La tribuna
Salvador Gutiérrez Solís
Violencia de por vida
La lluvia caída en Andalucía durante la pasada Semana Santa tiene también su parte negativa. Los responsables de los servicios de emergencia alertan de que la abundancia de vegetación que han provocado es una amenaza real ante la temporada de alto riesgo de incendios forestales que se ha iniciado con la llegada del mes de junio. A esto se unen las cada vez más largas y frecuentes olas de calor que generan las condiciones adecuadas para que estos fuegos, sobre todo los llamados incendios de sexta generación, se conviertan en muy virulentos.
En lo que llevamos de año, los bomberos han atendido algunos conatos que no han pasado a mayores, en parte por la estrategia desplegada en la lucha contra ellos, ya que se activan numerosos efectivos con todo tipo de vehículos para cualquier incidente. Se evita así que el fuego se extienda más rápido y se le cortan las vías de expansión.
Claro que lo importante no es el número de fuegos sino la intensidad y calificación de los mismos. En 2022, los agentes de la Unidad de Policía Adscrita a la Junta de Andalucía investigaron 67 incendios forestales, mientras que el año pasado, en 2023, la cifra ascendió a 107 fuegos en el monte. En ambos casos, lograron esclarecer el 88% de los mismos, dejando constancia de las circunstancias que los habían producido.
Una de las labores clave de esta Policía Autonómica es la prevención. En 2023, se registraron 8.030 denuncias interpuestas por conductas de riesgo, frente a las 7.114 de 2022 o las 5.210 de 2021.
La campaña de incendios forestales del 2022 fue especialmente dura en Andalucía según el propio Comité Asesor del Plan Infoca. La campaña de incendios del verano del 2022, que se ha extendido hasta el 15 de octubre (cuando el nivel era de riesgo extremo), se cerró con de 153 incendios forestales y más de 15.564 hectáreas quemadas.
Eran menos incendios que en el mismo periodo del año anterior, pero más hectáreas arrasadas dada la gran dimensión de muchos de estos incendios que, como el de Los Guájares (Granada), Pujerra o Mijas (estos dos últimos en Málaga) permanecieron activos durante más de veinte días y han arrasado, sólo entre estos tres, 4.810 hectáreas de matorral y 5.970 hectáreas de arbolado.
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