensa que la Corona sigue teniendo ese papel de cohesión que tuvo durante la Transición?
–Sin duda. Quién le iba a decir a un republicano como yo que el poder que iba a sostener la democracia iba a ser la monarquía. A principios del XX había cuatro poderes que impedían que España progresara como un país moderno. Uno era la monarquía, además de la espada, la cruz y las grandes fortunas agrarias. La monarquía ha actuado con decisión el 23 de febrero del 81 y el 3 de octubre de 2017, no suenan los sables de los militares y la Iglesia, con una de cal y otra de arena, también empuja. Sólo podría decir que hay algunas grandes fortunas que sí que están al servicio de los termiteros de la democracia.
–Hay quien piensa que la Transición fue un blanqueo del franquismo.
–El franquismo no se puede blanquear ni con sosa cáustica. A la muerte del dictador, el Movimiento tenía dos opciones: o retrasar lo inevitable o asumir los aires que se respiraban en la calle. Ahora me voy a poner una medalla. Cuando el consejo de Gobierno le presentó una terna al Rey y éste escogió a Suárez, un hombre del Movimiento, todo el mundo dijo que era el triunfo de los inmovilistas. Sólo un editorial, en un periódico clandestino, dijo que Suárez podía ser solución. Lo escribí yo en El Socialista. ¿Quién mejor para desmontar el Movimiento que alguien que lo conocía por dentro?
–¿Cuál fue la gran renuncia de los socialistas? ¿La República?
–No renunciamos a la República. La gente piensa que no se votó. Sí se votó la monarquía y ganó.
–En un paquete muy amplio.
–Pero se votó.
–¿La moción de censura de Rajoy lo estropeó todo?
–A mí la moción me pareció bien, lo que no me pareció bien es que no se hiciera lo que se dijo, que dijera que se iba y se quedó.
–Deslumbrado por el poder.
–La gente le coge gusto a las cosas.
–La erótica del poder.
–Yo abrí todos los cajones buscando esa erótica y nunca la encontré.
–Usted mandó mucho.
–Eso es una leyenda. Trabajé mucho y podía tener apariencia de poder, pero no.
–Al menos creó ese personaje que se complementaba con González.
–Yo no creé ese personaje, me lo crearon. Admito que funcionaba y por eso lo alimenté, pero no era yo. De hecho, le aseguro que yo no tenía ninguna vocación política. Yo estaba en el mundo del teatro y como me lo prohibían todo pues pensé que había luchar contra eso. Cuando llegó la democracia dije me voy, y me dijeron que no; cuando llegamos al poder dije me voy, y me dijeron que no...
–¿Por qué acabó ese contrapunto con González?
–Yo le decía a Felipe tú tienes que ir por el centro de la calle y yo iré por la acera y por la otra acera que vayan otros. Cuando saltó a la otra acera se acabó.
–¿Es usted de izquierdas?
–Sí. La izquierda es la ideología que tiene la empatía para pensar en los demás. En ese sentido, hay gente en la derecha que es de izquierda y gente en la izquierda que es de derechas.
–¿Pedro Sánchez es de izquierdas?
–Yo no juzgo a los demás, pregúnteselo a él.
–¿Y Pablo Iglesias?
–Bah, es un impostor. La gente dice que no se puede ser antinada y yo sí soy anti muchas cosas. Soy antinacionalista, antiviolencia de género y antipopulista.
–Parece que el único aliado del PSOEes Podemos.
–Me cuesta hablar de alianzas antes de los resultados. Resulta más natural que el PSOE se alíe con Ciudadanos que con Podemos. Y si suman, Cs será el primer interesado.
–Hay un cordón sanitario, como se dice ahora.
–Rivera hizo una labor extraordinaria en Cataluña. Luego se obsesionó con dar el sorpasso al PP y ahora se encuentra con que no veta a Vox pero sí a un partido constitucionalista como el PSOE. ¿En qué está pensando?
–¿Cómo se hacían las listas en su tiempo?
–No se ponían y se quitaban caprichosamente. Al finalizar la legislatura hacíamos un informe sobre la capacidad y el trabajo de todos los diputados. Si uno sabe de Agricultura o de Presupuestos no me lo quites...
–¿Alguna vez le impusieron a alguien?
–Una vez el secretario general me dijo tienes que ponerme a éste donde sea. Era complicadísimo. No le tragaba nadie. Después de muchas negativas me fui a una de las agrupaciones más disciplinadas, Jaén. Les dije mira , lo dice el jefe. Dijeron bueno. Era Miguel Boyer.
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